Desde Santa Fe.

Un conocedor de la noche de Santa Fe, de 56 años, está preso desde el viernes por orden del juez federal Nº " Francisco Miño, en la causa que investiga la desaparición de Natalia Acosta, en 2009. Se trata de Osvaldo Gabriel Cerri, a quien el fiscal Walter Rodríguez imputó y le pidió la detención hace un mes por el supuesto delito de "trata de personas", pero recién cayó esta semana cuando le allanaron la casa en la zona norte. La indagatoria se postergó hasta que supere un problema de salud que obligó a internarlo en el hospital José María Cullen. En el allanamiento, sorprendió a los investigadores la cantidad de basura acumulada en la vivienda, un par de carteles de la campaña electoral de 2011 con el candidato a gobernador del PRO, Miguel Torres del Sel y los comentarios en voz alta sobre sus supuestos conocidos políticos.

El caso es un misterio santafesino. Natalia desapareció hace ocho años, en la madrugada del 29 de mayo de 2009. En octubre de 2016, el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas de Naciones Unidas exigió a la Argentina las "investigaciones oportunas" para "esclarecer el destino y el paradero" de la joven y "proteger sus derechos" y los de su familia. Un conflicto de competencia entre el fuero provincial y el federal se resolvió recién en diciembre, cuando la Corte Suprema de la Nación ordenó que el caso se investigue como "trata de personas". Y desde abril, el fiscal Rodríguez reactivó la pesquisa que tuvo un giro esta semana con un notorio avance en la "pista Místico", como la llama el colega Nicolás Lovaisa. Místico era un club nocturno que funcionaba en el microcentro hasta su clausura, en agosto de 2016.

La investigación ha logrado reconstruir los días previos a la desaparición de Acosta. Y pudo probar que Cerri se conectó con ella, en la esquina de 25 de Mayo y Suipacha "que era su parada‑, se presentó como dueño de Místico y le propuso trabajar en el club, los domingos. La hermana de Natalia dijo que ella lo llamaba "Osvaldo" y decía que era un "gil". Otros testigos lo identifican como "manager" del cabaret.

La noche del 28 de mayo de 2009, Natalia salió de su casa en Santo Tomé en una moto que conducía un amigo de su pareja. Ascendió al micro en la avenida 7 de Marzo y como cada noche, se paró en la esquina de Suipacha y 25 de Mayo, en el microcentro de Santa Fe. Tenía un teléfono celular.

Una de las pruebas de la causa es el cruce de llamadas. A las 3.08, ya del 29 de mayo, se comunicó con su pareja, a quien le dijo que ‑en un rato‑ volvería a la casa. A las 4.17, intercambió mensajes de textos con su hermana. "Y por el diálogo que tuvieron entre ambas, a las 4.17, es posible pensar que quien escribía los mensajes era Natalia Acosta", dijo una alta fuente consultada por Rosario/12. "Era ella la que estaba con posibilidades de hacer eso. Y eso da la pauta que fue la última señal con la que se conoció con vida, aunque no podemos decir que no esté con vida, pero sí la última señal".

En este escenario, los investigadores creen que se trata de una desaparición forzada. "El no regreso al hogar no fue voluntario porque la vuelta estaba en expectativa de ella y de su círculo íntimo. Lo que no sabemos es si tomó el colectivo, le pasó algo en el trayecto del viaje o si ocurrió en la esquina". Ese es el misterio.

El análisis de las llamadas y los informes de las compañías de teléfono revelan que en los horarios críticos Cerri y Natalia Acosta "estaban en la misma zona geográfica. Ahí tenemos otro indicio que los pone en el mismo lugar", dijo la fuente. Pero aclaró que la imputación que pesa sobre el detenido es una supuesta "captación".