Sofía Gala Castiglione ocupa cada vez más un lugar importante en el cine argentino. Ahora, es la coprotagonista de Como el mar, el tercer film de Nicolás Gil Lavedra, en el que interpreta a Paula, la madre de Azul, el personaje de la actriz y coguionista del largometraje, Zoe Hochbaum. Madre a medias, porque Paula siempre le ocultó a Azul que, en realidad, es su hermana. "Me pareció muy lindo que esté escrita por una mujer joven", dice Castiglione. También le interesó mucho "el tema vincular y el tema de poder hablar de distintas maneras de maternar y de poner un poco de grises a todo lo que estructural y culturalmente en la vida se nos ha mostrado como blanco o negro", según explica en la entrevista con Página/12.

La actriz profundiza sobre el significado de esa antinomia que determina "si sos una madre", "si sos buena o sos mala" o si "tenés esta relación, bla bla bla". "Y me parece que las relaciones son muy particulares. Hay tantas relaciones como personas en el mundo y se trata de poder tratar los grises en esta relación de estas mujeres que se conocen teniendo un tipo de relación y terminan teniendo que mutar a otro tipo de vinculación, sin dejar de lado la que tienen. Cuando las cosas suceden como suceden en esta película, se arman vínculos nuevos que, por ahí, existen desde hace un montón, pero no están tan mostrados en las historias que se cuentan" , explica Castiglione. Y amplía: "Si están mostrados, están mostrados condenatoriamente. La vida se parece mucho más a los grises, donde los vínculos no son como lo que ves, en general, o lo que te muestran. Eso para mí fue fundamental: el querer contar una historia de grises en un tema tan estructural y tan tabú como es la maternidad y la familia".

-¿Cuánto tiene Paula de Sofía?

-Todo. Me cuesta mucho hablar de los personajes en tercera persona. En mi caso, me resulta algo que me aleja completamente de la persona que estoy interpretando. Ese personaje vive en mí y justamente lo saco de adentro mío. Siempre trato de estar lo más neutra posible emocionalmente para empezar cualquier desafío y que realmente la historia de vida que voy a contar vaya llevando mi emocionalidad a los lugares donde necesito. ¿Qué tiene de mí? Nada y todo. Yo también fui una mamá muy muy joven. Tengo una hija que es un poco mi hermana-hija, con la que me crié y crecí. Va a cumplir 16 años.  Generacionalmente, nuestra brecha es mucho más corta. Mi mamá me tuvo a los 40 años, yo tuve a mi hija a los 20. Y realmente la brecha generacional marca un montón de cosas. Estamos mucho más cerca de la música, el cine. Hay algo de eso que es inevitablemente real, en donde estás mucho más cerca. Me resultaba interesante y me pegaba de cerca también el personaje de Paula y de ser mamá no adolescente (en el caso de ella sí) pero ser mamá muy joven, y qué pasa con una. Porque una cuando es mamá no deja de ser joven, niña, mujer y un montón de cosas. Y la inconciencia de la juventud también te llega a no ligar de que vos también estás creciendo a la par de tus hijos y formándote como persona, más en una edad tan temprana.

Zoe Hochbaum y Sofía gala en Como el mar.

-La película tiene una mirada alejada totalmente del pensamiento patriarcal. ¿La ves como una historia que va en consonancia con la época?

-La veo como una historia real. Siempre nos han mostrado lo que son los vínculos en la heterosexualidad, o cómo te muestran a los gays, a los disidentes o a los binarios en las películas o en la tele. Todo es "esto o lo otro". Y la verdad es que nada es así. Si yo cuento una historia básica de una madre y una hija, probablemente no sería la historia de ninguno de nosotros porque en la vida pasan un montón de cosas que hacen que esas etiquetas se vuelvan difusas y se conviertan en algo nuevo que no tiene nombre. Etiquetamos tanto todo que hay unas reglas que pareciera que hay que seguir para ser madre e hija, para ser padre e hijo, mujer y marido, marido y marido, o lo que sea. Es el momento de empezar a quebrarlas no solo en lo social, donde de a poco se va avanzando en eso, sino en nuestra cultura, en nuestras historias, en las historias que contamos. Entonces, lo que les pasa a estas dos chicas es algo que pasa y que pasa mucho. Y lo que pasa mucho también es que los vínculos son distintos todos entre todos. Es poder contar una vinculación de una forma que no es la tradicional de una madre y una hija y que no haya víctima ni victimario, que no hay bajada de línea del tipo "esto está bien" o "esto esto está mal" o "así es como se hacen las cosas". Hay que contar más historias donde salgas del cine haciéndote preguntas vos, que películas que traten de responder alguna pregunta o que traten de bajar algún tipo de línea, porque así es la emocionalidad y así es la vida.

-Se está viviendo un momento muy complicado en relación a la cultura y demás. Y la palabra que más se está utilizando es "resistencia". ¿Cómo lo estás viviendo?

-No hace falta ni una repuesta de cómo lo estoy viviendo: como un ataque a la cultura, es un ataque a un país. Pareciera que la cultura no importa, que hay cosas más importantes. Igual que con la pandemia. Siempre a la cultura se la denigra o se la deja a un costado, como si fuera mero entretenimiento. No creo que sea casualidad que la cultura se convierta cada vez más en frivolidad y en entretenimiento y cada vez se le da menos posibilidad a situaciones profundas. Es una forma de control, una forma de tenernos dormidos, sumisos, de que no se nos abra la cabeza, de que no pensemos y de es manera poder controlarnos y seguir teniendo poder sobre nosotros. Y mantenernos en este estado de shock en el que estamos. Todos estamos quejándonos, pero finalmente nunca termina de pasar nada. Lo vivo como una actriz que vive no solamente monetariamente sino emocionalmente y psíquicamente de lo que hago. Me pone muy triste que no se le dé a nuestra cultura el lugar que se merece.