Los que lo conocen bien aseguran que le tiene un temor inédito al peronismo, a pesar de que se hizo rico en el gobierno de los Kirchner, cuando en base a la Ley de Software y otros subsidios logró armar, en un pequeño garage, Mercado Libre, la transacional argentina que superó ampliamento en valor, negocios y ganancias a los históricos Techint y Arcor. En los tiempos del gobierno de Cristina Fernández, donde se tomó la decisión política de ayudar a compañías de la economía del conocimiento para que crezcan en empleo y negocios, Galperín empezó a moldearse como un ceo de grandes ligas. No estuvo sólo: otro de los que hoy comparten la línea libertaria, como el dueño de Globant, Martín Migoya, también es hijo de ese esquema de fomento de compañías argentinas de garage. 

Muchos recuerdan que cuando el gobierno de CFK empezó a tener problemas con las reservas, se quedó sin dólares y a trató de que actividades que usaban dólares vendieran en pesos, le pidieron a Galperín -que ya tenía la plataforma de venta on line más grande del país- que diera una mano difundiendo la venta en pesos. Por aquellos días hubo un almuerzo del Council de las Américas en el Hotel Alvear y el empresario se dejó ver, tímido, entre los pasillos, sin seguridad propia y pidiéndole por favor a la prensa no hablar el tema. ¿Cómo es que en menos de 10 años ese personaje que era segunda o tercera figura detrás de Paolo Rocca y Luis Pagani no sólo construyó un imperio sino que viró su carácter a un provocador en redes, edificó un séquito de ceos que lo veneran, apoyó a un presidente para lograr su sueño de trabajar sin el Estado controlándolo y hasta se anima, hoy, a bajarle dramáticamente el precio a Telefé, un canal por el que volvió a la carga en las últimas horas con una oferta 50 millones de dólares menor a la pedida por la señal de aire que quiere transformar en su búnker de defensa mediática? 

Lo más llamativo de Galperín, en sus inicios, es que logró algo inédito: los beneficios de la Ley de Software, del año 2011, disponían rebajas de impuestos para las firmas que produjeran o exportaran ese producto. Pero Mercado Libre siempre fue una plataforma de venta de productos on line, ninguna relación con la otra actividad. Sin embargo, pasos sus años pagando 14 por ciento de IVA, 60 por ciento menos de impuestos al Trabajo y cero de Ingresos Brutos. Eso le valió críticas muy fuertes de los empresarios convencionales, sobre todo de los textiles, a los que Galperín suele llamar, en privado, "prebendarios". A su idea, sin dudas muy exitosa, esos beneficios le permitieron acumular ingresos, empleados y negocios en el extranjero, como en Brasil y Colombia, donde hoy tiene mayores ganancias y hasta patrocina a los gigantes del fútbol brasilero. Con la llegada de Mauricio Macri al gobierno, consiguió su primer padrino político. El ingeniero lo llamaba "mi emprendedor favorito", pero ya Galperín era el ceo más grande del país y su empresa valía mucho más de 1000 millones de dólares. Al día de hoy, según figura en el propio balance de Mercado Libre, la firma recibe del Estado Nacional más de 100 millones de dólares anuales en subsidios, mientras él se despacha con críticas al Estado benefactor. 

Genésis de una provocación

Galperín tejió en el Gobierno PRO relaciones con todos en el Gabinete y siguió ganando dinero. Quienes lo frecuentaron entonces aseguraron a Página I12 que "Marcos creyó que Macri le daría ese libre mercado que él quería". Fue allí que empezó a levantar su perfil público. En 2018, en una entrevista que le hizo en la red social Reddit la responsable de la Unidad de Negocios de Mercado Libre, Galperín dejó una frase provocadora, mostrando su esencia, una expresión muy similar a las que tuvo en las últimas horas en la red social X. "Acá queremos gente que esté trabajando porque le fascina lo que hace, porque le encantan los desafíos, las posibilidades de crecer. Y entienda que estamos armando una empresa única en América Latina", dijo. Y agregó que, "cuando empecé, mi sueldo estaba quinto en la lista de prioridades y mal no me fue. Yo les diría que, si realmente su prioridad es el sueldo y les molesta que el aumento haya sido del 5% en vez del 6% o el 8%... entonces MercadoLibre no es el lugar para ustedes". 

