Desde Córdoba

En Córdoba, los incendios forestales avanzaron en Sierras Chicas, áreas de Punilla y con mayor gravedad en Guasapampa, al noroeste provincial. Altas temperaturas, escasez de lluvias, fuertes ráfagas de viento hacen su tarea frente a ecosistemas degradados, deficientes políticas ambientales y un alicaído Plan Provincial del Manejo del Fuego. Así lo denuncian bomberos y vecinos organizados que ponen el cuerpo ante este cuadro crítico. “El incendio estuvo en muchos momentos totalmente descontrolado, principalmente debido a graves fallas en la coordinación del ataque al fuego por parte de las máximas autoridades”, apunta Juan Nicastro, de las familias brigadistas de Villa Giardino, La Cumbre y Huerta Grande. 

Los principales focos comenzaron entre miércoles y jueves de la semana pasada. Cruzar esos días al norte de las Sierras Chicas, en sentido este-oeste, hacia el corredor que une poblados de Punilla como San Marcos Sierras y Capilla del Monte era toparse con una panorámica desoladora: el fuego ladeaba los valles, y corría allí donde aún se conservan manchas de un ya castigado monte nativo. Los motivos de los incendios aún no han sido oficialmente comunicados. No obstante, datos nacionales de Ambiente indican que normalmente la tasa de incendios originados de forma natural no supera el cuatro por ciento. 

En el caso de Sierras Chicas, el incendio situado entre La Cumbre y Candonga se extinguió el domingo. El bombero voluntario de la localidad de Los Cocos Nahuel Slongo estimó que “allí podría haberse originado por un rayo, en días con mucho cambio de viento, y con una zona muy dañada ambientalmente, donde el fuego avanza rápido”. Slongo, que tiene más de veinte años de trayectoria en la actividad, agregó que “situaciones que deben solucionarse en corto tiempo se hacen eternas por la falta de recursos o por la llegada tarde de los mismos”, en relación a la coordinación que debiera emanar de la provincia. “Hace más de diez años, el Plan Provincial del Manejo del Fuego funcionaba y llegó a ser una referencia, desde hace algunos años escasean, hay falta de coordinación, y eso hace que casos como estos se tornen mucho más complicados. Córdoba tuvo la capacidad de resolver mejor este tipo de incendios, y hoy en día no sé si por otros intereses en las zonas afectadas, si por destinar recursos a otras áreas, por falta de interés o por una combinación de todo eso, se ha vuelto crítica la situación”.

En el mismo sentido, Juan Nicastro, integrante de una asamblea de vecinos, advirtió que “la mala coordinación de las máximas autoridades complicó un incendio que podría haberse extinguido el jueves pocas horas después de haberse iniciado”. “Muchas personas arriesgaron su vida, se gastaron fondos públicos, y se perdieron miles de hectáreas de naturaleza viva, un alto costo que afecta negativamente a toda la región”, añadió antes de advertir que “la importante labor de los bomberos voluntarios está siendo desvalorizada por un gobierno y el sector de agronegocios que no quiere defender el monte nativo, y priorizan sus intereses”.

Los relictos de bosque cordobés (3,5 por ciento de la superficie original) se encuentran en el marco de una fuerte disputa entre sectores agroindustriales y organizaciones del ecologismo popular de cara a un nuevo ordenamiento territorial que debe sancionar la Legislatura. En 2009, 2011 y 2013 se incendiaron cada año más de veinte mil hectáreas de bosques autóctonos, según datos oficiales, lo que,  observan organizaciones y bomberos no cambiaron las políticas de prevención y contención del fuego.