En un sorpresivo viaje a Rusia, el presidente sirio, Bashar al Assad, discutió un posible nuevo proceso de paz para Siria con su par de Rusia, Vladimir Putin, quien proclamó el inminente final de dos años de campaña militar rusa en ese país y dialogó también del tema con el mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, y el rey de Arabia Saudita.

El encuentro de ayer fue secreto, hasta que fue hecho público por Moscú, que divulgó fotos de Putin y Assad saludándose calurosamente en Sochi, en vísperas de una cumbre entre Rusia, Turquía e Irán en esa misma ciudad balnearia rusa y antes de otra ronda de conversaciones de paz por Siria en Ginebra prevista para fin de mes.

“Transmití a Putin y a todo el pueblo ruso nuestros saludos y gratitud por todos los esfuerzos que Rusia hizo para salvar a nuestro país”, dijo Al Assad a los jefes de las Fuerzas Armadas rusas en declaraciones difundidas por la televisión y la agencia de noticias estatal Tass.

Assad se aventuró a salir de Siria sólo dos veces, y en ambas viajó a Rusia, desde el inicio de la guerra en su país, en marzo de 2011. 

La guerra, que dejó unos 400.000 muertos y unos 12 millones de refugiados, comenzó con protestas populares contra el mandatario y degeneró en un conflicto que arrastró a las principales potencias e involucró a decenas de grupos rebeldes islamistas, entre ellos el sunnita Estado Islámico. 

La primera vez que el presidente sirio viajó a Rusia durante el conflicto fue en octubre de 2015, semanas después de que Moscú lanzara su campaña militar en Siria, que inclinó la balanza a favor de un Al Assad que por entonces parecía encaminado a una derrota.

“En lo que se refiere a nuestro trabajo conjunto en la lucha contra los terroristas en el territorio de Siria, esta operación militar efectivamente está llegando a su término”, dijo Putin luego de su reunión con Al Assad, y recalcó que lo más importante ahora es “pasar a los procesos políticos”.

Según el Kremlin, el encuentro entre ambos mandatarios se organizó para coordinar los esfuerzos de paz que se llevarán a cabo a partir de hoy en Sochi en una cumbre entre Putin y los presidentes de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y de Irán, Hassan Rohani. Rusia e Irán son los principales aliados militares de Damasco, mientras que Turquía apoya a la oposición y está en contra de la permanencia en el poder de Al Assad. No obstante, Ankara trabaja actualmente con Moscú y con Teherán para garantizar un alto el fuego amplio y duradero en el país vecino.

En Irán, en tanto, y mediante una carta dirigida al líder supremo iraní, ayatollah Ali Jamenei, el comandante de los Guardianes de la Revolución iraní, Qasem Soleiman, proclamó que “el dominio demoníaco del EI ha terminado”. “Se trata de una victoria histórica para los gobiernos y pueblos de Irak y Siria, así como para Irán” señaló Soleiman en la carta dirigida al líder religioso.

En una conversación telefónica, el jefe del Kremlin expuso también ayer a Trump y a otros líderes internacionales los objetivos del Congreso para el diálogo nacional sirio que pretende convocar en Sochi cuando logre acordar los detalles de la cita con Turquía, el principal valedor de la oposición armada siria que queda sobre el terreno.