Las campañas cesaron cuando se encontró un cuerpo sin vida en un tristemente célebre río de Chubut. Un rapto de sensatez aunó a los candidatos que suspendieron chocantes caravanas, actos, cánticos. Concedieron reportajes, quizá podrían haber ampliado la veda anticipada y voluntaria… pero es difícil ceder posiciones unilateralmente. 

Anteayer Sergio, el hermano mayor de Santiago Maldonado, contó que habían reconocido su cadáver por los tatuajes. Es imposible escribir sobre cualquier tema en este diario, hoy en día, sin exaltar la templanza de la familia de Santiago, el modo digno en que soportaron y cuestionaron las mentiras, el desdén, las afrentas del Gobierno, de jueces, Gendarmes y de una caterva ponzoñosa de periodistas consagrados. 

La entereza de las víctimas es una constante de nuestra historia desde hace más de cuarenta años, uno de los pilares enhiestos de una democracia imperfecta. Sergio Maldonado, su compañera Andrea Antico aprendieron de la tradición de las Madres, de las Abuelas, de los familiares de Cromañón o de María Soledad o de tantos otros.

El anuncio del viernes da contexto a la elección de hoy que, como todas, es un jalón positivo para la consolidación del sistema. Pero el cuerpo agredido de Maldonado las ensombrece, modifica su significación, más allá del impacto en las urnas que pueda tener la macabra confirmación. Vamos a hablar de la rutina electoral.

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Qué, quiénes, cuántos: Más de 33 millones de argentinos están habilitados para votar hoy, en casi 100.000 mesas distribuidas en todo el país. Se espera que lo haga más del 75 por ciento del padrón, acaso hasta el 80 por ciento, cifras ambas muy elevadas comparadas con cualquier otro estado del mundo. 

Se renuevan diputados en las 24 provincias y senadores nacionales en ocho, un tercio del total.

También autoridades legislativas provinciales o municipales en quince distritos. Y ejecutivas, empezando por el gobernador y el vice, en Santiago del Estero.

Las provincias que seleccionarán senadores son: Buenos Aires, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones, San Juan, San Luis y Santa Cruz. Le corresponden dos a la fórmula más votada, uno a la segunda minoría.

La mitad de la Cámara baja, 127 diputados, formarán la nueva camada. Surgirán de la decisión del pueblo de cada provincia en (relativa y desactualizada) proporción a su número de habitantes. Buenos Aires aportará 35, la mayor cantidad. En el otro extremo, hay provincias que suman dos. 

La combinación de ambos factores, más la competencia entre la fórmula Cristina Fernández de Kirchner - Jorge Taiana (Unidad Ciudadana) versus Esteban Bullrich-Gladys González (Cambiemos) potencian la clásica preeminencia que tiene “la provincia”. Pero hay muchos aspectos más para dirimir: 

  • La composición del “nuevo” Parlamento que acompañará los dos últimos años del mandato del presidente Mauricio Macri. 
  • Las sumatorias nacionales de sufragios, incluyendo la posibilidad de una “ola amarilla” que fortifique la legitimidad de ejercicio del Gobierno.
  • Los resultados parciales en cada provincia, mucho más determinantes en las que votan senadores y la que define su próximo gobernador.

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De agosto hasta hoy: Las Primarias Abiertas (PASO) celebradas el 13 de agosto demarcaron preferencias que seguramente se corroborarán en grandes trazos esta noche o en las primeras horas de mañana, cuando se conozca el escrutinio provisorio. 

Cambiemos se consolidó como única fuerza con presencia en todos los territorios y concretó un importante total nacional, superando el 34 por ciento del electorado.

El kirchnerismo resultó la segunda. Tuvo presencia significativa en algunas provincias, con distintas configuraciones. Sola en Buenos Aires, imponiéndose en internas pluralistas (Ciudad Autónoma) o en internas peronistas (Santa Fe y Chubut) sin agotar las variantes.

La polarización entre estos dos rivales prevaleció en el cuadro general, necesariamente variopinto dada la especificidad histórica de cada provincia.

El Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) es la tercera coalición nacional. Sin conseguir congregar a todas las expresiones de izquierda radical o clasista, es la fuerza más sólida. Casi todas las alternativas de similar signo ideológico quedaron por debajo del umbral del 1,5 por ciento de los votos en las PASO: no pueden participar hoy. Una de las claves de esta pseudo segunda vuelta es como se pronuncian aquellos ciudadanos que se quedaron “sin partido” en las PASO. Quizá la izquierda consiga traccionar nuevos apoyos desde ese conjunto.

Otros partidos padecieron la polarización, los desempeños de “los terceros en discordia” resultaron usualmente opacos. En cinco provincias quedaron tres boletas con más del 15 por ciento de los votos para diputados: la tendencia dominante fue el bipartidismo fáctico.

