Es un disco perfecto para Los Espíritus. La Montaña tiene un concepto sonoro en el que se invita a permanecer. Son canciones de influencias variadas, todas en afinidad con las demás; una montaña, en suma, que admite muchas acepciones y traza un diálogo con el recorrido del grupo, a la vez que abre más puertas en su devenir. Luego de un año que incluyó presentaciones internacionales, la nueva gira recorre gran parte del país y llega hoy a Rosario, a las 20 en La Sala de las Artes (Suipacha 98 bis). “Es un disco que nos llevó bastante tiempo, lo empezamos antes de la pandemia y tuvimos que dejarlo de lado. En el medio hicimos Sancocho Stereo (2021), y cuando terminó ese proceso y la gira de presentaciones, decidimos volver a La Montaña y grabarlo”, explica Maxi Prietto a Rosario/12.

La guitarra y voz de Prietto encuentra en La Montaña una reciprocidad precisa en los talentos de Miguel Mactas (guitarra), Martín Ferbat (bajo), Pipe Correa (batería y percusión) y Luciano Scalera (conga, bongó, percusiones). Hay invitados notables. Con una ingeniería de nombres ilustres: “Tuvimos reuniones con Mario Breuer, sobre qué sonido queríamos, hacia dónde queríamos apuntar, sabiendo que lo queríamos grabar en vivo, en estudios ION, para denotar cierta frescura, para que se notara a la banda interactuando. Él nos sugirió que lo mezclara Joe Blaney. A partir de tomar esa decisión, nos pusimos a trabajar a conciencia en cuanto a lo que sería la orquestación, batería, bajo, percusiones; sobre todo en la base rítmica, para que esas piezas encajaran lo mejor posible y sostuvieran a las canciones, muy influenciadas por géneros como el afrobeat o el highlife, con cosas que veníamos arrastrando de antes como el boogie y el blues, poniendo énfasis en el groove y en el mantra. Después, cuando llegás al estudio, tenés que olvidarte de todo eso, relajarte y tocar naturalmente”, continúa.

-Entre Sancocho Stereo y La Montaña hay un contraste, son dos conceptos muy diferentes.

-Son completamente distintos. Desde hacía años tenía una curiosidad, como cuando escuchás una canción tras otra en la radio, a la manera de un compilado, donde las grabaciones son todas distintas y las baterías y guitarras suenan diferente; al revés de lo que hacés cuando vas a grabar un disco, donde tratás de que suene todo homogéneo. Nos decíamos que estaría buenísimo hacer alguna vez lo contrario, y juntar grabaciones para que sonaran como un compilado, pero en forma de disco. Durante la cuarentena nos dijimos “es el momento”. Teníamos una grabación con Bombino, una zapada, un ensayo, grabaciones en estudio; aprovechamos a hacerlo y a tener invitados, porque lo que queríamos simular era un programa de radio. Pedimos muchos audios por WhatsApp a amigos de lugares donde giramos, y los pusimos como presentadores de las canciones, para simular este Sancocho Stereo, que sería como una emisora de Los Espíritus. Fue un juego que se abrió, y que nada tenía que ver con La Montaña, que era lo opuesto, un disco más armado y conciso. Los dos son coherentes, pero éste lo es más porque crea un universo particular.

-Al escucharlo ahora, luego de todo el trabajo, ¿qué notás de diferencial respecto de los discos anteriores?

-En lo personal, siento que es un disco que dentro de nuestra carrera se destaca, está en otro nivel; justamente por la maestría de Mario (Breuer) y de Joe (Blaney), dos personas que están en esto hace muchos años. Al sonido clásico del rock, Blaney lo tiene recontra asimilado; cuando nos mandaba las mezclas, todo sonaba de manera muy redonda, concreta, y nos remitía a discos que nosotros escuchábamos. Blaney es muy conocido por sus trabajos con Charly García, Andrés Calamaro, que son discazos, pero lo teníamos también muy presente por discos como Bone Machine, de Tom Waits, que es un referente para nosotros en cuanto a un blues corrido de lugar, donde él puede utilizar otro tipo de percusiones. En ese disco está también Marc Ribot, guitarrista que nos encanta, porque reúne por momentos una cosa medio cubana y latina y porque también tiene esa cosa blusera, pero más distorsionada y moderna, con reminiscencias del western; siempre fue un guitarrista de cabecera. Cuando le preguntamos a Joe sobre él, nos dijo que justo estaba libre, llegando de una gira; unos días después, se sumó al disco y grabó en el estudio. Según nos dijo Joe, le gustó el grupo y grabó en las dos canciones donde le habíamos pedido: “Directo al hueso”, “Hijo del hijo”; y sumó guitarra en “La fuerza”, que no estaba previsto.

-Tenés una clara afinidad por Waits, en tu manera de cantar y de decir las letras.

-Es muy difícil separase de él, lo escuché tanto que es obvio que se te va a colar algo. Siempre me gustó mucho el tango y el recurso del fraseo, en cantantes como Goyeneche, capaz de cantar un mismo tango como una puñalada o de una forma más florida y melodiosa. No sé cuánto de esto después incorporé, pero es algo que siempre aprecié, y al momento de escribir las letras, lo hago pensando en cómo serán dichas antes que cantadas.

-La Montaña reúne invitados destacables.

-Son soñados. ¡Tener un boogie donde participe Juanse! En una letra que escribí pensando en un momento particular de mi vida, cuando trabajaba como mayorista de golosinas en Florencio Varela (“Av. Calchaquí”); tenía mucho viaje de tren y colectivo, para llegar desde Capital hasta Quilmes, y en los viajes hablaba con vendedores ambulantes. Recordando esos días buenos, me dieron ganas de hacer una canción, la primera parte transcurre en Quilmes y la segunda en Capital, por eso le propuse a Juanse que cantara la segunda parte, además de que le agregó coros, sumó guitarras, y le puso toda su impronta. Por otro lado, está la participación de Dana Colley, el saxo barítono de Morphine, un grupo que siempre nos encantó. Le escribí, le gustó la propuesta y se sumó. Cuando le dije que iba a grabar Ribot en el mismo tema, me pidió que grabara él primero para no pisarse. Así que también se dio un entusiasmo entre ellos, a partir de las mismas colaboraciones.

Sobre la presentación de esta noche, Prietto adelanta que “es un show donde fusionamos todas las épocas de Los Espíritus; ya son seis discos y es difícil resumirlos en una noche, pero tratamos de armar algo donde no falte nada y que sea una experiencia intensa. El público viene respondiendo muy bien, muy festivo, y estamos entusiasmados, tanto con las presentaciones como con el sonido que logramos, a lo largo ya de 13 años”.