Hace un año, para el 8M, las influencers Florencia Sichel (filósofa) y Julieta Saulo (psicóloga social) lanzaron una convocatoria por Instagram: un punto de encuentro para que las madres marcharan juntas. Fue espontáneo y tuvo aceptación, fueron varias las que se encontraron, se abrazaron, compartieron.
Este año, decidieron organizarse con anticipación. La cita fue el viernes 28 a través de la Asamblea de maternidades feministas autoconvocadas (@maternidades_feministas). La invitación decía: “Cada día es más difícil maternar y criar en esta coyuntura de crueldad, la maternidad es una tarea intraducible que sólo se hace palabra cuando nos juntamos con otras, la violencia ante tanta violencia se construye juntas, las madres no podemos ser la variable de ajuste, las tareas de cuidado son trabajo, no sólo amor, y acá empieza nuestra pelea”.
El día de la cita está lluvioso, sin embargo, pasadas las 17 en este circuito cultural del Abasto, ya hay hecha una ronda, que se va agrandando para hacer lugar a quienes llegan. Un dato importante es que hay cuidadoras para quienes vinieron con niñes. Saulo empieza: “La sociedad se construye a expensas y a espaldas de las madres”, y cuenta que la idea del encuentro es “hacernos visibles dentro del feminismo” y, concretamente: llevar un documento a la asamblea organizativa del 8M y marchar juntas ese día.
Representación y unidad
El primer tema que surge es el inmediatamente coyuntural: el tiempo, el que hacía falta para llegar, el que hacía falta para estar. Y cuál hubiera sido el mejor horario. “Ninguno, siempre estamos ocupadas las madres”, dice alguien y el resto ríe. Pero la psicóloga y creadora de Madres Monomarentales Argentina (MA), Paola Urquizo, recuerda: “Si no nos representamos nosotras, no nos va a representar nadie”. También habla de un tema clave: más de la mitad de los padres no paga la cuota alimentaria, que es uno de los principales temas que se encargan de visibilizar desde MA.
Una ex trabajadora del disuelto Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad destaca la importancia de tener licencias y de horarios flexibles, en especial durante la crianza de la primera infancia y hace hincapié en que los reclamos y las demandas hay que presentarlas ante el Estado. Puntualmente, cuenta que existe un área específica, la Coordinación de Políticas de Distribución Igualitaria de Tareas de Cuidado –bajo la órbita del Ministerio de Justicia– que, sin embargo, cuando se busca en el organigrama, no tiene autoridad designada.
Sobre el estrés que produce cuidar, la psicóloga Natalia Liguori, aporta: “Las tareas domésticas y de cuidados, al no ser distribuidas de forma equitativa, generan desgaste y agotamiento en las mujeres; al sostener dobles y triples jornadas laborales, sin descanso. Mientras que, en relaciones heterosexuales, esta desigualdad se constituye como un factor protector de la salud de los varones, para las mujeres es un potente factor de riesgo que aumenta la vulnerabilidad psíquica a la vez que horada la salud mental”.
La comunicadora Karina Herrara, madre de dos hijos con TEA, llevó el tema de la monoparentalidad en situación de discapacidad, que contó que está en aumento. “Antes se calculaba que las madres que quedábamos solas con nuestros hijos con discapacidad a cargo éramos un 80%, ahora se calcula que somos el 90%”, dijo y también habló de la violencia vicaria. “Normalmente el progenitor varón es quien tiene un trabajo registrado y por ende, la obra social. Eso significa que para que los hijos puedan tener cobertura, se necesita que el titular haga los trámites. Utilizan esa forma de violencia, que es la violencia vicaria, que afecta directamente a nuestros hijes y, de esa manera, nos hacen daño a nosotras”, contó.
También se expresaron varias madres artistas de distintas disciplinas, desde la poesía, el audiovisual, el teatro, se planteó cómo viajar con infancias al próximo Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Bisexuales y No Binaries, entre otros temas. Y se decidió marchar juntas, con o sin infancias, y hacer una bandera en el lugar, que luego se definió que será el Monumento al Quijote, ubicado en 9 de Julio y Avenida de Mayo, a las 16. La idea es invitar a participar a otras madres y no madres también.
A modo de conclusión, Sichel dice: “Me llevo el encuentro presencial. Algo difícil en estos tiempos es poder salir de la virtualidad y pasar a la presencialidad. Sigue siendo necesario el encuentro y que haya estos espacios, aunque cueste llegar, aunque cueste estar. Después me llevo escuchar situaciones de otras compañeras, que también es necesario y fortalece y nos aúna y tiene que ver con hacer comunidad. Y nos llevamos la consigna para pensar, de cara al 8M una bandera, y poder armarla ese día junto a las madres que estén, las no madres que estén, las niñeces que estén presentes y todas las personas que se quieran acercar”.