Boliches

Hace unas semanas nos llegaron las denuncias de varias personas, padres de familia, preocupados por la situación vivida por sus hijos y otros chicos conocidos en dos de los boliches nocturnos de Cañada de Gómez.

Se trató de situaciones violentas, de discriminación, maltrato y abusos de poder, tanto por parte de algunas de las personas de la seguridad privada contratada por los dueños de los locales, como de algunos oficiales de la policía. Los primeros "trabajan" en el interior de los locales y hasta las colas que se forman en la vereda para entrar y los segundos, ya en la vía pública.

Los pibes nos contaban, por ejemplo, que van al boliche preguntándose si los dejarán entrar o no, según el humor del que esté en la puerta. O que, ante la propuesta de un oficial para que lo acompañe a denunciar lo ocurrido, el pibe huyó despavorido por miedo a que le siguieran pegando.

Estas reacciones no se consiguen de un día para el otro. Hay una identificación de las fuerzas de seguridad, pública y privada, con estas prácticas de abuso de poder y una continuidad de las mismas. Es un problema de larga data, de todas las épocas. No por ser repetido hay que relativizarlo y naturalizarlo. Todo lo contrario.

Sabemos de la problemática de alcohol y otras drogas prohibidas en que rondan muchos pibes, y la violencia descontrolada que genera. Ahora, por un lado, esto no es condición necesaria para ser víctima del maltrato. Está claro que a cualquiera le puede pasar, solo basta que lo decida, vaya a saber con qué criterio, alguno de los encargados del "orden". Y, por otro, desde adentro de los mismos boliches alimentan el consumo de alcohol y drogas, legales e ilegales. Y la gente de los boliches no está ajena, en este sentido, al problema del consumo.

En todo caso, la violencia física y psíquica aplicada desde el lugar de poder no colabora en resolver nada. Por el contrario, lo agrava al punto de poner en riesgo la vida de nuestros pibes.

Hay que parar la mano. Los políticos no pueden mirar para otro lado. Pueden y deben controlar en serio y garantizar los derechos de todos.

Asociación de Derechos Humanos de Cañada de Gómez

Charly Gordillo, Hernán Abrate, Adriana Diez, Federico Montani, Marta Luján, Hernán Sarmiento, Rubén Moreno.