Docentes del Colegio Secundario Pluricurso con Itinerancia 5186, de Acambuco, en el extremo norte de la provincia de Salta, se enfrentan a dificultades extremas para llegar al establecimiento, ubicado muy cerca del Estado Plurinacional de Bolivia. Sus opciones son cruzar a pie cuatro kilómetros de ríos y quebradas con víveres y material didáctico a cuestas por la Argentina, o hacerlo por el lecho de un río, con la ayuda del Ejército boliviano, para llegar a un punto a cien metros del paraje donde están los establecimientos que comparten este Colegio y la escuela primaria. 

La travesía fue relatada a Salta/12 por el profesor Juan Carlos Aguilar, a propósito de un proyecto de declaración presentado el martes último por el diputado provincial por el departamento San Martín, Santiago Vargas. El Colegio Secundario Pluricurso con Itinerancia 5186 está en este departamento, donde comparte edificios con aulas de enseñanza primaria que se reparten en los parajes Campo Largo y Macueta. El legislador solicitó un seguro médico que cubra la eventual atención médica en suelo boliviano de las y los docentes argentinos que se ven obligados a transitar por el vecino país. 

La iniciativa legislativa pide al Ejecutivo provincial que instrumente “un sistema de seguro de salud o cobertura médica (seguro del viajero), a fin de cubrir sanitariamente a los docentes rurales que deben atravesar la ruta Yacuiba - Bermejo para llegar al Colegio Secundario Pluricurso con Itinerancia 5186 Acambuco", y que ante la eventualidad de un siniestro vial "quedan desprotegidos en atención médica". También pide que el gobierno tome medidas para que se acondicionen "los medios de transportes para mayor protección" de estas y estos docentes, y "gestione a través de la Dirección de Vialidad Nacional las medidas necesarias para el acondicionamiento de las rutas”.

“Cuando las inclemencias del tiempo aparecen no tenemos transporte”, contó Aguilar. Detalló que ante las continuas lluvias, el transporte los acerca “hasta un punto estratégico que es El Alto, un camino ancho que usan las empresas”. Desde ese lugar, una escuela dista cuatro kilómetros y otro, en Campo Largo, seis kilómetros.

Ese recorrido se puede hacer por territorio argentino, pero tiene dificultades adicionales. “La particularidad es que se debe atravesar nueve veces una quebrada, y las lluvias generaron un alud dejándola cada vez más ancha y más profunda”, y consecuentemente los riesgos de atravesarla también crecieron, detalló el docente.

Por esta razón profesoras y profesores llegan a las escuelas por Bolivia. Viajan desde Tartagal (ciudad cabecera del departamento San Martín) hasta Yacuiba (ciudad del país vecino), y desde esta ciudad toman un transporte que los deja en la costa boliviana del río Itaú (que divide a ambos países), desde donde transitan solo cien metros para llegar al paraje donde se encuentra el Colegio Secundario.

Aguilar indicó que a metros del punto donde se desciende para cruzar a Argentina hay un Regimiento del Ejército de Bolivia. “Un día llegué de noche y por ahí el río trae agua y está medio fuerte. Para evitar pasar riesgo pedí quedarme y me lo permitieron, no sin antes ofrecerme que dos soldados me ayuden a cruzar”, contó el docente.

Indicó que si bien las autoridades educativas y las normativas que los rigen les exigen transitar solo por suelo argentino, si tuvieran que medir las posibles consecuencias deberían pedir permisos particulares y dejar de dar clases, algo que como docentes ven contraproducente para la comunidad educativa. En caso de sufrir aun accidente en Bolivia mientras cruzan, no tienen cobertura.

“Yo cuando salgo de Tartagal hago conocer a los medios de comunicación local (el diputado Vargas dijo que generalmente se usa el servicio de mensajería de Radio Nacional) para avisar a la familia que estoy viajando por si sucede una accidente automovilístico para tener idea de cómo actuar”.

Cuando la reciprocidad es necesaria

Aguilar se cruza constantemente con ciudadanos bolivianos en su traslado al paraje donde lo esperan sus estudiantes argentinos. “Ellos están de acuerdo que tengamos atención por cualquier accidente fortuito, o problema de salud que tengamos, sin poner en discusión la parte económica”, afirmó. Y contó que una de las cuestiones que genera algún resquemor es justamente la nueva condición para la atención médica que el gobierno salteño dispuso por ley, de cobrar las intervenciones programadas a personas extranjeras con residencia precaria o transitoria.

“Hay una unión cultural y tenemos usos y costumbres parecidos” entre Tarija (en Bolivia), Salta y Jujuy, dijo el profesor. Y por ello entendió que es preciso que las autoridades puedan ver el alcance de la solidaridad cuando se toman decisiones políticas.

“Nosotros seguimos atendiéndolos a todos los compatriotas argentinos sin discriminar a nadie”, dijo por su parte Oscar Camacho, director técnico del Servicio Departamental de Salud (SEDES), de Tarija, de donde depende Yacuiba y el sector en el cual debieran atenderse los docentes nacionales ante cualquier eventualidad en materia de salud.

Camacho recordó ante este diario que el “convenio de reciprocidad entre Salta y Tarija existe desde 2018 y no hay notificación de que haya quedado sin efecto”. Añadió que no se cobra por ningún tipo de atención, sean urgencias o emergencias, o sean consultas programadas.

Ante situaciones que fueron ampliamente difundidas tras la muerte de un argentino por falta de atención médica, o denuncias públicas sobre cobros en la atención sanitaria, el director dijo que eso “no es lo que debe suceder”.

Como mensaje final destacó: “Tenemos un dicho y es que para la salud no existen fronteras, colores políticos o barreras, y debiera brindarse a quienes lo necesiten”. En este marco afirmó que es preciso “ratificar una vez más este convenio de reciprocidad entre los gobiernos de Salta y Tarija”.