Hoy se verá si consiguen conservar sus magras cosechas o padecen la recidiva de la capacidad gravitatoria de los partidos más convocantes.

La polarización influyó en las pálidas performances de gobiernos provinciales no macristas ni peronistas: el Movimiento Popular Neuquino (MPN) y el socialismo en Santa Fe. El MPN, todo modo, llegó a un cierre parejo con otros tres partidos (macrismo, peronismo, uno local) y tal vez consiga repechar la cuesta. Hay tres bancas en juego, todo indica que tendrán distintos dueños.

El panorama para el socialismo santafesino, que quedó tercero, pinta más oscuro. Pero, como todo lo que se insinúa en esta nota, habrá que esperar al recuento para hablar en firme.

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Operaciones y anhelos: La ambición confesa del oficialismo es mejorar el resultado de las PASO, alcanzando a un 40 por ciento en el agregado nacional y en Buenos Aires. Es una ambición elevada, no imposible. 

Más accesible luce el afán de la coalición oficialista de ampliar las rotundas victorias obtenidas en Córdoba y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Es asimismo muy factible que sostenga la preeminencia en otras tres provincias que gobierna: Mendoza, Jujuy y Corrientes.

El anhelo se expande a distritos que salieron casi empatados pero con Cambiemos a la zaga del kirchnerismo: Buenos Aires, Santa Fe, Chubut, Tierra del Fuego.

La campaña de Cambiemos se inclinó por el minimalismo: equipo que gana, retiene la pelota. Aprendió a esconder al ex ministro Esteban Bullrich (por razones diversas su tocaya Patricia también cerró la boca en el último mes). María Eugenia Vidal hizo excepción, multiplicando su presencia en canales de tevé, radios y diarios amicales. La diputada Elisa Carrió también fatigó medios haciendo gala de su temperamento y verborragia. A diferencia de María Eugenia se apartó del libreto y de propagar ondas de paz y amor. Perdió los estribos y el decoro. Derrapó horriblemente en la recta final sin poner coto a su desprecio por la familia de Santiago Maldonado y por éste mismo. 

Con el apoyo fervoroso de “los mercados”, el dólar quieto, el macrismo se percibía intocable. Reforzó sus chances con dos operaciones de cirugía menor, pongalé. Consiguió que el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, retirara su lista de las elecciones. Una jugada equiparable al suicidio, que ya tendrá un capítulo en el libro Guiness. Con esa movida, Cambiemos podría acortar la formidable diferencia que le sacó el peronismo local, aligerado del contrapeso piantavotos: el senador Miguel Pichetto. Merced al sistema proporcional, el macrismo podría rasguñar uno de los dos diputados en pugna con apenas la mitad más uno de los votos del peronismo.

 En Tierra del Fuego concretó movida parecida, menos espectacular. En ese caso, se retiró un correligionario radical que iba con bandera propia. Quedan entonces tres participantes (la otra es la gobernadora Rosana Bertone) para dos bancas.

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Repetir estaría bien: Para el espacio kirchnerista sería valioso conservar el score de agosto, en particular en Buenos Aires, Santa Fe, Chubut, Tierra del Fuego y Río Negro. Primacía obtenida de visitante, en provincias que no gobierna.

Los gobernadores afines al espacio liderado por Cristina son tres con surtidos grados de adhesión y de tiempos andando como compañeros de ruta. La más afín, la santacruceña Alicia Kirchner, padeció un revés tan anunciado cuan drástico que parece irreversible. 

Menos se esperaba la rotunda caída del sanluiseño Alberto Rodríguez Saá a manos de un ex aliado y gobernador de su fuerza. Optimistas extremas de la voluntad, sus huestes aspiran a un sorpresazo. 

Gildo Insfrán, el eterno formoseño, ganó con holgura que es costumbre.

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El panperonismo nuestro de cada día: El peronismo no (o anti) kirchnerista con más poder es el que gobierna provincias. Salvo los gobernadores aludidos en el párrafo anterior, los demás esperan una caída de Cristina Kirchner para intentar una improbable reconstitución del peronismo aislando a su sector interno más popular y convocante. Un proverbio parido en estos meses reza que “sin el kirchnerismo no se puede aspirar a la unidad, con el kirchnerismo solo no basta”. Los “gobernas” apuntan a desdecirlo.

De momento son un archipiélago de expresiones territoriales, con nula intervención en otros distritos. Llamarlos confederación sería un exceso, nada los articula al día de la fecha.

Jugaron sus chances solo de locales sin haber urdido ninguna acción ni alianza común. La táctica era amurallar los feudos, pisar firme en rodeo propio… y después ver.

El saldo promedio (si tal cosa existe) de las PASO les fue adverso aunque las excepciones también cuentan. La suerte definitiva se medirá en las próximas horas. 

