Alejandro Muszak y sus cómplices, Ivana Román Luquez y Silvana Bedoya, redoblan la presión sobre los acreedores de Abuntia, la marca comercial con la que Wenance operaba en España, ya que el plazo fijado para la aceptación de la propuesta de reestructuración de deuda vence el próximo martes 9 de abril.

Si para esa fecha la propuesta de pago de Muszak no reune el consentimiento de los dos tercios, la reestructuración se caerá y los acreedores quedarán en condiciones de solicitar el remate de los activos de la empresa, cuya central operaba en Olivos.

Nadie entre los acreedores y los abogados que los representan cree que Muszak puede alcanzar ese nivel de acuerdo: la propuesta da por caídos los intereses, contempla una importante quita de capital, dos años de gracia y un plan de pago de diez cómodas cuotas anuales.

Los mensajes de correo electrónico que Abuntia envía a sus acreedores llevan la firma del mecánico de los autos de colección de Muszak, Pedro Viggiano. Viggiano es además, esposo de Paola Vallone, la principal prestanombres en el esquema delictivo organizado por el financista.

En esos mensajes, que se fueron intensificando en los últimos días, la empresa sostiene que “se siguen propagando noticias erróneas y tendenciosas” y que “quienes lideran la oposición al plan representan apenas el 5 % de los acreedores”.

En los más recientes, además, se brindan los teléfonos móviles de Román Luquez y Bedoya, quienes dan la cara habitualmente por Muszak a cambio de la promesa de recuperar sus respectivas inversiones. 

A la vez, varios acreedores iniciaron demandas tras recibir, a través de un correo electrónico firmado por Abuntia, confirmaciones de acuerdos de reprogramación de pagos que nunca habían firmado. La otra queja de los acreedores es que nunca pudieron ver los números reales de la empresa, por lo que desconfían de la seriedad de cualquier propuesta.

La pregunta que se hacen los damnificados es doble: por un lado, qué porcentaje de acuerdos individuales presentará Muszak cuando se cumpla el plazo de las negociaciones, la semana que viene. Por el otro, cuántos de esos acuerdos serán genuinos y cuántos apócrifos.

La reestructuración de deuda es apenas uno de los problemas que enfrenta Muszak con la justicia española. También pesa sobre él una investigación penal tributaria por evasión fiscal, en este caso, vinculada al Impuesto a la Renta de Personas Físicas (IRPF), figura que en ese país contempla penas de prisión de cumplimiento efectivo.

Además, Muszak recibió un duro revés en Uruguay. El banco central de ese país canceló la licencia con la que operaba Big Capital, una firma de su propiedad dedicada al “asesoramiento en inversiones”, por multiplicidad de incumplimientos, según la resolución oficial. El principal de ellos es que Big Capital se dedicaba, de manera excluyente, a colocar títulos emitidos por préstamos otorgados por Wenance. La firma tampoco contaba con políticas y procedimientos adecuados para prevenir el lavado de activos".

La celeridad de la justicia, tanto en Uruguay como en España, contrasta con las demoras en el juzgado Criminal y Correccional que subroga la Dra. Paula Verónica González, que retomó la causa tras la feria de enero. Sus reiteradas demoras fueron motivo de queja por parte de los distintos querellantes. 

Cronología

Wenance prestaba dinero por internet a sectores no bancarizados con altas tasas de interés. “Les damos la oportunidad a esos sectores de regresar al sistema, de reconstruir su scoring, y eso obviamente tiene un precio”, decía Muszak en 2017 y 2018, cuando explicaba su negocio en foros sectoriales.

En julio de 2023, abrió un nuevo frente de conflicto con los inversores que colocaban su dinero para que Wenance lo prestara, en un caso evidente de intermediación financiera sin licencia del BCRA. En julio, el financista alegó un “aumento de la mora por la crisis económica” y entró en cesación de pagos, aunque en el expediente hay elementos suficientes para acreditar una quiebra fraudulenta.

Las operaciones de Abuntia comenzaron en 2021 y crecieron durante 2022. La explicación era sencilla: Muszak les ofrecía a sus inversores de Wenance “una plaza más segura y estable que la Argentina”. Muchos compraron el argumento.

Cuando el financista decidió dejar de cumplir sus compromisos con inversores, proveedores y empleados, también lo hizo con los “españoles”, que eran en realidad argentinos, muchos de ellos residentes fuera del país. En agosto del año pasado, Abuntia anunció a sus inversores el inicio de un proceso de auditoría externa, paso previo para elaborar un plan de reestructuración de deuda. Pero tres empresas de auditoría renunciaron, en disconformidad con la injerencia de Muszak en el proceso.

A fin de 2023, Muszak abandonó su domicilio de Nordelta, preocupado por posibles escraches, y se mudó al 4400 de avenida Libertador, en la ciudad de Buenos Aires. Los damnificados por su accionar comenzaron a esperarlo e interceptarlo, teléfono en mano, durante sus salidas matutinas de running alrededor de los lagos de Palermo para después subir el material a las redes sociales.

Wenance, que integraba la Cámara Argentina de Fintech desde 2017, tiene su membrecía suspendida y continúa a la espera de que se le dicten sanciones por parte del tribunal de disciplina, penalidades que podrían llegar a la expulsión. 

Por lo pronto, ya no figura en el directorio de miembros alojado en la web de la cámaraarios integrantes de la institución reclaman mayor energía en el repudio al accionar ilícito de la empresa.