Chagas, orquesta invisible - 6 puntos

(Argentina, 2023)

Dirección y guion: Lucas Martelli.

Duración: 67 minutos.

Estreno exclusivamente en Cine Gaumont.

Quienes ronden las cuatro o cinco décadas de existencia recordarán el paso por la escuela primaria de algún especialista en el Mal de Chagas, explicándole al alumnado las formas de contagio y los efectos en el ser humano del parásito Trypanosoma cruzi, paso previo a la entrega de un folleto con imágenes detalladas de la temible vinchuca. Todo eso parece perdido en el tiempo, como los sabañones o la escarcha en las veredas porteñas durante el invierno, pero el Chagas no ha desaparecido. 

Por el contrario, la endemia sigue existiendo, con diez millones de portadores en el continente americano y más de 80.000 casos nuevos por año, según afirma la gacetilla de prensa de Chagas, orquesta invisible, el documental de Lucas Martelli que intenta concientizar sobre una enfermedad “desatendida”, como se la define en más de una ocasión por varios entrevistados. En ese mismo texto, el realizador afirma que “como muchas de las peores pandemias de la humanidad, el Chagas sigue cobrándose víctimas amparada por la negación y el silencio”.

Chagas comienza con los preparativos del ensayo musical de una orquesta de cámara, algo aparentemente ajeno al tema central del documental. Pero rápidamente quien sostiene la batuta, director de orquesta profesional, admite que le gustan demasiadas cosas: además de ese rol, Héctor Freilij es médico y supo ser durante años el coordinador del Plan Nacional de Chagas. En cierto momento, Freilij afirma que, cuando un grupo de músicos es numeroso, la presencia de un director se hace inevitable. Sin explicitarlo, la frase funciona como metáfora de la necesidad de un centro de irradiación de políticas y mecanismos de control de la enfermedad y su principal vector de contagio, la vinchuca. Algo que, según se desprende de las primeras escenas, no estaría ocurriendo en el territorio argentino, más allá de los cambios de gobierno de las últimas décadas. El vínculo del Chagas, enfermedad estigmatizante, con la pobreza no ha hecho más que generar prejuicios y falta de interés.

Martelli les da pantalla y voz no sólo a los especialistas en el tema del Conicet y otros organismos, sino también a los médicos clínicos y cardiólogos rurales y, desde luego, a aquellos que han sido diagnosticados con la enfermedad. Una joven madre asintomática que acaba de descubrir que tanto ella como su hijo son chagásicos (como lo eran su madre y su abuela: el mal también se transmite a través de la placenta) pregunta y recibe respuestas de un médico antes de comenzar el tratamiento. En una casa de adobe en el norte del país, un hombre con arritmia recibe la visita de un doctor itinerante, y en otro hogar aislado el asistente sanitario recolecta vinchucas para su futuro análisis.

La división en capítulos de este documental algo convencional en términos cinematográficos pero temáticamente muy interesante, además de claro a la hora de transmitir información, describe la situación del Chagas en el país y el continente, la labor de las diversas ONGs y organismos estatales en toda Latinoamérica, y el rol de la migración en la incorporación de nuevos pacientes en países libres del contagio vectorial. Al inicio de la proyección pueden apreciarse los logos del Grupo de Boedo, principal productora de Chagas, orquesta invisible, además de los del Fondo Nacional de las Artes y el INCAA, sin cuyo apoyo este valioso documental posiblemente nunca hubiera existido.