Consiguieron mayor caudal de votos que sus adversarios los gobernadores de Catamarca, Chaco, La Rioja, Misiones (en una sólida alianza pluri partidaria), Salta, San Juan, Tucumán. 

El pampeano Carlos Verna y el chubutense Mario Das Neves quedaron a tiro de revancha hoy, que es cuando vale.

La debacle más grande la padeció el cordobés Juan Schiaretti y los vaticinios para esta jornada son aún más funestos. 

El entrerriano Gustavo Bordet quedó muy machucado. De Tierra del Fuego ya se habló.

El primer lugar puede ser simbólico cuando se distribuyen bancas de diputados pero es indicativo para atisbar el futuro. E impacta en legislativos provinciales, Concejos Deliberantes y en el ánimo de dirigentes o militantes. El éxito congrega, la derrota disemina.

Los que zafen o queden bien parados, se adjudicarán el bastón de mariscal tan mentado por Perón o pisarán fuerte cuando se empiece a debatir la reorganización virtual del Partido Justicialista (PJ).

El salteño Juan Manuel Urtubey insinúa más ínfulas que el pelotón, tanto que es un secreto a voces que lanzará su precandidatura a presidente, si conserva la ventaja obtenida en las PASO. El modo, el momento, la estridencia o la sutileza están por verse. 

Los peronistas bonaerenses Florencio Randazzo y Sergio Massa (el hijo pródigo) sacan cuentas en Buenos Aires. Para ambos es vital que Cristina no venza: da la impresión de estar sepultada la ambición de ser senadores así fuera por la minoría. Su aspiración inconfesa y que jamás expresarán así es sumar entrambos un poco menos de la mitad que Fernández de Kirchner. Y rasguñar tres o cuatro diputados Massa, Randazzo dos o tres.

Construir desde tan abajo es peliagudo, tanto como granjearse el respeto activo de los compañeros que queden en la cima del podio. Liga de gobernadores es un primer boceto, liga de ganadores su premisa principal 

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Congreso, Casa Rosada su ruta: Las tómbolas previas para fijar la integración de las Cámaras pueden orientar pero les faltará la precisión que solo garantiza el conteo de los votos. De cualquier modo, las PASO son predictivas, en buena dosis. Y la coloratura de quienes se van, también. 

Del Senado parten los arribados en 2011, año propicio para el kirchnerismo, aciago para el radicalismo y en el que ni el macrismo ni 1País sumaron bancas.

En Diputados zarpan los llegados en 2013, votación aciaga para el kirchnerismo y gozosa para Massa.

La relación entre los que llegan y los que salen, cruzada con las Primarias augura que Cambiemos mejora el número de bancas en las dos Cámaras. Y que el macrismo, posiblemente, mejorará en la competencia interna con el radicalismo. 

Las distintas expresiones del peronismo llegarán fragmentadas. Las especulaciones sobre el rediseño de los bloques son prematuras…mañana se podrán esbozar con mejor base. El Congreso será un escenario relevante de la puja entre peronistas, aunque no el único.

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Escenarios y memorias: Ejercitando una sabiduría para hacer campaña que sus antagonistas en general ni rozan, sumando políticas expansivas de reciente generación en crédito y obras públicas, Cambiemos triunfa en la general, a priori. Recién cuando se escrute el último voto se sabrá por cuánto y con qué traspiés. 

En el intervalo posterior a las PASO, nueve provincias desdoblaron elecciones locales. En Corrientes, Cambiemos retuvo la gobernación.

En Santiago del Estero el gobernador Gerardo Zamora se apresta a consolidar su hegemonía. Paga dos pesos en las apuestas previas. Ultimo exponente de la extinta Concertación Plural, Zamora es un radical inorgánico, que va en fórmula con un dirigente peronista. Los apoyan una fracción santiagueña del radicalismo, otra importante del justicialismo, la mismísima CGT provincial.

Antes de las PASO se especulaba qué diferencia favorable obtendría Cristina, las percepciones dominantes se han invertido ahora. De nuevo: hasta que se sumen los votos, todo son especulaciones.

Las ínfulas del Gobierno escalaron en dos meses: de pensarse triunfadores hoy a considerar que la reelección del presidente Mauricio Macri será un paseo en limusina. Almorzarse la cena es pecado de gula, gastar supuestos cheques en blanco una tentación que suele costar caro.

La irrupción del cuerpo de Maldonado, la persistencia de la movilización social alertan a quienes creen que en la Argentina una vaca se queda atada dos años. 

Con la congoja y dolor a flor de piel de muchos (no de todos), hoy millones de compatriotas serán protagonistas. El escenario político se modificará por decisión del pueblo soberano. Siempre es un suceso a festejar, sin bajar la guardia, ni resignar derechos.

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