"Esperen al final". La frase llegó de Casa Rosada a los gobernadores unas horas antes de que comenzara el discurso de Javier Milei en la Asamblea Legislativa. Guillermo Francos los preparaba así para el grand finale: la convocatoria a negociar disfrazada de "Pacto del 25 de Mayo". El alivio de los mandatarios fue inmediato. En las horas posteriores al anuncio, los mismos gobernadores que habían estado enemistados a muerte con el presidente celebraban, ahora, la convocatoria al diálogo.
Sus legisladores, que venían juntando una mayoría para imponerle un acuerdo fiscal a la fuerza, tuvieron que poner en pausa los preparativos: la confrontación abierta ya no resultaba redituable. "Algunos querrán volver a ser oficialistas", ironizan desde el peronismo, en donde se habían entusiasmado con el principio de articulación opositora que se había dado entre los gobernadores y que la oferta - "extorsión", la llaman en UxP - de Milei terminó congelando. En el peronismo, sin embargo, están en estado de alerta: apuestan a encauzar el descontento creciente en las calles y saben que cuando la primera chispa prenda, ellos tienen que estar listos y ordenados.
Los insultó, los amenazó con intervenir sus provincias, les pisó fondos coparticipables y, finalmente, les tendió la mano para sentarse a negociar. Javier Milei invitó a los gobernadores a sentarse a una mesa de negociación para firmar un "nuevo contrato social" el 25 de mayo en Córdoba y, en respuesta, los mandatarios salieron a trompicones a manifestar su apoyo. Fueron 12 en total los gobernadores que mostraron su acompañamiento sin reservas, solo Sergio Ziliotto (La Pampa) se diferenció y advirtió: "Los acuerdos devienen del consenso, no de la imposición".
El gobernador pampeano apuntaba así contra la contracara de la oferta presidencial: el acompañamiento incondicional a la frustrada Ley Ómnibus, que hoy duerme en el limbo de las comisiones luego del fracaso de la votación en particular. Axel Kicillof, mientras tanto, se guarda para darle al gobierno su respuesta oficial el lunes, cuando abra el período de sesiones ordinarias de la Legislatura bonaerense.
El resto de los gobernadores, mientras tanto, salieron a manifestar su apoyo. Raúl Jalil (Catamarca), Gustavo Saénz (Salta), Carlos Alberto Sadir (Jujuy), Martín Llaryora (Córdoba), Osvaldo Jaldo (Tucumán), Leandro Zdero (Chaco), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Rogelio Frigerio (Entre Ríos), Marcelo Orrego (San Juan) y Alfredo Cornejo (Mendoza).
Hasta Ignacio "Nacho" Torres, que venía de encabezar la resistencia patagónica luego de que Milei le hubiese retenido un tercio de los fondos de coparticipación que le correspondían a Chubut. "Celebro y acompaño la convocatoria del presidente", tuiteó el gobernador chubutense. El apoyo no es garantía de confianza, sin embargo, y a ninguno se le escapa que Milei, solo dos días antes, había asegurado que iba a gobernar sin acordar con nadie y vía decreto.
Recalculando el pacto
Pese a la desconfianza, los gobernadores del PRO y la UCR respiran tranquilos. "El tipo bajó mil cambios, hizo su show, puso las caritas y le habló a los propios, pero la lectura final es el pacto. Pacto, pacto, pacto", repite, para que quede en claro, un dirigente cordobés que viajó, el viernes a la noche, con gran parte de los legisladores y gobernadores que habían participado de la Asamblea Legislativa. En el avión predominaba la tranquilidad, la confianza de que Milei, finalmente, había comenzado a hablar en su idioma. "Ahora nos vamos a sentar, nos cagaremos a trompadas y veremos después cuál es el monto", diría uno de los dirigentes.
Los referentes provinciales habían logrado lo que habían estado reclamando desde el primer día de gobierno de Milei: una mesa política donde sentarse a negociar sin que los insultaran o les prometieran cosas que después serían desmentidas por el presidente en Twitter. No se les escapaba que Milei había prometido una reunión la semana con Francos y Nicolás Posse: dos dirigentes "más políticos", uno de los cuales - Posse - forma parte de la mesa chica de toma de decisiones del presidente. "Volvió la vieja política. Después tal vez no se llega a un acuerdo, pero ya nos dio a entender que hay capacidad fiscal", agregó un dirigente en diálogo permanente con varios gobernadores del PRO.
Frente a este escenario, un sector del radicalismo y Hacemos Coalición Federal, que venían preparándose para impulsar su propio paquete de medidas, tuvieron que hacer una pausa. Por separado - e incentivados por CTERA - venían trabajando en convocar una sesión dentro de dos semanas para aprobar un proyecto de prórroga del Fondo de Incentivo Docente, que el gobierno nacional había pausado. Buscaban también plantear una reforma de la fórmula de actualización jubilatoria, de modo que las jubilaciones se actualicen de manera automática por inflación (un proyecto de la Coalición Cívica). La convocatoria, para la cual Nicolás Massot ya estaba trabajando en el poroteo, terminó, sin embargo, siendo congelada hasta nuevo aviso.
