¿Qué puedo decir de la escuela Integral? Que la profesión que elegí la hago con pasión y como un constante juego. 

Que como todo juego se hace con reglas y que lo mejor que puede pasar es ser leal a esas reglas (hasta que uno decida cambiarlas). 

La profesión que elegí es un juego vital y poderoso. Siempre lo he hecho con pasión; y que hay que buscar a los mejores aliados, porque el cine como la vida es imposible hacerlo solo. 

El cine es comunidad. Y la comunidad es vínculos, amores, conflictos, encuentros y desencuentros. Veo con el paso de los años que está como instalada esta idea de la inspiración en el arte. 

Lo que me dio la escuela Integral es que la inspiración no es la clave sino el trabajo cotidiano, el de todos los días, con intensidad, con alegría, con rigor, siendo crítico. 

Recuerdo que decíamos “voy contento a la escuela”, porque era una felicidad asistir a la Escuela Integral. Entonces la inspiración puede venir o no pero se trabaja igual porque lo que importa es el camino, no la meta; el proceso antes que el objeto. 

Hay tantas maestras a las que agradecer por eso. Silvana Sandri De Mendez fue una de las fundadoras de la escuela, directora y maestra. La foto que ilustra esta contratapa la saqué hace unos años, apenas estábamos saliendo de la pandemia. Recuerdo ir a visitarla en la pandemia, a llevarle arroz con leche que hacía mi madre para ella. Y a través del portón nos intercambiábamos comida. Ella me daba unas naranjas de su árbol para mi madre. Ese intercambio amoroso de la comida en pandemia, de pensar los vínculos, de cuidarlos. 

Ayer Silvana falleció a los 98 años. Lo único que pienso, en estos tiempos que intentan arrasar con las subjetividades, es en honrar ese vínculo y la idea de pensar, actuar y vivir en comunidad.