La actividad económica en noviembre pasado anotó una caída del 0,9 por ciento en la comparación interanual y una merma del 1,4 por ciento respecto de octubre. Se trata de un período marcado por la incertidumbre política y la expectativa de cambio de régimen económico luego del resultado electoral. Luego, diciembre fue el mes de la explosión inflacionaria y el derrumbe de los ingresos, en manos del combo de política que aplicó el nuevo Gobierno liderado por Javier Milei, conformado por la fuerte devaluación del tipo de cambio oficial y una desregulación económica rabiosa.

Con el grado de intensidad de los cambios en materia económica, noviembre parece que fue hace diez años. Son sólo dos meses atrás, pero en ese momento muchos precios esenciales del consumo cotidiano no habían aumentado casi un 100 por ciento; no existía ningún DNU ni Ley Ómnibus, la nafta y las prepagas todavía estaban regidas por regulaciones que manejaba el Estado nacional y no era inminente un megatarifazo en el boleto de colectivo y las facturas de gas y de electricidad.

Eso no quiere decir que la situación económica fuera buena ni mucho menos. En noviembre, la inflación calculada por el Indec se ubicó en el 12,8 por ciento y el consumo, traccionado en buena medida por compras infladas como forma de protección ante la inflación galopante, subió un 7,7 por ciento. De acuerdo al Ministerio de Trabajo, en noviembre el nivel de empleo asalariado registrado mostró una suba del 1,3 por ciento y permaneció casi estable en relación a octubre.

El EMAE

Según el informe publicado este martes por el Indec, la estimador mensual de actividad económica (EMAE) correspondiente a noviembre anotó una caída del 0,9 por ciento frente al mismo período del año anterior y acumulaba en once meses una merma del 1,3 por ciento.  

Con relación a igual mes de 2022, nueve sectores de actividad que conforman el índice registraron subas, entre los que se destacan explotación de minas y canteras (6,7 por  ciento interanual) y hoteles y restaurantes (3,8 por ciento). También mostró avances agricultura, ganadería, caza y silvicultura (3,6), actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler (1,4), enseñanza (2,4) y servicios sociales y de salud (2,3 por ciento).

Por su parte, seis sectores de actividad registraron caídas en la comparación interanual, entre los que se destaca la industria manufacturera, que bajó un 4,8 por ciento interanual y así aportó 0,9 puntos porcentuales a la variación interanual del índice. También anotó mermas la intermediación financiera (-3,8), comercio mayorista, minorista y reparaciones (-0,8) y electricidad, gas y agua (-2,5).

Según los cálculos del Banco Mundial, la economía argentina habría cerrado el año con una baja del 2,5 por ciento, número que seguramente sea peor al del Indec, que hasta noviembre anotaba una merma del 1,3 por ciento.

En tanto, en el relevamiento de diciembre, las consultoras privadas que participan del relevamiento que compila el Banco Central proyectaron para 2024 un nivel del Producto Interno Bruto (PIB) real 2,6 por ciento inferior al promedio de 2023. Además, la tasa de desocupación abierta para el cuarto trimestre del año se proyectó en 6,6 por ciento de la Población Económicamente Activa. A raíz de la fuerte recesión que provocaron las políticas del gobierno de Milei, la desocupación va a crecer este año.