El martes habrá una reunión de los diputados que integran HCF, que comanda Miguel Ángel Pichetto (quien por otro lado, no estaba muy conforme con la idea de imponerle una sesión al oficialismo). Allí buscarán diseñar qué estrategia parlamentaria encarar frente al nuevo escenario de hipotético diálogo con el oficialismo (que muchos no dudan en profetizar que terminará en el fracaso). De momento, el objetivo es preparar un paquete de reformas económicas y fiscales que copien los lineamientos de la fracasada Ley Ómnibus pero con algunas "correcciones". El objetivo es mostrar que buscan facilitarle herramientas al oficialismo, pero con algunos cambios y consideraciones "sociales" (por eso la insistencia con el FONID).
La resistencia peronista
Unión por la Patria está en estado de alerta. No dudan de que la mano que Milei les acaba de tender a los gobernadores no es otra cosa que una extorsión para forzar la aprobación de su Ley Ómnibus. Una estrategia que, dicen, lleva la firma de Mauricio Macri para romper la alianza que se había comenzado a tejer entre los gobernadores frente a la embestida fiscalista del presidente. "Fue una operación para recomponer lo que se había roto y, de paso, dejarnos a nosotros a un costado", reconoció un importante funcionario bonaerense.
El desafío, ahora, consiste en ordenarse internamente y estar presentes para liderar - o al menos encauzar - los episodios de caos y descontento social que se multiplican día a día. Paros docentes, movilizaciones por la no entrega de alimento a los comedores populares, paritarias frustradas, salto de molinetes contra el aumento del boleto de tren, cacerolazos contra la Ley Ómnibus y el DNU: el peronismo, sostienen algunos de sus referentes, tiene que estar ahí para acompañar y canalizar para que degenera en una vía de acción colectiva. Y el sindicalismo, frente a este escenario, tiene un rol crucial.
"Milei es consciente que el talón de Aquiles de su intento de llevar adelante este brutal ajuste depende de que las protestas que generen sean neutralizadas. Y sabe que quien está en condiciones de canalizar este drama colectivo es el movimiento sindical. Por eso nos eligió como sus enemigos", precisó el titular de la CTA, Hugo Yasky, que es también diputado nacional de UxP y presenció el ataque que Milei dispensó contra el sindicalismo en su discurso. "El movimiento obrero tiene que empezar a atar hilos sueltos de los hechos aislados de resistencia a la política de Milei", agregó el dirigente, quien adelanta que las centrales sindicales ya están trabajando en diferentes medidas de fuerza.
El ojo está puesto en marzo y mayo. El 8 de marzo se realizará el Paro Internacional de Mujeres que, como durante el macrismo, logró articular los más heterogéneos espacios políticos en contra de las políticas de ajuste de Macri. Se espera, para este año, una convocatoria masiva de mujeres y diversidades (con quienes La Libertad Avanza y su ejército de trolls se ha ensañado en el último par de años). El 24 de marzo, a su vez, se llevará a cabo la marcha por el Día Nacional de la Memoria Verdad y Justicia, la primera desde que Victoria Villarruel es vice presidenta. En mayo, mientras tanto, la CGT y las centrales sindicales están preparando una gran marcha federal para el 25 (el mismo día que Milei dijo de firmar su pacto refundador con las provincias).
Para UxP son los actores sociales los que tienen que encabezar los reclamos. Se utilizó como estrategia parlamentaria - por ejemplo, fue CTERA y no UxP la que se puso a buscar votos para aprobar la prórroga del FONID - y planean utilizarla como estrategia política global de resistencia. "El peor momento social va a llegar en 50 días. Hay que esperar que ocurra y estar ahí, ordenados. Porque si nos seguimos peleando por la presidencia del PJ, la gente, que ya está muy enojada con nosotros, no nos va a mirar a como opción", insiste un dirigente bonaerense. Faltan liderazgos, reconoce, y esa es una de las grandes falencias que atraviesa hoy en día el peronismo. No por nada Sergio Massa reapareció, el sábado, en un encuentro del Frente Renovador.
Mientras se espera que se active la calle, sin embargo, UxP ensaya otras estrategias. La más clara fue la pesca de votos para el rechazo del DNU en el Senado. Pero ahí hay motivo de preocupación: si bien UxP aseguraba tener unos 50 votos claros para el rechazo, algunos senadores temen ahora que, frente a la extorsión de Milei, haya algunos que no estén tan dispuestos. Todavía no tiran la toalla, sin embargo. El titular de la bancada de UxP, José Mayans - que calificó el "Pacto del 25 de Mayo" como "un homenaje al perro" de Milei - mandó a publicar un mensaje a los gobernadores con un comunicado: "Le pedimos que tengan mucha fuerza, convicción y firmeza para defender los intereses de nuestra patria que está en grave peligro".