Un militar retirado quedará al frente del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, que funciona dentro del predio del Espacio Memoria y Derechos Humanos —exESMA—. Se trata del coronel Esteban Vilgré La Madrid, quien estuvo en la guerra de 1982 y recientemente había sido designado como número dos de la Dirección Gesta de Malvinas que funciona en el Senado de la Nación bajo la órbita de Victoria Villarruel. Su llegada marcará el primer desembarco de un hombre referenciado con la vicepresidenta, que tiene una larga trayectoria en organizaciones que impugnan el proceso de verdad y justicia y durante la campaña había pedido darle a la exESMA un destino más “disfrutable”.

El 15 de febrero pasado, el periodista Nicolás Kasanzew —que fue el corresponsal de Argentina Televisora Color (ATC) durante el conflicto bélico— anunció en sus redes sociales que había elegido a Vilgré La Madrid para secundarlo en la Dirección Gesta de Malvinas. En su cuenta de Instagram, sus seguidores saludaron la noticia. “Espero ya hayan limpiado el Museo de Malvinas y la exESMA”, escribió uno de ellos. “Es inminente”, anunció Kasanzew.

La designación de Vilgré La Madrid se conoció en las últimas horas. La subsecretaria de Patrimonio Cultural del Ministerio de Capital Humano, Liliana Barela, le informó a Edgardo Esteban —quien se desempeñó como director del Museo durante la gestión del Frente de Todos— que cesaba en el cargo a través de una comunicación cargada al sistema informático.

Este jueves será el último día de Esteban en el Museo. Tiene previsto reunirse con los trabajadores y las trabajadoras para despedirse. Los perfiles de ambos directores representan dos paradigmas opuestos. Esteban, un periodista de larga trayectoria, participó de la guerra como conscripto. Su libro Iluminados por el fuego —llevado al cine por Tristán Bauer— fue un puntapié para pensar lo que pasó en Malvinas en clave de derechos humanos. Después del estreno del film, decenas de exconscriptos denunciaron las torturas que sufrieron en manos de sus superiores, lo que se convirtió en uno de los temas más espinosos del proceso de justicia. La Cámara de Casación dijo que los delitos estaban prescriptos y la Corte dilata una definición. Mientras tanto, el tema empezó a ser analizado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Vilgré La Madrid estaba en cuarto año del Colegio Militar de la Nación cuando se produjo el desembarco en Malvinas. Llegó a las islas el 13 de abril de 1982 con el grado de subteniente. Lo enviaron con el Regimiento de Infantería 6 de Mercedes, provincia de Buenos Aires. Reivindica el rol del “soldado” heroico y dice que hablar de los “chicos de la guerra” es un éxito de la “desmalvinización”, que atribuye a la inteligencia británica.

“Después de Malvinas, para evitar cualquier intención argentina de volver al conflicto hasta el año ‘91, crearon una serie de planes, entre los cuales estaba demostrar que la guerra fue producto del mismo proceso de gobierno que hubo a partir del ‘76 en Argentina, que es la continuación de (Leopoldo Fortunato) Galtieri y de todas las políticas de Estado de ese momento, y que a raíz de eso ellos tuvieron que intervenir como país amigo para salvar a los kelpers de la tortura y la desaparición”, dijo Vilgré La Madrid en una entrevista. “Yo creo que el primer paso de la desmalvinización fue mezclar un gobierno y una época de nuestra historia con la guerra de Malvinas”, agregó como si el conflicto no hubiera sido una bisagra para la dictadura.

Vilgré La Madrid estuvo también en la represión del intento de copamiento del regimiento de La Tablada en 1989. Tiene en sus redes sociales una foto en la que se lo ve armado caminando junto a un cadáver. “Que nuestros caídos y heridos de La Tablada (y tantos otros hechos) sirvan de guía y ejemplo para la reconciliación definitiva de los argentinos: su muerte no habrá sido en vano. Tengamos memoria, honremos a quienes nos dieron libertad y caminemos hacia el futuro de paz que queremos para nuestros hijos”, escribió para conmemorar el aniversario de la recuperación del cuartel –que se hizo repitiendo el catálogo de horrores de la dictadura: torturas, ejecuciones sumarias y desapariciones.

Esteban Vilgré La Madrid camina entre los muertos y los escombros en La Tablada. 

El militar retirado estará en funciones desde el viernes, según trascendió. Su llegada marca un drástico cambio de rumbo. Creado en 2014 por Cristina Fernández de Kirchner, el Museo contó Malvinas desde el paradigma de derechos humanos. Su locación dice mucho: está dentro del predio en el que funcionó el campo de concentración de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), por donde se estima que pasaron 5000 detenidos-desaparecidos. Será, además, el primer director que se reivindica como soldado y “veterano”. Antes estuvieron el periodista Jorge Giles, el historiador Federico Lorenz y Esteban.

“Este gobierno viene por el guión del Museo”, advierte Ernesto Alonso, referente del Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas (CECIM) La Plata. “Vienen a contar Malvinas como una epopeya sin entender el daño que la guerra le trajo a todos los argentinos. Quieren reducir Malvinas al conflicto armado sin hablar de la geopolítica o del reclamo de soberanía. Buscan tapar una ‘guerra sucia’ con una supuesta guerra limpia”, dice.

El Museo Malvinas es un espacio muy codiciado para imponer un nuevo relato sobre lo que sucedió en el país. El año pasado, recibió 97000 visitas. Durante la última Noche de los Museos tuvo 7400 visitantes. Entre diez y 20 escuelas concurren por día a recorrer sus instalaciones. Durante los últimos años tuvo muestras como “De Ushuaia a La Quiaca” —de León Gieco— o “Donde caen los sueños” —de Laura Kornhblihtt—. También desarrolló una experiencia inmersiva en 3D que se llama “Pisar Malvinas”, que hasta el Papa Francisco la usó desde Roma.

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