La actriz y vedette Camila Perissé, una de las más significativas representantes del destape de la década de los 80 y con un importante recorrido en cine, TV y teatro, falleció este martes a los 70 años en un hospital marplatense como consecuencia de una afección respiratoria, la última dolencia de una serie de problemas de salud que la aquejaron en los últimos años. 

Camila Perissé se llamaba en realidad Camila Porro, aunque había elegido el apellido materno para su actividad artística, que abarcó el teatro, series de televisión y películas, a través de los cuales y gracias a una belleza desafiante se transformó en un “sex-symbol” del país durante los 80. La edición local de la revista Playboy la tuvo como habitante de sus tapas y páginas interiores varias veces, a partir del famoso desnudo que protagonizó en La señorita de Tacna, una obra de Mario Vargas Llosa que dirigió Emilio Alfaro en el teatro Blanca Podestá, con Norma Aleandro al frente del elenco.

Mar del Plata era la ciudad de nacimiento de Camila, quien a los seis años se trasladó a Buenos Aires junto a su familia –su madre, Ana Nieves, fue actriz secundaria en películas de Libertad Lamarque y Hugo del Carril-, y desde la adolescencia encontró en la gran ciudad un foco de cultura que la fascinó.

La maestra vienesa Hedy Crilla y su discípulo Agustín Alezzo la dirigieron en su debut con Despertar de primavera (1977), de Frank Wedekind, junto a un elenco de principiantes que luego lograron fama y un buen pasar gracias a la televisión, entre ellos Luisa Kuliok, protagonista de un comentado “topless” a bordo de una canoa. En teatro se animó a todo: desde secundar a Rudy Chernicoff en Yo, argentino, participar como vedette o media vedette en las revistas Zulma en el Tabarís, con Zulma Faiad; El Maipo es el Maipo y Gasalla es Gasalla, con Gasalla, Enrique Pinti y Claudia Lapacó; o hacer comedia en Amores míos, con Thelma Biral, Raúl Aubel y Víctor Hugo Vieyra.

Hasta que llegó La señorita de Tacna y su fama y su cotización subieron de golpe; fue contratada para compartir cartel con Soledad Silveyra en Íntimas amigas, y con Juan José Camero y Eva Franco en Las mariposas son libres, que en 1971 había elevado al estrellato a Susana Giménez, dirigida por José Cibrián. Desde el principio su figura había aparecido en numerosas publicidades y la televisión no fue ajena a sus encantos: se la vio en Tato por ciento, Como en el teatro, Esa provincianita, Viva la risa, Desde adentro, Zona de riesgo y Gino, su última actuación, en 1996. En la pantalla grande sirvió como anzuelo visual en películas como Fotógrafo de señoras (1978), con Jorge Porcel, Mi mujer no es mi señora (1978), con Alberto Olmedo, Encuentros muy cercanos con señoras de cualquier tipo (1978), para ambos cómicos.

Hubo otros títulos, pero las revistas de la farándula atisbaban la vida particular de Camila como si no pudieran apartarla de su figura sexuada, por lo que fue vinculada con personajes de la vida artística, política y deportiva; pero ella prefirió aquerenciarse en lugares apacibles como Lobos o Pergamino. Sus problemas eran más graves de lo que el periodismo creía y tenían que ver con sus adicciones. Los últimos años de Perissé estuvieron signados por distintos problemas de salud desde que fue diagnosticada con fibromialgia en 2018, por la que le recetaron una medicación que le dejó como secuela un grave daño cognitivo. Durante la pandemia fue internada en varias oportunidades por Covid-19, y desde entonces su estado de salud era muy frágil.