La segunda temporada de Avisame cuando llegues (estreno este lunes 4 a las 20.30 por Lifetime) consta de veintitrés episodios, aunque podrían haber sido doscientos mil. Tal es la cifra de mujeres que desaparecen cada año en los Estados Unidos, víctimas de crímenes de género, y que este proyecto retoma para concientizar sobre la veta más extrema de la misoginia. 

Aunque el recorte vaya de un pequeño poblado de Texas a otro de Oklahoma, los hechos resuenan en cualquier geografía. “Esperamos que este programa tenga un sentido más allá de lo obvio. La repercusión se siente en mujeres de distintos lugares y contextos, sin distinción de raza, situación económica o lugar, todas sentimos el impacto de este tipo de violencia”, le dice a Página/12 Nicole Vogel, su showrunner, entrevistada junto a Kim Clemons, vicepresidenta de la señal de la cadena A+E.

La serie documental tomó su nombre del femicidio de la inglesa Sarah Everard en 2021, secuestrada, violada y asesinada por un agente de la Policía londinense. La revictimización de la joven por parte de la fuerza y el consejo de que las mujeres “no usen auriculares o celulares” cuando estén solas de noche, generó un efecto boomerang sintetizado en la frase #TextMeWhenYouGetHome. "En el mismo momento que apareció el hashtag, empezamos a concebir el programa. Acá hay algo que debemos contar en un programa de televisión. Es era el título y desde allí empezamos a concebirlo. No había nada más que agregar, ni pensar demasiado", cuenta su creadora.  

Los mensajes de texto en redes, la reconstrucción en tiempo real, entrevistas y recreaciones forman parte de esta elocuente entrega basada en vivencias de brutalidad cotidiana contra las mujeres (secuestros virtuales, trata de personas, racismo o violencia conyugal). Según las responsables, el movimiento #MeToo marcó un punto de inflexión en la visibilidad de estos casos, en tanto las estadísticas dejan en claro que la problemática se mantuvo en rojo. "Queremos ser parte de una conversación que no debe detenerse”, aporta Clemons.

-Avisame cuando llegues  relata hechos de pequeños poblados de los Estados Unidos, ¿cree que eso amplifica la cercanía con la audiencia de otras partes del mundo?

Nicole Vogel: -Las mujeres son el target en cualquier parte del globo. En ciertas áreas, ciertas culturas, ciertos niveles económicos repercute de manera diferente, pero el programa demuestra que no importa quién seas, el peligro es para cualquiera.

-¿Cómo dieron con el formato adecuado y que engloba casos tan distintos? 

N. V.: -Depende de la historia. No nos queríamos atar a una fórmula porque a cada mujer le impactó de una manera diferente, lo mismo a sus familias o cercanos. En los casos que desafortunadamente hubo una muerte no podíamos tener el mismo tratamiento que en el de una sobreviviente. Quizás nos centramos más en la investigación policial o el juicio posterior y lo que eso significó para sus familiares. En los casos de una sobreviviente, sí o sí, queríamos que fuera ella la que contara su experiencia con su propia voz. Creo que ningún episodio es igual a otro, pero básicamente esas fueron las dos grandes estrucuturas. 

-En un programa de este tipo es muy importante evitar la explotación y cosificación, ¿qué "banderas rojas" surgieron en la realización?

Kim Clemons: -La más importante fue nunca culpar a la víctima. Incluso en los casos en los que uno tiende a creer que ella se puso en una situación de riesgo, fuimos muy cuidadosos en cómo contarlo. Nicole tenía como un marcador mental con el que iba tachando cada vez que alguien podía ir por ese camino. Siempre hay una manera de contarlo diferente. Esa fue la regla tácita número uno. La segunda fue la de no hablar por terceros. Siempre contamos con la aprobación de la familia, ellos participaron activamente en la producción de cada episodio porque nuestra intención no era volver a traumarlos. Estamos tranquilos porque ellos confiaron en nosotros y quedaron orgullosos con el resultado.  

N. V.: -El respeto hacia las familias es muy evidente cuando ves el programa. Y ahí también queda claro que no es un programa anti hombres, porque estos casos afectan a padres, esposos, hermanos y amigos de las víctimas. Ellos también son víctimas secundarias.       

-¿Tuvieron algún manual propio en la elección de los casos?

N. V.: -Un parámetro que manejamos fue el de contar historias que no hayan sido parte de la agenda mediática. No queríamos contar lo mismo una y otra vez. Queríamos darle voz a esos casos que nunca la habían tenido y que la audiencia desconociera. Idealmente ese fue un parámetro ideal: contar nuevas historias. La otra fue la de contar con hechos diferentes en los que haya una sobreviviente, y en los que lamentablemente solo la familia puede contar lo que le sucedió a la víctima. Ampliamos el foco en todas las facetas existentes. Y una última cuestión aparece junto al título, Avisame cuando llegues, inspirado por el movimiento global en redes, así que hay un aspecto tecnológico al que también le dimos relevancia. En muchas de estas historias, la computadora o el celular tiene una gran presencia. Lo tecnológico tiene dos caras: por un lado puede ser una amenaza para nuestra seguridad y, por el otro, una herramienta increíble para cuidarnos. Muchas de las sobrevivientes se salvaron por el celular, o lo tecnológico también sirvió para resolver los casos de homicidio.

-¿Tocó alguna fibra íntima haber creado este programa?

N. V.: -Totalmente. No solo la experiencia de estar involucrada con la realización, de haberlo visto una y otra vez, son historias que se te quedan pegadas. Tengo una hija y no puedo dejar de pensar estos casos a través de ella. Me dio ciertas herramientas y a la vez me pone los pelos de punta.   

-¿Han usado el hashtag con sus seres queridos? 

N. V.: -Lo hago aunque no me lo pidan y yo misma aviso cuando llego a casa. 

K. C.: -Creo que usábamos esa red de contención antes de que apareciese el hashtag. Escribíamos cosas como "ya llegué", "mandame un mensaje para que me quede tranquila", pero ahora tiene una dimensión y connotación más clara.