Desde Brasilia

La fuga de Jair Bolsonaro a la Argentina, una hipótesis de la que se habla en Brasilia desde que su aliado Javier Milei llegó a la presidencia, no será tan sencilla luego de que la Policía Federal visitó su casa el jueves pasado con un mandato obligándolo a permanecer en Brasil y entregar su pasaporte diplomático. La orden que le impide viajar a otro país fue emitida por el Supremo Tribunal Federal.

En la resolución de 135 páginas el Supremo ordenó el arresto de cuatro sospechosos ligados directamente al exgobernante a quien se señala como el posible responsable intelectual de un plan de golpe continuado iniciado en julio de 2022, tres meses antes de las elecciones presidenciales, y finalizado el 8 de enero de 2023, cuando militantes bolsonaristas invadieron el Palacio del Planalto con el propósito de derrocar al entonces flamante presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Los hasta hace poco tiempo inexpugnables domicilios de Bolsonaro y su familia ya dejaron de serlo. La policía realizó dos allanamientos a esas viviendas en menos de quince días debido a las evidencias ya irrefutables de la existencia de una “organización delictiva” de la que fueron parte Bolsonaro y sus hijos junto con altos oficiales de las Fuerzas Armadas, empresarios y pastores.

Viaje a Buenos Aires

Fuentes vinculadas con las investigaciones revelaron que en diciembre del año pasado se temió que el líder de extrema derecha solicite asilo político en Argentina, a donde viajó para la investidura de Milei junto a sus hijos, el senador Flavio y el diputado Eduardo (quien se declara amigo del presidente libertario), informó el diario Folha de San Pablo.

Con el pretexto de ser víctima de una persecución política, argumento citado en entrevistas que él y sus hijos dieron para medios brasileños y argentinos en los últimos meses, Bolsonaro habría tenido en mente la posibilidad de ser acogido en Buenos Aires.

Ocurre que hoy por hoy Argentina es uno de los pocos países donde podría obtener asilo, algo prácticamente descartado en Estados Unidos mientras permanezca en el poder el presidente demócrata Joe Biden y en Italia, donde la Cámara de Diputados aprobó por amplia mayoría un proyecto, redactado casuísticamente contra Bolsonaro, que impide conceder la ciudadanía a descendientes de peninsulares envueltos en intentonas golpistas.

93 minutos

Las especulaciones sobre una hipotética fuga y la probabibilidad del arresto del ex jefe del gobierno cívico-militar crecieron estrepitosamente luego de que el jueves último el Supremo informó tener en su poder un video de una reunión de gabinete en la que se habla sin rodeos sobre un plan destituyente para impedir las elecciones. El propio Bolsonaro dijo en ese encuentro realizado el 5 de julio de 2022, que Lula sería el seguro ganador en caso de que se realizaran aquellos comicios.

El video de 93 minutos es la prueba más rotunda, de las obtenidas en varios meses de acciones policiales, sobre la responsabilidad directa del ex capitán en la conjura contra Lula. Durante esa hora y media hubo pocas intervenciones de ministros, entre las que se destacaron las del titular de la cartera de inteligencia, general Augusto Heleno, y del jefe de Defensa, general Paulo Sergio Pinheiro.

Otra presencia relevante fue la del general Walter Souza Braga Neto, candidato a vice en la fórmula encabezada por Bolsonaro en los comicios del 2 de octubre de aquel año.

Temor a ir preso

El viernes último, horas después de divulgado el impactante video grabado en el Planalto, Bolsonaro reconoció que puede ir preso dado que, según su opinión, “en Brasil ya no existe un Estado Democrático de Derecho” y está en vigor un plan de persecución contra los representantes de la derecha y defensores de la “libertad” . Una eventual prisión de Bolsonaro ya no es algo imposible.

El nieto del dictador João Baptista Figueiredo, Paulo Renato de Oliveira Figueiredo, declaró que su correligionario Bolsonaro acabará preso. Está fuera de duda que esto ocurrirá, la única duda es cuándo sucederá, planteó el bloguero de la derecha alternativa incluido en la lista de investigados por sedición.

Por su parte la agencia de análisis de riesgo político norteamericana Eurasia Group planteó que si continúan apareciendo evidencias como las aportadas por el video, el ex mandatario tiene serias chances de acabar entre rejas.

Otros analistas estiman que el Supremo optó por evitar la prisión a pesar de la existencia de un vasto material probatorio, temiendo desatar la ira del activismo neofascista y la repulsa del público conservador.

Dos encuestas publicadas después de conocido el video indican que más del treinta por ciento de los brasileños sigue apoyando al ex mandatario y no lo responsabilizan por ninguna trama desestabilizadora.

Al contrario, en el universo bolsonarista, alimentado de noticias falsas en las redes sociales y templos neopentecostales, está arraigada la idea de que Lula tramó el intento de autogolpe del 8 de enero de 2023.

Generales cómplices

En el video de 93 minutos una de las intervenciones más importantes fue la del general Augusto Heleno, quien propuso actuar de inmediato: “lo que tenga que ser hecho, que sea lo antes posible. En este partido no va a haber la posibilidad de que el VAR revise la jugada. Entonces, si hay que dar un golpe que sea antes de las elecciones”. Más adelante dijo que los servicios iban a infiltrarse en los partidos durante la campaña, momento en el que Bolsonaro lo interrumpió para proponerle que los temas más delicados sean tratados por ambos a solas.

El caso es que Heleno no fue el único militar investigado en el el operativo “Tempus Veritatis” (La hora de la verdad). El jueves fueron allanadas las residencias de 16 miembros de las Fuerzas Armadas, incluyendo varios generales y un almirante.

Se trata del primer paso concreto dado por la justicia contra elementos importantes de la corporación castrense sobre cuya participación en las intentonas golpistas no restan dudas.

El comandante del Ejército, Tomás Paiva, considerado un militar profesionalista, adoptó un bajo bajo perfil ante el accionar policial contra sus camaradas de armas, a pesar de que el bolsonarismo sigue contando con amplio respaldo en las filas castrenses.

Hombre de confianza

Heleno fue uno de los pocos ministros que sobrevivió en el cargo durante los cuatro años de la gestión bolsonarista. Era el funcionario que cada mañana recibía a Bolsonaro en el tercer piso del Planalto, donde tiene su despacho el jefe de Estado.

En su juventud, a mediados de los años 70, Heleno fue un halcón entre halcones, oponiéndose a cualquier fórmula de transición hacia la democracia, un dato que Bolsonaro tomó en cuenta al escogerlo como uno de sus consejeros de cabecera. Ambos, Bolsonaro y Heleno, son exégetas de la dictadura que gobernó entre 1964 y 1985.

Un dato a tener en cuenta: si el proyecto sedicioso de Bolsonaro, Heleno y otros militares hubiera prosperado, posiblemente en Brasil se habría instalado no solo un gobierno antidemocrático. Tal estaría en vigor un modelo en algunos puntos similar a una dictadura. Documentos hallados en los últimos meses en oficinas de los golpistas revelaron que entre los primeros actos de un gobierno de facto figuraba el arresto y en algunos casos la ejecución de adversarios del régimen.