La historia nunca se repite en forma idéntica. No obstante, a un año del comienzo del gobierno de Mauricio Macri, ciertas claves de su gestión en la Ciudad (2007-2015) pueden mostrar continuidades e indicios de lo que vendrá. Los aumentos de impuestos y tarifas, los despidos como carta de presentación y el endeudamiento son algunos de los puntos en los que los ocho años en el gobierno porteño podían funcionar como un prólogo de lo que Macri hizo después a una escala mucho mayor. 

Salvando las distancias, Macri viene aplicando una política similar a nivel nacional con el aumento de tarifas de los servicios públicos. Un rápido repaso indica que el gas aumentó entre un 400 y un 500 por ciento para usuarios residenciales y comercios respectivamente, luego de que el incremento llegara hasta la Corte Suprema. El año próximo habría entre dos y cuatro aumentos, según planea el Ministerio de Energía. En tanto, la electricidad incrementó su tarifa entre un 200 y un 900 por ciento, según el consumo y la empresa que presta el servicio. Para el año próximo, Edesur pidió un aumento promedio del 31 por ciento y Edenor, del 30 por ciento, muy por encima del 17 por ciento de inflación que supuso el gobierno nacional en el Presupuesto 2017. El agua, en tanto, incrementó su tarifa un 375 por ciento y va por el mismo camino para el año que viene.

Pese a la promesa de campaña de eliminar el Impuesto a las Ganancias para los trabajadores, este año se incrementó la cantidad de personas que lo tributan. “Hay algo que une su gestión porteña y la nacional, que es la forma de presentar al Gobierno como un quiebre con el pasado, independiemente de que no modificó ninguno de los instrumentos centrales”, indicó el ex legislador Martín Hourest. “Hubo sí en su primer año en la Ciudad y en la Nación una redistribución de ingresos, pero sobre todo de capital simbólico”, remarcó.

No obstante, el Estado no se achicó. Un informe de La Fábrica porteña –el think tank del kirchnerismo porteño– indicó que el gasto de la administración creció: pasó de representar el 13 por ciento de todos los gastos en 2007 a requerir el 15 por ciento cuando se fue Macri. Pese a esto, el líder del PRO logró instalar en la campaña la idea de que era un gobernante austero.

Los despidos en el país cobraron una escala que no tiene relación con lo ocurrido en la Ciudad: fueron cerca de 11 mil en la Nación, unos 70 mil contando a los Estados provinciales y municipales a los que se sumaron otros 162 mil privados, según los últimos informes del CEPA, que cuenta tanto despidos como suspensiones. En total, superaron los 200 mil puestos de trabajo destruidos sólo en el primer año de gobierno. En la Ciudad, comenzó con conflictos con el gremio estatal Sutecba y luego encauzó la relación. Las negociaciones con la CGT podrían seguir el mismo camino.

No obstante, Macri mantuvo el déficit fiscal: su último año como jefe de gobierno cerró con un rojo de 7750 millones de pesos. Durante sus dos mandatos porteños, Macri acumuló un déficit de 19.203 millones de pesos, que representaba el 3,4 por ciento del gasto total cuando Macri llegó al gobierno de la ciudad y cerró en 2015 como el 8,7 por ciento. El incremento del déficit en sus años de jefe de gobierno fue del 255 por ciento. Macri tuvo déficit fiscal en siete de los ocho años al frente de la ciudad. 

En su primer año en la Presidencia, se endeudó por un total de 50 mil millones de dólares, que representan el 9 por ciento del PBI. La deuda externa está acercándose a los 200 mil millones de dólares, el equivalente al 30 por ciento del PBI.

En la Nación, los principales recortes que se denunciaron fueron en Derechos Humanos y en Ciencia y Técnica, aunque también se registró la subejecución del presupuesto en áreas como la de Salud. El año que viene la Secretaría de Derechos Humanos reducirá sus fondos en un 15 por ciento. El programa de “fortalecimiento de procesos judiciales contra delitos de lesa humanidad” será recortado a la mitad. El presupuesto de Ciencia y Tecnología tendrá en 2017 un recorte de su participación en el total.