La semana próxima se hará una presentación ante la Justicia porteña para que se investiguen las circunstancias en las que se produjo la muerte de un joven de 29 años que, en medio de una crisis, fue llevado para su atención al Centro de Salud Comunitario (Cesac) 3, del Complejo Lugano I y II, donde no fue asistido porque sus responsables “nos cerraron la puerta en la cara”. La denuncia fue realizada, ante PáginaI12, por Marcela, la madre del joven  fallecido, Martín Firma Paz, quien señaló también que la ambulancia del SAME tardó una hora en llegar al lugar y durante el traslado al Hospital Santojanni “la médica no hizo nada para salvarle la vida, porque lo único que tenía era una máscara de oxígeno”. El traslado al hospital se demoró, además, por la presencia, frente al Cesac 3 de una multitud de autos de la Prefectura y de la Policía Metropolitana que se habían hecho presentes, aunque “la única seguridad en juego era la vida de Martín”.

Los hechos ocurrieron el sábado 28 de octubre pasado, a partir de las 16.30, cuando Martín Firma Paz se encontraba acompañado por sus hermanos menores, en el departamento en el que vivía, ubicado a unos 20 metros del centro de salud. “Cuando la madre y su marido llegaron allí, se encontraron con seis prefectos que habían concurrido porque los hermanos de Martín se comunicaron con el 911 porque tenían dificultades para conectarse con el 107 del SAME”, explicó a este diario el abogado Carlos Figueroa, que el lunes acompañó a la familia a una entrevista con la ministra de Salud de la Ciudad, Ana María Bou Pérez, quien se comprometió a abrir un expediente administrativo para investigar lo ocurrido, al margen de la acción penal. 

La madre de Martín dijo que ella fue a la casa de su hijo “porque los hermanos me llamaron porque se había desmayado, estaba inconsciente, como si estuviera muerto”. Cuando llegó tuvo problemas para ingresar porque había agentes de la Policía Metropolitana y cuando entró al departamento “los seis prefectos, en vez de tratar de hacerle trabajos de reanimación cardiopulmonar (RCP), que ellos tienen la obligación de saber hacer, sólo estaban vigilando todo, sin intervenir para salvarle la vida a mi hijo”. Fue ella la que inició las maniobras de RCP durante unos diez o quince minutos, hasta que decidieron bajar y llevarlo al Centro de Salud Comunitaria 3, en Soldado de la Frontera al 5100, a metros del departamento donde vivía Martín. 

El joven fue bajado por el marido de su madre y cuando intentaron ingresar al centro de salud “nos cerraron la puerta en la cara porque nos dijeron que no había médicos y que ellos no podían hacer nada” frente a la emergencia. Desde hace tiempo, los vecinos del barrio vienen denunciando deficiencias en la atención en ese lugar, sobre todos los fines de semana por ausencia de personal médico y de enfermería. 

Ante lo sucedido, y frente a la demora en la llegada de la ambulancia del SAME, Marcela volvió a insistir en las tareas de reanimación para tratar de salvar la vida de su hijo. “Estábamos rodeados de prefectos y de policías, porque habían llegado siete móviles de las dos fuerzas, pero ninguno estuvo disponible para llevar a mi hijo al Santojanni”. Marcela rescata “la buena voluntad de dos prefectos, un hombre y una mujer, que desobedeciendo las órdenes de sus superiores, intentaron ayudarme haciendo masajes cardíacos sobre el pecho de mi hijo, mientras yo le hacía respiración boca a boca, porque era evidente que había aspirado su propio vómito y no podía respirar”. 

La mujer dijo que la ambulancia del SAME llegó entre “treinta o cuarenta minutos” después del fallido intento de ingresar al centro de salud. “La médica del SAME lo hizo subir al vehículo y partimos hacia el Santojanni, pero durante el viaje no hizo nada para reanimarlo, porque lo único que tenía disponible era una máscara de oxígeno y ningún otro elemento imprescindible para una emergencia de este tipo, como marca el protocolo de atención del SAME”. Tardaron unos veinte minutos en llegar al hospital, donde poco pudieron hacer porque en breves minutos se produjo la muerte. 

El abogado Carlos Figueroa, colaborador del electo diputado porteño Mariano Recalde, le dijo a este diario que la causa está en poder de la Fiscalía en lo Penal y Correccional 43 de la Ciudad, que intervino de oficio porque la muerte se produjo en un hospital público. 

“Estuvimos reunidos con la ministra de Salud y los responsables de la Dirección de Hospitales, para que se abra un sumario administrativo y la semana próxima pediremos el cambio de carátula, que por el momento es ‘muerte dudosa’”. De acuerdo con lo que se determine respecto de las causas de la muerte, se podría abrir una causa penal por abandono de persona seguido de muerte. 

Los vecinos del barrio se manifestaron el lunes en la Legislatura porteña, para reclamarle a los diputados y a los funcionarios del gobierno la investigación de la muerte del joven. Los familiares dijeron que el primer llamado al SAME se hizo a las 16.30, a las 17 llegó la madre al departamento y el joven todavía tenía signos vitales; a las 17.15 fracasaron en el intento de ingresar al Cesac 3 y Martín seguía con vida, y recién a las 17.30, una hora después de la primera llamada, apareció la ambulancia del SAME “sin contar con los elementos necesarios para una emergencia como esta, que debe ser muy habitual y que está prevista en el protocolo mínimo de atención”, insistió Marcela. La Coordinadora de la Comuna 8, del barrio porteño de Villa Lugano, denunció que el Cesac “estaba cerrado, sin médicos ni ambulancias, aunque una ley dice que las instituciones médicas de la Ciudad tienen que estar abiertas las 24 horas los 365 días del año”.

Martín Firma Paz.