El Gobierno dio de baja el programa "Libros para aprender" y confirmó que no realizará la compra de los 14 millones de ejemplares prevista para este año. Así, el Ministerio de Capital Humano, informó que los libros destinados a estudiantes de primaria, secundaria y jardines de infantes de todo el país, dejarán de ser distribuidos.

Desde el Gobierno fundamentaron la decisión en una supuesta "falta de transparencia" del programa y decidieron directamente cortar el presupuesto. Además, desde la cartera dirigida por Sandra Petovello argumentaron que el procedimiento “estaba muy demorado” como para llegar a tiempo con el inicio de clases, apuntaron a los costos de la distribución y aseguraron que en años anteriores “los libros llegaron de forma azarosa a las escuelas, sin contemplar su diseño curricular”.

Durante el traspaso de gobierno, el secretario de Educación, Carlos Torrendell, había mostrado interés en continuar con el programa nacional creado en la anterior gestión, pero finalmente desde el Ministerio definieron la retirada de su formato nacional y optaron por invitar a las provincias que estén interesadas en continuar con la adquisición de los ejemplares a realizar la compra para luego pedir el reembolso a la Nación. Su idea es que sean las jurisdicciones las que financien la distribución de los manuales en las escuelas.

Esto no fue bien recibido por varios distritos que miran con desconfianza la certeza de pago de un gobierno que ya cortó distintas partidas provinciales, como el Fondo de Incentivo Docente (Fonid). De todas maneras, hasta ahora no se firmó ningún convenio con las provincias, por lo que se espera el cierre definitivo del programa.

El programa

El Programa “Libros para aprender” fue implementado en 2022 y 2023 por la gestión del exministro de Educación Jaime Perszyck. Su objetivo era cumplir con el derecho a la educación y garantizar el acceso universal a libros esenciales para el aprendizaje, tanto libros escolares como obras literarias que fomentan la lectura autónoma y las actividades en el aula.

De esta manera contemplaba la compra y la entrega de material bibliográfico y cuentos a estudiante de escuelas de gestión estatal y de gestión privada cuota cero y oferta única. Cada ejemplar tenía el nombre y le pertenecía al alumno y con eso buscaba que los libros puedan ser un puente entre la escuela y la familia.

En los años previos, el proceso lo condujo la Nación, aunque las máximas autoridades educativas de las 24 jurisdicciones seleccionaron los textos de acuerdo a su plan de estudios. Asimismo se abrió un convocatoria para que las editoriales que quisieran (participaron más de 50) presentaran sus materiales de acuerdo con los requerimientos que establece este Ministerio. Luego, una comisión nacional revisaba las propuestas y realizaba una primera selección. Finalmente, expertos de cada jurisdicción definían los textos para su provincia.

El impacto que tuvo en las provincias fue dispar, mientras que para algunas no fue imprescindible, como el caso de Capital Federal y Mendoza que ya imprimen sus propios libros, para otras, como Corrientes, Santiago del Estero o Río Negro, el programa permitió que muchos alumnos pudieran llevar un libro a sus casas por primera vez.

Informe: Lucía Bernstein Alfonsín.