Les garçons sauvages, dirigida por Bertrand Mandico

Ir directo al corazón del valor disruptivo de lo queer como un viaje aventurero es lo que hace de esta película una obra vibrante de principio a fin, con tanta desobediencia genérica como poder de experimentación erótica y estética. Mandico debuta en el largometraje, tras un largo entrenamiento en cortos de potencia explosiva, con un remolino hipnótico que empieza con un crimen sexual perpetrado por unos jóvenes que son condenados a viajar a una isla a principio del siglo XX. Hay bastante influencia del cineasta erotómano Walerian Borowczyk, que también compartía un salvajismo narrativo estilizado, pero sobre todo hay una búsqueda original en los pliegues de lo que los géneros pueden ofrecer para la desestabilización del mundo.

How to Talk to Girls at Parties, dirigida por John Cameron Mitchell

Si se piensa que el glam y el punk hicieron al estilo de los setenta la década más alienígena del siglo XX, tal vez la nueva película de Cameron Mitchell venga para confirmar esa creencia y actualice, de paso, aquello que empezó en su ópera rock Hedwig and the Angry Inch. Con Neil Gaiman como pasta base, la película se planta en el Londres de 1977 para contar que el año que el punk explotó tuvo algo de glam extraterrestre. Para eso, una historia de amor adolescente emplazada en una fiesta con aliens antropomórficos, que incluye a Nicole Kidman con un vestuario que envidiarían cada participante de RuPaul’s Drag Race. Mezclen al Bowie de El hombre que cayó a la tierra con el del documental Ziggy Stardust and the Spiders from Mars y sírvase en plan punk explicado a niños y niñas. Ternura queer del espacio exterior.

Kenedi se casa, dirigida por Zelimir Zilnik

En la retrospectiva del cineasta serbio Zelimir Zilnik se proyecta esta película que cumple diez años y que hace del realismo balcánico un modelo de crudeza narrativa desde los márgenes. El relato sigue al personaje del título, un flâneur rasca que yira para ganarse la vida como trabajador sexual, primero haciendo las veces de taxiboy hétero para luego incursionar en la prostitución gay. Aguafuerte de marginalidad viril, con cierta altura pasoliniana, principalmente a través de un certero homoerotismo lumpen. Aunque focalizada en la intimidad de los personajes, el relato hace una lectura política muy sólida donde se representa la unificación europea como un fenómeno que se pone en crisis por el deseo y por la desigualdad en relación a las leyes relacionadas con la diversidad sexual.

Wonderstruck, dirigida por Todd Haynes

Las narraciones múltiples son una de las especialidad y debilidad de Haynes: en este caso es un doble periplo de niña y niño en la misma ciudad pero en épocas distintas, separados por cincuenta años: Rose se escapa a Nueva York con el deseo de conocer a la actriz de cine que idolatra en 1927; Ben viaja de Minnesota a la Gran Manzana con una pista para encontrar a su padre que nunca conoció en 1977. Géneros cruzados sobre el libro de Brian Selznick: la cinefilia femenina en los locos años veinte mezclada con un huérfano cruzando los revolucionarios setenta. Búsqueda bifurcada, iniciaciones en espejo, reversos cosmopolitas, fascinación en capas, sensualidad urbana, exilios como creación de nuevas familias. La cultura del deseo en la ciudad de la fuga.

Una mujer fantástica, dirigida por Sebastián Lelio

En relato que inicia con protagonista masculino y, en un gran giro de guión, la película es protagonizada por una mujer trans, un cambio de punto de vista que desnuda las formas sutiles y groseras con que se sostiene la transfobia en la actualidad. Si en 2016 el cine chileno abordó en dos películas la expresión extrema de la homofobia a partir del crimen de odio de Daniel Zamudio, analizado de distintos puntos de vista sociológicos, este año con Una mujer fantástica se indaga en las complejidades de la violencia contra una mujer trans. Junto a las películas de Camila José Donoso, se podría comenzar a hablar de una continuidad en el cine de lo que el escritor chileno José Donoso había planteado en su novela El lugar sin límites. Lelio retrata con claridad una narración intensa que nunca abandona la visión desafiante sobre la identidad de género. Es sustancial la energía de Daniela Vega, una actriz trans que revela, por sí sola, toda la fuerza dramática del relato. 

78/52, dirigida por Alexandre O. Philippe

Como un aleph de la historia del cine, la escena de la ducha de Psicosis (1960) de Alfred Hitchcock puso en circulación todo lo que hizo magnético a ese arte y oficio del siglo XX proyectado en las pantallas. Y la dimensión queer de Psicosis fue creciendo a través del tiempo, motivada por el asesino drag y sus clones, y agigantada por la sexualidad de Anthony Perkins y la remake de Gus Van Sant. Esta película se propone desmembrar la celebérrima secuencia de la ducha, analizándola cuchillada a cuchillada, a través de un coro obsesivo que incluye montajistas, cineastas, músicos, intérpretes, más dos grandes figuras invitadas: el escritor queer Bret Easton Ellis y Marli Renfro, modelo nudista y chica Playboy, quien a los 23 años fue una anónima doble de cuerpo de Janet Leigh por 400 dólares y ahora revela las interioridades de haberse convertido en carne de la cinefilia mundial.

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