El padre de Franco Espinoza, un tripulante jujeño del submarino ARA San Juan, dijo que había “una navegación normal” hasta que se perdió contacto con el submarino y manifestó la “preocupación” de la familia, que espera recibir “noticias positivas” sobre la búsqueda.

“Los familiares estamos todos preocupados y ojalá lleguen novedades positivas. Esta es la tercera vez que mi hijo salía a navegar en el ARA San Juan, que estuvo en reparación hasta 2014 para luego ser llevado a Mar del Plata”, dijo Alberto Espinoza, padre de Javier, uno de los 44 tripulantes del submarino. 

El hombre dijo que su hijo está radicado desde hace cinco años en Mar del Plata, donde vive con su esposa, Andrea, y su hija Bianca, de 5 años.

“Javier es buen hijo (el segundo de seis en total), siempre aspiró a crecer. En 2003 se recibió de técnico en electrónica –contó– pero él quería seguir una carrera militar, especialmente dentro de la Fuerza Aérea. Era la inclinación que tenía desde chico”.

Espinoza estudió en la escuela de suboficiales de la Armada, de la que egresó en 2005 con el grado de cabo y con uno de los mejores promedios, por lo que integró la tripulación de la Fragata Libertad que dio a la vuelta al mundo.

Después de casi diez años de servicio pasó a un buque en la base naval de Mar del Plata, asignado al área eléctrica, y después hizo un posgrado de submarinista con lo cual pasó a ser parte de la tripulación del ARA San Juan.

La última vez que Espinoza se comunicó con su hijo fue el miércoles, el día que el submarino zarpó desde Ushuaia hacia Mar del Plata: “Me habló una hora antes al mediodía, incluso me mandó fotos que se había sacado ahí”, comentó.

Entre otras cosas, dijo, le contó cómo era la ciudad, el recorrido que hizo el submarino y que “todo era normal, sin ningún problema y que el viaje iba a ser más largo que la ida, de entre 15 y 20 días”.

Espinoza dijo que en las próximas horas su esposa viajará hacia la base naval de Mar del Plata donde se encontrará con su nuera, quien tiene contacto directo con la Armada. 

Respecto a las llamadas satelitales fallidas, de las que se procura establecer el origen, Espinoza dijo que podría significar un “indicio importante” para localizar el sumergible.