En su casa de Tigre, falleció el lunes a la madrugada la activista trans Diana Magalí Muñiz, poco después de cumplir 60 años. Tenía una enfermedad renal. Era una de las integrantes del Archivo de la Memoria Trans (AMT), ideado por María Belén Correa y Claudia Pía Baudracco (esta última falleció antes de la fundación del AMT en 2012).

Muñiz había nacido el 9 de febrero de 1964 en Tigre. Por la frecuente persecución policial en la provincia y en la ciudad de Buenos Aires, se instaló en la capital de Neuquén en 1988, donde vivió por más de treinta años; en un intervalo, en 1989, se exilió en Chile ante el rumor de un golpe de Estado y el retorno de la dictadura (durante ese periodo había estado detenida por usar “vestimenta contraria al sexo”; no llegó a ser indemnizada por el Estado). 

Presidió la Asociación Conciencia Vihda. Como muchas personas de la comunidad travesti-trans en el país, enfrentó la violencia y la arbitrariedad estatal ante el silencio de las organizaciones de derechos humanos, los políticos y los medios de comunicación. “Yo era una activista antes del activismo, porque soy una sobreviviente de la Panamericana, una zona roja donde nos mataban todos los días –había dicho en Radio Universidad Nacional de La Plata, en 2021–. Entonces yo comencé a rebelarme con la policía y le decía mis compañeras que nos dejáramos llevar y peleáramos. Cuando estábamos presas también nos rebelábamos porque estábamos cincuenta en un calabozo todas amontonadas sin poder dormir, así que buscábamos cambiar las cosas y nos dimos cuenta que hacíamos un activismo porque luchábamos por nuestra libertad y nuestros derechos”.

Había ingresado en 2017 en el AMT, en el área de digitalización. “La conocí y trabajábamos juntas–dice Correa, directora del AMT–. Era una mina fuerte que hizo todo como ella quiso siempre. Los últimos años pudo ver el fruto del activismo junto al Archivo y ese reconocimiento se vea hora en su partida. Cosecha lo que sembró”. 

En redes sociales, despidieron a Muñiz artistas y activistas como Camila Sosa Villada, Franco Torchia, Gustavo Pecoraro, Bárbara Di Rocco, la asociación civil Mocha Celis y la agrupación Género y Trabajo, entre otros. “Queremos que haya un Archivo de la Memoria Trans en cada provincia argentina, y trabajar en conjunto”, había dicho Muñiz a la revista digital Bache en 2020. Y, en 2022, a diez años de la sanción de la ley 26.743, declaró a la Agencia Presentes: “La ley de identidad de género nos dio la identidad que sentimos. Y nos dio derechos. Antes no podíamos acceder a ellos porque teníamos un documento con nombre de varón y nosotras éramos mujeres, o al revés”. 

Su muerte se da en un contexto amenazante para los derechos conquistados por la lucha de la comunidad LGBTIQ+,en la que ella jugó un papel protagónico, debido al ascenso del ideario ultraderechista en la Argentina.