La secretaria de la Presidencia, Karina Milei, probó en carne propia que la baja de precios por la competencia del libre mercado no funciona. La hermana del presidente Javier Milei pidió, según contaron fuentes oficiales a Página I12, que no se compre más leche fluida en la Casa Rosada, por lo que considera que es una suba de precios “desmedida”.

La sorpresa de los mozos y habitués en Balcarce 50 fue total cuando les advirtieron que no ofrezcan más café cortado por que Karina avisó que hasta que no se acomoden los precios, no se consumen más lácteos en la casa de Gobierno.

Los comportamientos gastronómicos de dirigentes de La Libertad Avanza ya eran la comidilla de los mozos históricos del lugar, que afirman en reserva que hay pedidos raros, con funcionarios de segundas y terceras líneas usando el servicio de bar de La Rosada “como si fuera un hotel”. Cuentan que el pedido de "tostados" es muy habitual, sobre todo de parte de la guardia joven de los libertarios, que se pasean por los pasillos como los nuevos reyes de Balcarce 50. 

Un producto con aumentos récord

La obsesión de Karina Milei con el precio de la leche está justificado, aunque va en contra de la idea del Gobierno de que, con precios liberados, las empresas competirían por venderle al público a un precio más barato.

El caso de Karina Milei expone que los precios de la leche subieron considerablemente y que los niveles de concentración de la producción, en manos de dos o tres lácteas, no redundan en que haya producto a un precio más bajo. Más bien ocurre todo lo contrario, una especie de cartelización en los valores que ya ha pasado con otros productos. 

Naturalmente, el ahorro que se hace en el Presupuesto del Gobierno por el aumento de la leche es ínfimo, pero es cierto que los precios tuvieron alzas muy fuertes. Fuentes del mercado confirmaron a este diario que, desde diciembre a hoy hubo una alza de entre 100 y 120 por ciento dependiendo de la empresa. Y hay algo extra, que también va en contra de la idea del Gobierno de que se puede aplicar en el país la lógica de un libre mercado que se autoregula. 

La apertura de las exportaciones de alimentos que habilitó el gobierno de Milei generó un nivel récord de producción de leche en polvo, con fines de venta al exterior. Eso fue, en parte, lo que disparó el precio del litro de la leche fluida. El sector lácteo es un oligopolio en el que mandan firmas como Mastellone (La Serenísima), Sancor, Nestlé y algunas pocas más. En ese escenario, Mastellone tiene más de la mitad del mercado y es el regulador de precios que marca el pulso de un valor final al que el resto se pliega.