Hace unas semanas los integrantes de la emblemática Orquesta de Cámara de la Municipalidad de La Plata publicaron un comunicado dando a conocer su preocupante realidad: hace un año y medio que los músicos no tocan ni cobran. Según anunciaron, luego de meses y meses de reuniones y dilataciones, el Secretario de Cultura y Educación de la capital bonaerense, Gustavo Silva, les confirmó que la orquesta “no es prioridad del gobierno municipal ni será tenida en cuenta en un futuro”, algo que los invita a pensar que la situación no se revertirá. 

La historia de la Orquesta siempre ha sido algo problemática en lo que tiene que ver con la situación contractual de los trabajadores. Fundada en 1964, los músicos comenzaron a tocar en el conjunto con contratos esporádicos y no de forma estable. En los 70, con el gobierno peronista, consiguieron por primera vez el reconocimiento como empleados municipales, convirtiéndose en trabajadores de planta permanente. Con el neoliberalismo, los integrantes de la orquesta cayeron en la volteada de los despidos y hasta hubo un intento de privatizar al conjunto volviéndolo cooperativa, algo que fue resistido por la comunidad. Los músicos protestaron y lograron un acuerdo que funcionó hasta diciembre de 2015, que consistía en que el municipio le daba un subsidio a una fundación municipal que se encargaba de pagar los sueldos de los trabajadores y del mantenimiento de la orquesta.

Pero esa situación de por sí precaria se agravó, según los músicos, con la asunción del actual intendente Julio Garro, integrante de la Alianza Cambiemos. “Desde el principio tuvimos que explicar que no éramos ñoquis ni grasa militante y contar la historia de la orquesta, que tuvo momentos de gran esplendor que se fueron apagando por el vaciamiento municipal”, cuenta a PáginaI12 Sergio Poli, violinista del conjunto y delegado del mismo. “Nos imaginamos que podía pasar algo así y entonces nos reunimos con Garro y le presentamos un proyecto. Una especie de reparación histórica para mejorar nuestros sueldos y para que la orquesta recuperara ese lugar que alguna vez tuvo”, dice el músico, que integra el conjunto desde 1984 y que es hijo de uno de sus fundadores. 

La respuesta del intendente fue aparentemente favorable: les dijo que le interesaba el proyecto y que él mismo lo presentaría ante el Concejo Deliberante de la ciudad para que fuera tratado. Nunca lo hizo. Sin embargo, a fines del año pasado, cuando el oficialismo tuvo que presentar su proyecto de presupuesto para 2017, Silva sorprendió a los músicos al incorporar a la orquesta al proyecto oficial, con la promesa de que Garro les daría estabilidad laboral con contratos equivalentes a los de los empleados de categoría municipal. 

Pero eso tampoco sucedió. Y aunque los músicos llegaron a tener varias reuniones en las que incluso se definieron los escalafones diferenciales para los distintos roles dentro de la orquesta, unos días antes de firmar los contratos el acuerdo se cayó y el secretario de Cultura nunca más los recibió. Hasta hace un mes, cuando les dijo aquello de que ya no eran ni serían “prioridad”. 

“Sentimos que hemos llegado a una instancia decisiva, en la que debemos pensar cómo seguir. Tenemos prometida una reunión con Garro para la semana próxima (por la que empieza este lunes), que esperamos que se pueda concretar. Tenemos la sensación de que el intendente no está del todo al tanto de cómo son las cosas, porque cuando habla con la prensa local dice cosas que no son. Queremos acercarle la información de primera mano para ver qué respuesta nos da”, sostiene Poli. 

En todo este tiempo, la orquesta que está compuesta por veintitrés músicos, un director y un secretario técnico ha realizado varios conciertos frente al palacio municipal a modo de protesta. “Es impresionante, pero cada vez que tocamos se llena el lugar. Eso es lo que estamos defendiendo. Más allá de los veinticinco puestos de trabajo, que por supuesto son importantes, lo que queremos rescatar es a un organismo público de prestigio, para que vuelva a estar donde tiene que estar”, afirma el delegado, que plantea a la próxima reunión con Garro como una “instancia final”.