La decisión vaticana, aprobada por Francisco y conocida el pasado 18 de diciembre, según la cual se autorizó las bendiciones a parejas del mismo sexo y a las nuevas uniones de personas que antes estuvieron casadas (“irregulares” para Iglesia)  fue, en general, bien recibida en la comunidad LGTBQ+, pero comenzó a generar oposición y rechazos por parte de sectores conservadores de la Iglesia Católica, obispos e incluso de algunas conferencias episcopales.

La declaración Fiducia supplicansemitida por la Congregación para la Doctrina de la Fe, con la firma del prefecto (máxima autoridad), el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, y contando con el respaldo del papa Jorge Bergoglio, fue cautelosa al aclarar que la decisión se adopta “sin convalidar oficialmente su status ni alterar en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el matrimonio”. 

Sobre esta base, varios obispos y conferencias episcopales reaccionaron positivamente frente a la decisión. Georg Bätzing, obispo presidente de la Conferencia Episcopal de Alemania, agradeció el 18 de diciembre la “perspectiva pastoral” de la declaración vaticana y dijo que recibía “con agrado” el documento. En la misma línea el presidente del Comité de Laicos, Matrimonio, Vida Familiar y Juventud de los obispos de Estados Unidos, obispo Robert Barron, afirmó el 21 de diciembre que el documento "de ninguna manera exige un cambio en las enseñanzas de la Iglesia sobre el matrimonio y la sexualidad".

El presidente del episcopado argentino, obispo Oscar Ojea, sostuvo que “el Papa desde la pastoral hace teología, por eso a veces, a algunas mentes, les cuesta entender esto”, e insistió en señalar que la declaración sobre las bendiciones a parejas del mismo sexo “tiene que ver con un redescubrir y revalorizar el sentido" de las mismas.

Sin embargo, tanto las advertencias de la Congregación para la Doctrina de la Fe, como las manifestaciones a favor de la medida no fueron suficientes para los sectores conservadores del catolicismo que no tardaron en expresar su preocupación.

En una entrevista concedida a un medio uruguayo, el cardenal Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo, dijo que se trata de un tema “polémico” y admitió que genera contradicciones en el seno del catolicismo. Aseguró que el documento vaticano “crea confusión”. “Lo que yo creo –subrayó el arzobispo uruguayo- es que a las personas se las puede bendecir, pero a las parejas como tal, en cuanto parejas, no”. Y respecto de las parejas homosexuales dijo que “si uno lo que quiere es acercarse a las personas y que los homosexuales se sientan parte de la Iglesia, me parece bien. Porque la Iglesia es para todos. Pero no se pueden bendecir uniones que la misma iglesia dice que no están de acuerdo con el plan de Dios”.

La Conferencia Episcopal de Zambia sostuvo el 20 de diciembre último que el documento del Vaticano debería "tomarse para una mayor reflexión y no para su implementación en Zambia". En Malawi, la conferencia episcopal dispuso directamente que en ese país “no se permiten bendiciones de ningún tipo para uniones entre personas del mismo sexo".

El vocero de la jerarquía católica polaca, el sacerdote Leszek Gesiak, dijo que se pueden "dar bendiciones a personas individuales con inclinaciones homosexuales", pero sólo a quienes "manifiesten la voluntad de vivir en fidelidad a lo revelado" y sean "individuos que se abstienen totalmente de tener relaciones sexuales".

Los obispos católicos ucranianos de rito latino llamaron la atención sobre el riesgo de "una redacción ambigua que provoca interpretaciones divergentes entre los fieles", señalando a su vez que "el Evangelio llama a los pecadores a la conversión, y sin un llamado a abandonar la vida pecaminosa de las parejas homosexuales, la bendición puede parecer un respaldo".

Los obispos católicos húngaros precisaron que si bien es posible bendecir a las personas independientemente de su sexualidad, "siempre debemos evitar dar una bendición común a parejas que viven juntas en una relación puramente conyugal, no matrimonio eclesialmente válido o relación entre personas del mismo sexo”.

Ante las reacciones contrarias a lo dispuesto en ”Fiducia supplicans” el cardenal Fernández decidió dar a conocer, el pasado 4 de enero, un comunicado con aclaraciones,  en el que, entre otras cuestiones, reitera que la enseñanza de la iglesia sobre el matrimonio y la sexualidad se mantiene inalterable. Según se precisa, “la verdadera novedad” del documento “no es la posibilidad de bendecir a las parejas irregulares”, sino “la invitación a distinguir entre dos formas de bendición diferentes: 'litúrgico o ritualizado' y 'espontáneo o pastoral'”. Sin dejar de señalar que "la prudencia y la atención al contexto eclesial y a la cultura local podrían permitir diferentes modalidades de aplicación, pero no una negación total o definitiva de este camino propuesto a los sacerdotes", Y bajando el tono a los debates el cardenal Fernández, advierte que las bendiciones a las que se hace referencia, de tipo “pastoral”, “no deben realizarse en un lugar destacado del templo o delante del altar”, deben ser “muy breves” y con el propósito de “pedir al Señor paz, salud y otros bienes para aquellas dos personas que lo piden”.

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