“Vamos hacia un esquema en donde el Estado va a pesar menos en la economía”, definió el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. En la conferencia industrial anual de la Unión Industrial Argentina (UIA), el funcionario detalló el plan oficial de “austeridad fiscal” por el cual espera que la economía crezca y genere empleo. El apoyo a los grandes lineamientos oficiales por parte de la mayor parte del arco empresarial empezó a tener claroscuros en materia industrial. “La reforma tributaria no la debe terminar bancando el interior del país”, advirtió el salteño José Urtubey, mientras que Eduardo Nougués, de Ledesma, advirtió sobre las altas tasas de interés y la suba de impuestos internos. Además, los sectores pymes de textil y calzado advierten que “por más que suba la rentabilidad a través de la baja de impuestos, si no hay mercado interno no sirve de mucho”. También hay inquietud en el sector industrial con el acuerdo comercial de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, que el Gobierno quiere firmar en diciembre (ver aparte).

Por la conveniencia coyuntural de mostrar afinidad con el oficialismo de turno sumado a una clara vinculación ideológica, la UIA tiene cercanía con el Gobierno de Cambiemos. Sin embargo, el rumbo de la política macroeconómica, la inminencia del acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur y algunos puntos de la reforma tributaria tensaron la cuerda entre el Ejecutivo y una serie de sectores enrolados en la central fabril. El presidente de la Conferencia, Eduardo Nougués (Azucerera Ledesma) alertó en el panel de apertura sobre el efecto negativo de las altas tasas de interés que derivan de la política monetaria del Banco Central. También criticó la falta de información del acuerdo con la UE y deslizó que aspira a que la reforma tributaria sea modificada durante su paso por el Congreso. “Lo peor que hay es la inflación, no la tasa”, justificó, en cambio, el presidente de Fiat Argentina, Cristiano Rattazzi.

En una línea similar a Nougués se manifestó el salteño José Urtubey. “Se necesita más transparencia en las negociaciones con la Unión Europea. No sea cosa que por querer firmar el acuerdo en diciembre se arribe a una situación que no está en línea con las necesidades de la industria”, dijo Urtubey. El apuro del Gobierno en firmar el acuerdo con la UE radica en la idea de mostrar ese pergamino del libre comercio durante la cumbre de la OMC en Buenos Aires que se desarrollará en pocas semanas. Entre los industriales hay relativo consenso en que la manufactura local tiene más para perder que para ganar con el acuerdo. Y el problema no es solamente la eliminación progresiva de los aranceles a las importaciones sino también los capítulos vinculados a propiedad intelectual y las compras públicas. 

Al contrario de la evaluación de los industriales, el ministro de Producción, Francisco Cabrera, salió ayer al cruce diciendo que espera que en diez años Argentina pueda exportar autos a Europa. “Nos está tomando el pelo”, dijo un metalúrgico por lo bajo. Cabrera ratificó que la intención oficial es firmar el acuerdo en diciembre.

El jefe del Departamento de Política Tributaria, Carlos Abeledo, dijo que “esta reforma tributaria es en gran medida lo que estábamos esperando. La iniciativa del consenso fiscal con las provincias es muy importante porque “ataca el problema central de la carga tributaria provincial y municipal”. Lo escuchaba complacido el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. El funcionario defendió la política de “austeridad fiscal” del macrismo, que consiste en bajar impuestos a las empresas y a las personas de mayor patrimonio y al mismo tiempo reducir los aumentos de las jubilaciones y bajar subsidios a los servicios públicos.

“La ley de responsabilidad fiscal es muy importante. Argentina va a mantener un nivel de gasto constante en términos reales, lo cual nos permitirá ir reduciendo el gasto en relación al PBI, que es la única magia para reducir el déficit y bajar impuestos”, dijo Dujovne. El ministro detalló que “tenemos impuestos al trabajo demasiados elevados, por eso existe un nivel tan alto de informalidad. Bajando los costos en las contribuciones patronales avanzamos en la dirección de estimular la registración y mejorar el costo nacional. El impuesto al cheque es de los más distorsivos y genera menos bancarización. El Impuesto a las Ganancias corporativas es altísimo, del 35 por ciento. Estamos bajando hacia niveles del 22 por ciento, que está en línea con el promedio de los países de la OCDE”.

En relación a la reforma tributaria, Urtubey dijo que “tiene aspectos positivos pero no debe caer en que la termine bancando el interior del país. El Gobierno no está considerando la realidad de las economías regionales, por ejemplo a raíz de la eliminación del decreto 814 que permite deducir IVA de las cargas sociales para las empresas radicadas en el interior. Estamos de acuerdo en que se requieren reformas estructurales pero que el hilo no se corte por lo más delgado”, reclamó.