Por esos mismos tiempos, más concretamente en el año 2018, el entonces presidente del Mercado Central, Fabián Miguelez, le daba a Galperín un beneficio indirecto pero relevante. Por esas cosas del destino, aquella historia terminará con vinculaciones con el presidente Javier Milei y sus ceos predilectos. En el 18, Miguelez firmó una concesión por 30 años de un predio de 20 hectáreas para la firma Plaza Logística en el Mercado Central. El dueño de Plaza, Eduardo Bastitta, uno de los empresarios que armó la logística electoral de Milei en provincia de Buenos Aires, le alquiló a precio basura a Galperín 8 de las 20 héctareas para poner su centro de distribución. Lo curioso es que años después de esa concesión, Miguelez fue corrido del cargo por presuntas irregularidades. Pero 6 años después regreso: Milei lo designó, en diciembre último, cono director del Mercado Central. Hoy, el centro de distribución que usa Galperín sigue siendo cuestionado por supuestos beneficios impositivos. El primero en ocuparse del tema, en 2018, fue Juan Grabois. 

La caída de Macri y el "exilio" uruguayo

Agotado y al borde de la derrota, el Gobierno de Macri encaró el plan reelección de cara al 2019. Allí, Galperín le devolvió a su padrino parte del apoyo: con un grupo de empresarios armó un chat de Whatsapp llamado "Nuestra Voz", con la idea de militar en el Círculo Rojo la campaña de Mauricio contra su competidor, Alberto Fernández. cada tanto circulaban en las redes flyers con consignas pro mercado, anti Estado y favor de las instituciones, que se ideaban en ese grupo. Lo fundaron junto a Migoya, de Globant y otro de sus socios, Guibert Englebienne, uno de los activos en redes bancando hoy a Milei. También apareció en ese chat Bastitta, de Plaza Logística, además de Cristiano Rattazzi, ex FIAT, Alec Oxenford, de OLX; y Gonzalo Tanoira (Citrícola San Miguel), entre otros. Todo ese pelotón, hoy, migró a un sub chat que se llama "Dolarización" y banca al gobierno libertario. "Están todos más sueltos, más liberados para hablar", describen en ese entorno para explicar la verba suelta del mercader que creció del subsidio. 

Sin embargo, no alcanzó con la militancia de Galperín y Macri perdió duramente las elecciones. En las primeras charlas con sus amigos más cercanos, el ceo contó que se iría del país. Lo curioso: fue uno de los que, tratando de ocultarse, visitó a Alberto Fernández en su por entonces búnker de la calle México, cuando era nada más que un presidente electo. Los que presenciaron la charla relatan que Galperín fue respetuoso y preguntó cuál sería el escenario que se venía. De todos modos, terminó emigrando: se radicó en el Uruguay, en una mansión importante en José Ignácio, pegada a "Casablanca", la residencia de la hija de Mirtha Legrand. Naturalmente, parte del éxodo se dio, también, por beneficios impositivos del gobierno uruguayo para que los ceos argentinos emigren a ese país. Como nada es casualidad en esta historia, Eduardo Bastitta, socio de Galperín en el centro de distribución del Mercado Central y militante de Milei, está armando en Colonia una ciudad específica para que empresarios argentinos se radiquen con impuestos cero, una especie de Luxemburgo a metros del Río de la Plata. 

Milei y el canal de las pelotas

Con el gobierno de Fernández en sus últimas, Galperín apostó primero por Patricia Bullrich y luego por Milei, a quien conoce personalmente y habla más seguido de lo que se cree. Es que el libertario le creó su escenario ideal y hasta le liberó el discurso. Hoy Galperín provoca a políticos, periodistas y usuarios en red social X y estalló en las últimas horas cuando el periodista Mariano Martín develó la parva de dólares que cobra en ayuda del Estado. 

Gente que lo trata seguido asegura que, entusiasmado, quiere aprovechar la oleada para comprar medios y difundir su idea liberal. Algo parecido a lo que quiso hacer Claudio Belocopitt, de Swiss Medical, cuando compró parte del canal América. A Galperín fue el propio entorno de Macri el que le ofreció una participación en La Nación Más, pero lo rechazó. 

La joya nueva del ceo provocador es Telefé, hoy en manos de la estadounidense Paramount. Según contaron a este diario fuentes de la negociación, Galperín se había bajado del proyecto pero se volvió a activar en las últimas horas. "Sería ideal para él, un canal de aire para proclamar las ideas de la libertad", relataron, y aseguraron que hay una mano del gobierno también respaldando. El problema es que los estadounidenses le pidieron a Galperín 150 millones de dólares, y el empresario contestó que no pagará más de 100 millones. De darse, esto no supondría, entienden, la salida del país de Paramount, que seguiría en otros proyectos. Lo que sí negocian es que, si se concreta, Galperín no termine haciendo un ajuste como el que sus asesores en ese negocio ya tienen en un Excel.