Tras numerosos aplazamientos, el expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández comenzó a ser juzgado en Nueva York, acusado de ayudar a introducir toneladas de cocaína en Estados Unidos durante casi dos décadas y, de ser declarado culpable, podría recibir cadena perpetua.

El juicio, que durará entre dos y tres semanas según el juez Kevin Castel, empezó con la selección de los 12 miembros del jurado y seis suplentes.

El exmandatario, que aún no anunció si declarará en este juicio, se presentó a la audiencia flanqueado por sus abogados y al principio parecía nervioso, frotando sus manos todo el tiempo, por lo que su defensor Raymond Colon le pidió que se tranquilizase.

Extraditado a Nueva York en abril de 2022, el expresidente de 55 años está acusado de participar y proteger a una red que envió más de 500 toneladas de cocaína a Estados Unidos entre 2004 y 2022.

A cambio, recibió "millones de dólares" de los carteles de la droga, entre ellos del narcotraficante mexicano Joaquín "Chapo" Guzmán, condenado a cadena perpetua en Estados Unidos, según la fiscalía neoyorquina.

De ser hallado culpable de los tres cargos que le imputa la fiscalía -narcotráfico, tráfico y posesión de armas- podría ser condenado a prisión perpetua, como su hermano Tony Hernández y el colaborador de este Geovanny Fuentes, quienes participaron en la misma red.

Frente al tribunal, una veintena de hondureños se manifestaron para pedir tres condenas perpetuas por cada cargo. "Aquí está tu narco presidente", coreaban.

Hernández dijo ser víctima de una conspiración

En una carta publicada anoche en la red X por su esposa Ana García, el exmandatario (2014-22) reiteró: "Soy inocente, soy víctima de una venganza y una conspiración por parte del crimen organizado y enemigos políticos".

En el mensaje dirigido al pueblo hondureño, que tendrá escasa incidencia en el juicio en el Tribunal Federal del Sur de Manhattan, calificó de "injustas" las acusaciones y "llenas de mentiras construidas de manera novelesca en base al testimonio de narcotraficantes confesos que negociaron con la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York para lograr la reducción de sus penas".

Otros acusados, el exjefe de la policía Juan Carlos "Tigre" Bonilla y el expolicía Mauricio Hernández, que iban a ser juzgados con el expresidente, se declararon culpables de narcotráfico lo que podría reducirles la pena, aunque puede ser lesiva para Hernández, que siempre se jactó de los elogios de Washington por la labor de su gobierno en la lucha contra el narcotráfico. Según sus letrados, Bonilla iba a declarar en su contra.

En su defensa, Hernández alega que durante su gestión se aprobaron leyes contra el narcotráfico, como la que facilitó su propia extradición.

El viernes a última hora, el juez Castel volvió a denegar una petición de la defensa para retrasar de nuevo el juicio entre 90 y 180 días alegando falta material de tiempo para examinar las miles de páginas que ha presentado la fiscalía.

Casos similares de expresidentes juzgados en una corte estadounidense se produjeron en 1992 con el panameño Manuel Noriega y en 2014 con el guatemalteco Alfonso Portillo.

Desde 2014, Honduras extraditó a Estados Unidos a 38 personas acusadas de narcotráfico, donde ya fueron condenados además de Tony Hernandez y Fuentes, Fabio Lobo, hijo del expresidente Porfirio Lobo (2010-14), a 24 años de cárcel, y el exdiputado Fredy Renán Nájera, a 30 años.