En sintonía con el nombre de su nueva gira, “Por más”, Cultura Profética regresa a Buenos Aires para redoblar la apuesta. A dos años de su desembarco en el Movistar Arena, el grupo insignia del reggae puertorriqueño reincidirá en el estadio de Villa Crespo este viernes 24 de mayo a las 20. Aunque en esta ocasión, aparte de repasar sus clásicos, adelantará canciones de lo que será su próximo álbum. “En aquel momento, no sabíamos qué esperar. Hacía mucho tiempo que no íbamos para allá. Al final, fue una noche perfecta”, evoca Willy Rodríguez, cantante y bajista del grupo fundado en 1996, al otro lado del zoom, acompañado por el guitarrista Eliut González. “Sabemos que estamos yendo en un momento difícil, aparte de que hay otros conciertos de reggae, como el de Dread Mar I celebrando sus 20 años de trayectoria. Estamos al tanto de la situación económica de la Argentina”.

-Es una época visceral no sólo en el país sino en todo el mundo. Tomando en cuenta su carácter concientizador, ¿qué les parece que tiene el reggae para aportar en momentos como éste?

Willy Rodríguez: -En el caso puntual de la Argentina, me parece irresponsable que los artistas internacionales nos pronunciemos sobre lo que está pasando. Y menos aún si no conocemos la realidad que se vive a diario. Es fácil decir lo que la gente espera de uno. Yo sé que si le tiro al presidente argentino, la gente lo va a celebrar. Sin embargo, es un país que viene padeciendo los problemas económicos desde hace tiempo.

-Otra realidad innegable es que el reggae, al menos en Latinoamérica, experimenta un decaimiento de consumo y popularidad.

W.R.: -El reggae ha mermado un poco. Pero, a la misma vez, es música que se ha mantenido entre la gente. En la Argentina y Chile, más que en cualquier otro lado de Latinoamérica, hubo un auge del género. Eso no pasó en Puerto Rico. Siento que el reggae subsiste y estamos ahí cuando se nos necesita. Es una alternativa para todo lo que recibimos a diario.

-¿Cómo ven al género con respecto al auge de la música urbana?

W.R.: -Hay movidas jóvenes que están acaparando la atención, especialmente en la Argentina. Me parece que lo que pasa con el trap y el neo soul es impresionante. Se está creando una nueva escuela. La dicha que tenemos nosotros es que existimos por encima del reggae. Ésta es una banda que abarca muchos estilos y que tiene personalidad propia. Eso nos da la posibilidad de sobrevivir frente a muchos movimientos musicales diferentes.

-De hecho, el nacimiento de Cultura Profética coincidió con los primeros años del reggaetón.

Eliut González: -Quien conoce nuestra historia sabe que nacimos a la par de lo que hoy se conoce como “música urbana”. La primera experiencia de grabación que tuvimos fue para un disco que se llamó El bando korrupto. Si tú buscas el playlist de los artistas que participaron, ahí estaban metidos Daddy Yankee, Nicky Jam y otro montón de gente. Cuando ahora nos ven colaborando con ellos, nos tiran la mala. Hay mucho respeto entre nosotros, hemos sido hermanitos. Además, sin el reggae no hay reggaetón. En un momento dado, al reggaetón en Puerto Rico se lo llamó “Rap & Reggae”.

W.R.: -Es muy loco ver el respeto que tienen hacia nosotros los artistas de la música urbana. Antes de que se hiciera mundial, Bad Bunny grabó una canción en la que dice: “Fumamos más que en un concierto de Cultura” (NdelR: lo dice en alusión al cannabis). Y en otra canción, Farruko me menciona. La mayoría de ellos se criaron yendo a nuestros conciertos.

-¿Recuerdan cómo fueron los inicios del reggaetón?

W.R.: -Si bien a El General se le considera el precursor, antes había llegado Nando Boom. El no sólo influenció al reggaetón, sino también al reggae latino (NdelR: el disco Big yuyo, de Los Pericos, puede dar fe de esto). Y en Puerto Rico se agarró esa onda de los panameños. Más que con el reggae, los boricuas tuvieron que ver con el hip hop. Eso sucedió por la gran migración que hubo de puertorriqueños hacia Nueva York. Por eso era natural que se desarrollara primero el rap antes que el reggae. Al mismo tiempo que Vico C estaba haciendo rap, Brewly MC hacía reggae. El boricua fue perfeccionando su estilo. Lo que nos diferencia de otros músicos latinoamericanos es que aprendimos a exportar nuestra música. Aprendimos a arriesgar y a ser efectivos con lo que hacemos.

-Ahora que hablás de riesgo, ¿por qué decidieron sacar una versión instrumental de su último de estudio, La dulzura?

W.R.: -Siempre quisimos hacerlo, pero fue ahora que se dio la oportunidad de lograrlo correctamente. Fue una idea conceptual. Cada música que hacemos tiene un aura específica que sobrevive sin la letra. Puedes llegar al mismo lugar emocional sólo con la música.

E.G.: -Es el mismo disco (NdelR: La dulzura salió en 2014, en tanto que la versión instrumental es de 2019), lo que pasa es que le quitamos las voces. Uno como oyente se pierde el detalle de los arreglos. La idea de hacer esto es que la gente le prestar atención a ese trabajo. Nosotros somos bien minuciosos con eso. Lo bonito es que lo oyes de otra manera. Incluso a nosotros nos sigue sorprendiendo todo lo que aparece en esos temas.

-¿Llegaron a tocarlo en vivo?

W.R.: -No. Hubiera sido interesante, pero la gente supongo que se debe quedar esperando la voz. Lo que sí hacemos en vivo es alargar los jams. Hacemos versiones diferentes de los temas. Es lo que más disfrutamos de los shows en vivo.