Hay todo un derrotero para dar con las razones que llevaron a Gonzalo Aloras a publicar su flamante disco (Digital) solo en formato material de vinilo. Primero y principal, solo escucha música en tal soporte. Segundo, le llueven rémoras afectivas de cuando, atado al amor de su padre por los vinilos, entró en los mundos de Beethoven, Chico Buarque, Frank Sinatra, Mozart, Pablo Milanes y Astor Piazzolla, a treinta y tres revoluciones por minuto. Tampoco olvida los de María Elena Walsh, Invisible y Frank Zappa, que rodaban en el Wincofon casero “¡Qué mezcla ¿no?!”, se ríe. “Es que el vinilo implica un ritual, una manera de relacionarse con el tiempo, el espacio y la percepción. No es así el mp3, por ejemplo”, desliza este hombre que presentará Digital esta noche en La Tangente (Honduras 5317), con tres músicos que el mismo Aloras seleccionó del under: el tecladista Francisco Azorai, el baterista Guillermo Salort y la corista Feli Colina. “Con ellos, y sin bajista, voy a presentar este trabajo electropop, synthpop y experimental”, anticipa el músico nacido en Rosario, hace poco más de cuarenta años y mucho menos de cincuenta.  

–Esta sería una forma de definirlo. ¿Otra?

–Si. Es un disco de canciones pop, bailables, pero con mucha experimentación sónica y lírica, porque sin experimentación y riesgo, no hay novedad. Hemos fusionado los instrumentos acústicos, eléctricos y electrónicos para lograr un cuerpo propio, original, que represente una especia de encuentro, de danza entre la música y la filosofía.

–Se llama Digital, y lo editó en vinilo… qué buena tensión para explayarse... 

–Es el primer long play de música original con ese nombre en la época digital. Y es el primer vinilo que trae una bandeja 3d aumentada, especialmente diseñada para este proyecto. Fue pensado como formato vinilo en la duración, el sonido, los lados, la decisión de grabarlo con sintetizadores analógicos… todo. También hay otra cuestión que tiene que ver con las carencias virtuales. En Spotify, por ejemplo, no hay ficha técnica, nadie sabe quién participó, ni nada. En cambio, en el vinilo digital está toda la data, hasta el detalle minucioso de todos los instrumentos que se usaron tema por tema. Hay más de cien personas nombradas allí, en el objeto físico. Digital no es solo un disco con canciones, quiero decir.

No lo es porque, según su artífice central, el trabajo es una especie de reserva “ecológica” musical, que incluye mucho referentes emergentes del under vernáculo. “Fueron cuatro años de trabajo, sintetizando”, señala Aloras, a quien algunos le dicen maestro. Y razones no faltan. Tras sus primeros pasos noventosos en el under con bandas como Mortadela Rancia o Coki & The Killer Burritos, el rosarino arrancó el siglo XXI con un sintomático primer disco solista (Algo vuela) que contó con los aportes de Fito Páez, Charly García, Claudio Cardone y Guillermo Vadalá, nada menos. Tras él, comenzó a orbitar muy cerca de Litto Nebbia, y del mismo Páez, en cuya banda permaneció siete años, hasta que otra estocada solista derivó en Superhéroes, disco en forma de homenaje acústico a sus tres grandes referentes: Nebbia, García y Spinetta. Luego, en 2012, publicó 12, en el que tocaron Spinetta, Juanse, Nebbia, Javier Malosetti y Páez. 

 12, fue el antecesor inmediato de Digital. “La diferencia entre ambos es que en 12 quería hacer una especie de enciclopedia de mi vida musical, en cambio en Digital quise crear un mundo nuevo… la filosofía de los sintetizadores aparece con fuerza por primera vez en un disco mío, por ejemplo”, explica el también productor, parado en el presente inmediato. “En el comienzo del proyecto, allá por 2013, Juan Ingaramo, ex baterista de mi banda, me propuso llevar una versión de un tema nuevo al terreno del pop. De ese punto de partida, empezó la búsqueda por el sonido propio”, cuenta Aloras que, al definir el todo del disco por dos de sus partes, opta por “Dragón” y “Mar de Poseidón”. El primero, porque solo se puede escuchar en vinilo, y el segundo porque “contiene al disco entero en su sonido y en su lírica”. 

–¿Qué músicos o qué músicas lo influyeron específicamente en este nuevo trabajo?

–La idea en este disco fue inventar algo. Tomando de aquí y de allá, pero sobre todo experimentando. No armé los temas con guitarra o piano, que suele ser mi modo habitual, sino con máquinas, sequencers, samplers, programas de soft, que fueron mis nuevos amigos para atraer musas sónicas. Me llevó un año poder hacer letras desde otro lugar para que pudiesen hablar estas canciones. Por ende, las influencias en este disco se dieron entre los participantes que ya nombré. Justamente cada uno de ellos, con su propio mundo creado y por crear, fue contagiando a los demás, hasta dar con el resultado.