Cambiemos consiguió imponer cinco legisladores de los nueve que renovará Córdoba en la Cámara de Diputados y le volvió a ganar a Unión por Córdoba (UPC) del gobernador Juan Schiaretti. Es más: amplió la brecha que abrió en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 14 de agosto. Con un 98 por ciento de mesas escrutadas, Cambiemos sacaba 48,42 por ciento, mientras que el Unión por Córdoba llegaba a 30,55 y el Frente Córdoba Ciudadano al 9,7. 

El cordobesismo fue el gran derrotado y volvió a quedar en un incómodo segundo puesto. Sólo consiguió tres escaños con el agravante de que el ingreso del tercero los tuvo en vilo un par de horas después de terminado el comicio. Los números de ayer sólo le alcanzaron a Schiaretti para llevar al Parlamento a su vice Martín Llaryora; a su esposa Alejandra Vigo y a Paulo Cassinerio. En tanto que los macristas en su alianza con los radicales ubicaron al ex árbitro Héctor “la Coneja” Baldassi; Soledad Carrizo, Gabriel Frizza, Brenda Austin y Diego Mestre: el hermano menor del intendente Ramón Mestre (h). Pablo Carro, del Frente Córdoba Ciudadana, conservó el tercer puesto que había logrado en las PASO, cuando dio un batacazo electoral inesperado en una provincia refractaria al kirchnerismo. Carro, quien luego de estos dos últimos comicios se consolidó como el representante de Cristina en Córdoba, es secretario gremial de los docentes universitarios (Adiuc), y quien recogió el guante de la renovación kirchnerista a nivel electoral, tras los 10,9 que sacó en las Paso de 2013 Carolina Scotto, la ex rectora de la Universidad Nacional de Córdoba.

Las elecciones de ayer en Córdoba se libraron entre 7 listas, en lugar de las 12 que dirimieron puestos en las Primarias Abiertas. Se votó para elegir a 9 candidatos a diputados nacionales para el período 2017-2021. Los elegidos integrarán los 127 legisladores que se renuevan en la Cámara de Diputados del Congreso de la Nación que tiene un total de 257.

La estrategia de campaña de Cambiemos fue la de siempre: que su candidato hablara lo menos posible; contestase vaguedades o derivara cualquier interrogante al libreto autoayuda duranbarbista. Una decisión atinada si se tienen en cuenta sus ínfimas cualidades verborrágicas. Cuando ayer le preguntaron con qué expectativas llegaba a la elección, Baldassi respondió “con la mejor, creo que yo… es muy lindo poder venir a votar, poder sufragiar (sic) y poder acomp…y bueno… tener la intención de acompañar… lo que es un gobierno ... o no… y tener la posibilidad de venir a votar… creo que es muy importante para el ciudadano”.

Sobre Santiago Maldonado pareció tener la respuesta un tanto más articulada: “Yo soy muy respetuoso de la familia, esto es momento de reflexión. La Justicia va a determinar qué pasó”.

Con los comicios atravesados por la desaparición forzada de Santiago Maldonado tras la represión de la Gendarmería, y el hallazgo e identificación de su cuerpo hace pocas horas; cada candidato se pronunció sobre el caso. Pablo Carro dijo estar “profundamente dolido. Todo esto afecta a nuestra democracia de manera central”. Schiaretti fue un tanto más enfático:”El caso Maldonado es un caso grave, porque es grave que en Argentina, en democracia, en una protesta social un argentino desaparezca y esté casi 80 días sin que nadie sepa lo que pasó”. Cuando se le consultó si creía que influiría en los números de la elección; endureció el tono de voz: “Yo no debo hacer especulaciones políticas. Eso es secundario frente a la gravedad del hecho. Era una vida joven cortada de esta manera. Eso es lo que importa. Que se investigue a fondo y que se aplique la ley, y que los responsables sean quienes sean, sean sancionados con todo el peso de la ley”.

A las ocho y media de la noche, y con su clásica campera-roja-de-votar, el gobernador salió a admitir la derrota, dijo que felicitó “por mensaje de texto” a Macri, y no hizo autocrítica alguna. Como en las Paso, le atribuyó su derrota a la “elección absolutamente nacionalizada y polarizada entre el presidente Macri y la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner”. En su interpretación, no es el cordobesismo el que está terminando su ciclo histórico frente a la alianza de los radicales y los macristas; sino el kirchnerismo. Pontificó: “hoy queda dejado de lado el ciclo que encarnó Cristina Fernández de Kirchner. Basta de discriminación y a lo que nos tocó sufrir en 12 años de gobierno”, con lo cual se coló en el carro del vencedor. Por si acaso, ya lo venía haciendo en la campaña de los últimos dos meses. Mientras que su candidato Llaryora grabó un spot llamando a votar “para defender Córdoba” y “no seguir pagando ni la luz, ni el gas, ni el agua ni el transporte de los porteños”; él grabó otro afirmando que “con Mauricio seguiremos haciendo obras”. Con todo, y a pesar de haberse puesto él mismo al frente de la campaña, el cordobesismo, creación de su siempre jefe José Manuel De la Sota anoche paladeó su segunda histórica derrota.