Apenas la cámara se enciende, Stuart Staples no duda en lucir su hermosa sonrisa al otro lado de la videollamada. Si bien el cantante, compositor y guitarrista de Tindersticks parece un hombre feliz, lo que es toda una proeza en un mundo que se muestra cada vez más hostil, la realidad es que se encuentra entusiasmado por su inminente debut en Buenos Aires, este sábado 12 a las 20 en el Teatro Ópera (Av. Corrientes 860). Aunque para sus fans locales pasó una eternidad para que esto sucediera, este icono inglés del indie pop confiesa que intentaron muchas veces subirse a un escenario porteño. "Estuvimos muy cerca de que pasara, pero al final todo apuntó a que se diera en esta época", dice. "Además, éste será uno de los tres últimos recitales de una gira muy larga, lo que le da un significado extra."

  • Más allá de todos estos años de carrera, ¿cómo te preparás aún para tocar en ciudades que no conocías?
  • Ir a un nuevo lugar representa una experiencia, una nueva conversación, gente nueva. Es algo muy especial. Creo que la única razón por la que tocamos es porque pasamos un año creando un álbum y luego lo queremos compartir con el público. Si siempre miráramos nuestro pasado con nostalgia, ya no existiríamos. Todo lo que hacemos se basa en eso pero, al mismo tiempo, siempre hay canciones antiguas que tienen un significado especial para el momento actual. Si quiero ver a un artista en vivo, espero que esté conectado y comprometido con lo que hace. Eso es lo que hacemos nosotros.

El álbum al que se refiere el frontman de la banda creada en 1991 en la ciudad de Nottingham lleva por título Soft Tissue y fue lanzado el año pasado. Si un rasgo lo distingue es el equilibrio entre tradición y modernidad. "Cuando sos parte de una banda, lo mejor es ser abierto a compartir ideas. De lo contrario, tus compañeros se pueden sentir limitados", explica el músico que en noviembre alcanzará los 60 años. "El tema New World, que lo hice con guitarra acústica, al principio sonaba a Cat Stevens, pero al sumarse el resto de la banda en el estudio le dio una energía colectiva que nunca antes había sentido. No exagero al decir esto porque llevo un montón de años tocando con la misma gente. Así que me puso feliz dejarme llevar por el momento, sin saber hacia dónde íbamos."

  • Te secunda la fama de hacer grandes canciones, ¿al componer este repertorio en qué quisiste diferenciarlo de sus otros discos?
  • Un disco como Distractions fue muy particular porque se hizo durante la pandemia, en un momento en el que no era fácil para nosotros estar juntos. Al final pudimos reunirnos, durante un corto periodo, para terminarlo. Pero creo que ese proceso te cambia por completo. Cualquier cosa que hacés te cambia para lo que viene después. Quizá Soft Tissue es una especie de mezcla de ese proceso creado para Distractions, que era muy experimental, con la idea de lo que significa para nosotros la canción en estos tiempos.

  • ¿Y cómo pensás a la canción en esta época? Al menos en la Argentina, la música urbana parece tener la necesidad de que la letra ocupe todos los espacios posibles.
  • Mis hijos escuchan mucho hip hop y creo que últimamente aprendí más cosas de los raperos que de nadie más. A pesar de que ya no existe, no me dejan de sorprender las canciones de un grupo como Migos: son minimalistas y perfectas, incluso en la forma en que están pensadas. La buena música urbana tiene lugares para explorar. Si escucho música que llena cada microsegundo, no significa mucho para mí. Pero cuando la música da espacio al oyente para adentrarse en ella y explorar, eso es significativo. Cada uno escucha la música de manera diferente, cada uno se mueve de forma diferente. Tengo mi propia historia y mis canciones, y me gustaría seguir ahondando en ellas.

  • Alguna vez dijiste que "el cine es el motor de la música" de Tindersticks. El disco Waiting for the Moon está basado en esa experiencia. ¿Cuánto tiene Soft Tissue de cinematográfico?
  • Tiene mucho que ver con este espacio del que hablo, en el que le pedimos al oyente que dé algo de sí para que sea fresco. Sin embargo, no recuerdo esa cita (NdelR: el músico hizo esa afirmación tras haber sido elegido jurado del Festival Internacional de Cortometrajes de Clermont-Ferrand). No me siento conectado con gente como Leonard Cohen o Nick Cave, quienes creo que son más poetas, ya sabés, como si estuvieran más relacionados con la palabra escrita. Definitivamente, no soy así. Lo mío es crear los paisajes de las canciones para que existan, y eso es lo que me interesa: la textura, el color y cómo funciona todo eso dentro de una canción.

La relación de Staples con el cine no es azarosa: es el músico fetiche de la realizadora francesa Claire Denis, para la que compuso las bandas de sonido de varios de sus films. El último fue Stars at Noon (2022), donde actuó Margaret Qualley, coprotagonista de The Substance. "Ella fue muy cálida y abierta con la canción que le escribí para esa película, y la disfruté viéndola bailar", afirma. Tras publicar seis discos con Tindersticks, el mandamás desarrolló una carrera solista que se debatió entre las canciones y los soundtracks. Ante la consulta de sobre qué depende su arrebato solista, manifiesta: "Algunas cosas que tengo en mente no tienen que ver con la banda. Se trata de leer el ambiente y de interpretar el sentimiento. Pero en este momento no hay mejor lugar para hacer música que con estos cuatro chicos".

  • Según el mundo de Trump, ¿cómo se vive lo que pasa en Inglaterra?
  • Ahora mismo es imposible vivir en tu propio mundo. Cuando creás o te involucrás en algo, es importante intentar suspender la realidad de alguna manera y simplemente sumergirse en ese tipo de momentos. Nunca escribiré una canción de protesta, pero está hecha en este momento del mundo en el que vivimos.

  • No paraste de sonreír a lo largo de la entrevista, lo que invita a preguntarte cuán distintos son el artista y la persona que está detrás de ese rol.
  • Las canciones son momentos de profunda emoción, pero cuando subo al escenario la contengo, lo que no es fácil. La vida de todos es un camino recto, y en nuestra banda hay mucha concentración al trabajar. Sin embargo, al terminar nos tomamos una cerveza y nos reímos de todo. De lo contrario, es demasiado.


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