El área bajo alerta por deforestación en la Amazonía brasileña cayó a la mitad en 2023 tras el cambio de Gobierno en el país sudamericano y se situó en el menor nivel desde 2018, según datos oficiales.

La deforestación afectó a un total de 5.153 kilómetros cuadrados el año pasado, el primer año del nuevo mandato de Luiz Inácio Lula da Silva, frente a los 10.278 kilómetros cuadrados de 2022, el último de la Presidencia del ultraderechista Jair Bolsonaro.

El área bajo alerta por la tala de vegetación en 2023 volvió a niveles parecidos a los de 2018, antes de la llegada de Bolsonaro
al Gobierno, cuando se registraron 4.951 kilómetros cuadrados afectados, según los datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales con base en imágenes satelitales.

En diciembre, la deforestación afectó a 177 kilómetros cuadrados, también el menor nivel desde los 67 kilómetros reportados en 2018.

Pese a la reducción de la deforestación en la Amazonía, la destrucción de vegetación subió en el caso del Cerrado, la sabana tropical que se extiende por el interior del país. Los avisos por tala en ese ecosistema pasaron de afectar a 5.463 kilómetros cuadrados en 2022 a 7.852 en 2023, un aumento del 44 % y el peor dato desde que el Gobierno empezó a recopilarlos en 2018.

El Gobierno de Lula aspira a lograr una deforestación ilegal nula para 2030 y ha reforzado los recursos para fiscalizar el cumplimiento de las normas ambientales, después de una aplicación laxa durante los años de Bolsonaro que aceleró la tala de vegetación nativa.