¡Vaya semana, la pasada! Los tipos que la iban de republicanos y formales, para decirlo bien y pronto ahora se cagan en todo: en las Naciones Unidas, la OEA y hasta la CIDH, nada menos. Y mantienen a Milagro Sala en cautiverio, secuestrada como harían vulgares bandas delictivas. 

La desobediencia a su inmediata liberación, como mandan compromisos del Estado argentino, resulta grotesca sobre todo porque está dirigida por el mismísimo presidente Macri, quien al terminar lo que La Nación definió como “retiro espiritual” en Chapadmalal dijo que le “parecía” que “había una serie de delitos importantes que ameritaban que hubiese causas” y por eso “pedí al gobernador que transmita con claridad, y sin segundas intenciones, lo que pasó en Jujuy”. O sea, jurídicamente nada; sólo el “parecer” del Sr. Macri y su gabinete, basado en las tropelías del racista gorilaje jujeño, que es tan torpe políticamente que hasta el ideólogo ultramacrista de La Nación, Joaquín Morales Solá, aconsejó ayer domingo terminar con el asunto, liberándola.

La enorme gravedad institucional del caso sólo se condice con un gobierno cuyos funcionarios y aliados miran para otro lado cada vez que sus esbirros salen a atemorizar a la ciudadanía con órdenes precisas y permisos de vale todo, en el mismo estilo feroz y mentiroso que aprendieron de tipos como Camps y Etchecolatz. Sólo que ahora mandados, todo lo indica, por una ex montonera devenida fan macrista, que en vez de sentir nostalgia de París se diría que más añora viejos autoritarismos dizque revolucionarios.

El canal de cable C5N fue evacuado por una amenaza de bomba durante la emisión de El Destape, el más duro programa denunciador del Presioffshore. El conductor Roberto Navarro ya había sido agredido en plena calle por hombres con anteojos oscuros (típicos de aquellos viejos y asquerosos tiempos) así como amenazado de muerte mediante llamado anónimo a su teléfono celular.

Casi a la par, en la hoy neo-nazificada Mar del Plata el pasado sábado 26 el periodista Bruno Ciancaglini, que cubría el Festival Internacional de Cine, fue esposado, amenazado y retenido arbitrariamente durante cuatro horas por agentes de la bonaerense.

También en Mar del Plata fue baleado no hace mucho el local de La Cámpora. Y antes en la santafesina ciudad de Rincón el joven dirigente Iván Franco fue detenido y torturado junto a Emiliano Mendoza, ambos de La Garganta Poderosa, y salvajemente apaleados dentro de una comisaría.

Antes, en agosto, la periodista Cinthia García sufrió intimidatorias visitas. Y a comienzos de noviembre tipos armados entraron en la sede de la organización Tupac Amaru, en la macrista capital argentina, amenazando a destajo para que “se dejen de joder” pidiendo la libertad de Milagro Sala. Y poco más acá Hebe de Bonafini denunció el sabotaje a su celular y línea telefónica fija, casi en paralelo a que en un hotel jujeño se discriminara miserablemente a Estela de Carlotto.

Ante todo eso el Gobierno no sabe o no contesta, y si acaso respondiese sólo diría otro estúpido “ésa te la debo”.

Mientras tanto, se acumulan las denuncias por la Corrupción M y no sólo porque cada semana se conocen más negocios offshore sino por el modo inmoral de seguir garantizándole impunidad a los sacadólares mediante lo que llaman “blanqueo”, vocablo que es toda una confesión porque implica el reconocimiento explícito de que todos esos tipos tienen dineros en negro, o sea no declarados, o sea sacados del país de manera chueca e ilegal. 

Por si fuera poco, la vicepresidenta Michetti sigue complicada en causas y turbiedades, igual que una docena de altos funcionarios y amigos del Sr. Macri procesados e imputados en delitos de corrupción; la Cancillería cumple la orden imperial de destruir el Mercosur ahora con la excusa de expulsar a Venezuela; y en materia educativa el macrismo avanza silenciosamente en la preparación de planes de estudio neoliberales, es decir economicistas y dizque productivistas, siguiendo el modelo español que ya fracasó en México y del cual aquí casi no se habla, salvo dignas excepciones.

Claro que, aunque la demolición institucional que practican estos tipos es inédita y va por todo, el problema para el pueblo argentino que trabaja y sufre cotidianamente las brutalidades económicas y policiales es que en la oposición política al Régimen M no se observa nada realmente nuevo. Nada que entusiasme como posible alternativa verdadera. El liderazgo de CFK parece fuera de discusión, pero las movilizaciones en su entorno se han adelgazado y faltará a la verdad quien diga que por debilidad de conducción. El problema no está ahí sino en la necesidad y urgencia de atreverse a salir de los libretos clásicos del peronismo. Que dieron muchísimo pero sin profundidad ni consistencia a futuro, y hoy parecen agotados.

Además, ya hace mucho que se sabe y se ve que los más leales no son los que dicen a todo que sí, de igual modo que es evidente que las disidencias oportunistas jamás dan buenos resultados. Del otro lado el camino de las trenzas que tanto parece agradar al massismo es viscoso e improbable. Y el afán de los lobbies también, porque siempre ven la realidad con ojos miopes. Ha de ser por eso que no aparecen nuevos liderazgos confiables, ni conducciones alternativas basadas en principios y no en seguidismos acríticos, mansos o acomodaticios.

Lo que está faltando son nuevas formas de hacer política. Sin especulaciones ni careteos. Sobre todo ahora que estamos gobernados por caretas perfectos, que carecen de sensibilidad y conflictos morales por definición.

En el campo nacional y popular, y con toda urgencia, habría que empezar a buscar a los mejores herederos de lo mejor K. Menuda tarea para estos tiempos de palos y defecaciones.