Los feriados puente se cerraron por los próximos dos años. En su lugar, el Gobierno estableció tres “días no laborables con fines turísticos” para 2018 y otros tres para 2019. La diferencia no es menor: en esos días, la administración pública y las escuelas no registran actividad, pero, a diferencia de los feriados nacionales que rigen para todos los trabajadores, en el sector privado será el empleador el que decida si hay derecho o no a esas minivacaciones. 

Quien deba guardar las valijas y trabajar no cobrará el plus que corresponde por feriado sino un jornal simple, como cualquier día laborable. El decreto 923/2017, publicado ayer en el Boletín Oficial, repone a medias lo que el mismo presidente Mauricio Macri había eliminado mediante un DNU en enero pasado, un año después de haber sostenido durante la campaña presidencial que “los feriados no fueron buenos para el país ni para el turismo”. 

En tanto, el Ministerio de Turismo nacional informó que la medida “ayuda a complementar las vacaciones para impulsar el turismo interno, ya que el país cuenta con un piso bajo de vacaciones” por debajo de la región y el mundo. Para el legislador porteño José Cruz Campagnoli (NE-FpV) “la medida es un retroceso porque al ser días no laborables, los trabajadores y trabajadoras ven supeditado su derecho al descanso a la discrecionalidad de los empresarios”.

La nueva ley de feriados (N° 27.399), votada en septiembre y que habilita al Ejecutivo a fijar hasta tres feriados puente al año, establece que durante 2018 habrá 12 feriados inamovibles que son el lunes 1º de enero; Carnaval (12 y 13 de febrero); Semana Santa (del 29 de marzo al 2 de abril); viernes 25 de mayo; lunes 9 de julio; lunes 20 de agosto; lunes 15 de octubre; y lunes 19 de noviembre.

A estos, se suman los “días no laborables con fines turísticos”: el 30 de abril, 24 de diciembre y 31 de diciembre. Se trata de los tres lunes que anteceden a los feriados por el Día del Trabajador, Navidad y Año Nuevo, respectivamente. 

En tanto, para 2019 habrá 4 feriados inamovibles que son Carnaval (4 y 5 de marzo); Semana Santa (18 y 19 de abril); lunes 17 de junio; y 18 de noviembre, a los que se agregan los tres días no laborables y a voluntad del empleador: 8 de julio; 19 de agosto; y 18 de noviembre.

De ese modo, los tres días no laborables destinados al turismo se suman a los otros días que figuran en el calendario oficial con el mismo status: 

las Pascuas Judías, el Día de Acción por la tolerancia y el respeto de los pueblos, la fiesta del Sacrificio, el Año Nuevo Judío, el Día del Perdón y el Año Nuevo Islámico, Culminación del Ayuno.

La ley que establece los feriados puente fue aprobada en la Cámara alta con 59 votos a favor y una abstención (Omar Perotti, PJ-FpV), faculta al Ejecutivo a establecer hasta tres feriados puente por año a partir de 2018. Como el poder discrecional permite que el Presidente no fije ninguno o elija como máximo tres, o, como en este caso, en lugar de días feriados establezca días no laborables, desde la oposición habían planteado, sin conseguir acompañamiento, que en lugar de facultar se obligue al Ejecutivo a tomar la medida.

La disposición adoptada apunta a saldar en parte la demanda del sector turístico, pero también la de los industriales, quienes hace tiempo vienen aduciendo pérdidas por los fines de semana largos.

El ministro de Turismo de Nación, Gustavo Santos, señaló la importancia de los fines de semana largos para la economía nacional ya que “representan el 27,5 por ciento de los viajes que realizan los argentinos durante el año y esto se refleja en empleo genuino y en el derrame en las economías regionales”, y remarcó que le da “previsibilidad al sector”.

El funcionario agregó que “el objetivo de nuestra gestión es tener un promedio de nueve fines de semana largos por año ya que son útiles y responden a una nueva demanda del turista que estila realizar varias escapadas durante el año”.

Según los datos que difundió el Ministerio de Turismo, los fines de semana largos representan el 27,5 por ciento de los viajes totales que realizan los argentinos durante el año, y este porcentaje equivale a la temporada de invierno. En 2016, representaron el 24,7 por ciento de los viajes totales y el 21 por ciento del gasto turístico.