Por primera vez en un Encuentro de Mujeres -el número 32- un grupo de quince estudiantes secundarias viajó en grupo, junto a una madre (Claudia Alonso) y una docente (Romina Misenta) para participar de los talleres y formar parte de la marea transformadora que, este año, se concentró en Resistencia. El Centro de Estudiantes del Carlos Pellegrini presentó un proyecto, el 16 de agosto pasado, para que el viaje sea incorporado como un proyecto institucional al consejo consultivo de la escuela media y no lograron el respaldo oficial. Pero viajaron igual y van a intentar que, en el 2018, sean muchas más las que puedan llegar a Chubut. 

-Logramos lo mínimo que es que no se pasen las faltas, pero no mucho más, tuvimos que vender stickers y otras cosas para poder venir, cuenta Azul S.

-Hay pibas que querían venir, pero a los padres les daba miedo o tenían problemas de dinero, explica Julia.

-Estuvimos en un taller de mujeres y sexualidades y me sentí identificada, me di cuenta que no soy la única a la que le pasan ciertas cosas y lo importante que es poner en palabras, rescata Mora.

-A mí me pasó todo lo contrario. Fuimos a un taller de adolescencia y me di cuenta de todos los debates que faltan. Por eso estaría bueno que todos los colegios pudieran venir, promueve Florencia.

Las chicas hablan en ronda, bajo un gazebo que las cubre del sol, del domingo 16 de octubre, entre latitas de picadillo, pan, las que van y vienen para hacer cola en los puestitos que venden brochettes, choripán, empanadas, chipa y pastaflora. Sus pañuelos, también, las envuelven y saben compartir la palabra en la misma ronda que enseña el Encuentro, con una dinámica innata, de mayor escucha y manos levantadas. Ofelia, Victoria, Azul (dos Azules), Julia, Marina, Mora, Florencia, Delfina, Ana, María y Helena son algunas de las que tienen alta práctica en el ejercicio de asamblea y esa gimnasia se nota. En el Pellegrini fueron pioneras en plantarse contra la violencia de género de parte de un preceptor y eso las llevó a adaptar el Protocolo contra la Violencia de Género de la UBA a la escuela de nivel medio. En el taller de Adolescencia ese documento fue un disparador de mucho interés para las asistentes que dejaron sus correos. La idea es que la iniciativa se comparta y pueda ser replicada en otros colegios a lo largo de Argentina. 

Las más chicas no dejan que las traten de chiquitas y marcan la importancia de la diferencia etárea:

-El colegio es un momento crucial porque te la pasás adentro de la escuela hasta los 18. Si no te enseñan a deconstruir mandatos y a respetarte a vos y a los otros es poco probable que te lo enseñen en tu casa, sentencia Azúl S. 

-Una nena de 11, en un taller, contó que sufrió bullyng en el colegio. Hay cosas que nos suceden desde muy chicas, enfatiza Ana.

-Nosotras estamos discutiendo a los 19 lo que nuestras mamás hicieron a los 30 y hoy las chicas lo hacen a los 11 porque ya tienen claro que es violencia, evaluaVicky.

-Si la Educación Sexual Integral (ESI) se aplicara realmente eso generaría un cambio, reclama María.