La última jornada del Quilmes Rock, el “día extra”, culminó el domingo a la medianoche en el predio de Tecnópolis con un emotivo y arrollador show de Los Piojos, la banda que el año pasado sorprendió a sus fans con el anuncio del regreso. Si bien se trata de un retorno momentáneo –de hecho, ayer anunciaron que esta etapa culminará con un recital el 24 de mayo en Parque de La Ciudad-, la banda de El Palomar, de alguna manera, dejó la puerta abierta para futuros regresos. Frente a más de 60 mil personas, la banda liderada por Andrés Ciro Martínez abrió el recital con una seguida de hits enganchados que rápidamente dejaron sin aliento al público: “Desde lejos no se ve”, “Chac tu chac”, “Babilonia”, “Yira yira” y “Vine hasta aquí”. Fue el comienzo de un show que duró casi tres horas y que le dio fin a una nueva edición del clásico festival cervecero.

Con una formación actualizada –con la bajista Luli Bass en reemplazo de Micky Rodrigúez y el regreso de Dani Buira a la batería-, Los Piojos apelaron a la nostalgia con una lista de temas que retratan, en gran medida, los agitados años '90 –tiempos de “pistolas que se disparan solas” y “fantasmas peleándole al viento”-, y mostraron también toda su vitalidad y vigencia con gemas como “Bicho de ciudad”, “Pacífico”, “Motumbo”, “Civilización” (dedicado a la tragedia de Bahía Blanca) y “Entrando a tu ciudad”. Envuelto en un largo saco rojo, el cantante sacó todas sus credenciales de showman y manejó a su gusto los tiempos del recital, que transitó por momentos de euforia y algarabía, y también de sosiego y melancolía.

La Delio Valdez. Imagen: Alejandra Morasano

Como ocurrió en esta serie de recitales, Los Piojos le brindaron un sentido homenaje al guitarrista Tavo Kupinski, fallecido en 2011 en un accidente de tránsito. En su memoria, hicieron una versión de “Sudestada”, mientras las pantallas reflejaban imágenes del músico. “Si no existe la memoria todo lo nuestro es suicida”, se podía leer en la pantalla sobre el final del tema. Después del momento emotivo, el grupo siguió con su plan de no frenar la intensidad de la noche. Entonces, interpretaron una seguidilla de hits piojosos: “Te diría”, “Ay ay ay”, “Ando ganas” y “Tan solo”.

Después de “Ruleta”, “Como Alí” y “Pistolas”, Ciro anunció que iban a tocar una canción de Moris que nunca habían hecho en vivo: “Sábado a la noche”. Pero no fue el único cover de la velada. También tocaron una versión de “It’s Only Rock and Roll”, de los Rolling Stones, que solo estaba grabado en vivo de la única vez que lo tocaron, pero que no le hacía honor a la original. “De los diez mejores cuadros de la historia, nueve los pintó Messi, pero el mejor lo pintó Diego”, dijo el cantante antes de hacer vibrar Tecnópolis con “Maradó”, su homenaje al Diez, que solía estar de invitado en los shows piojosos. El momento de baile y percusión tuvo su lugar en “El farolito” y “Muévelo”, aquella canción participativa en la que suben al escenario pibas y pibas a mover el cuerpo. Después de varias despedidas, la banda saludó a sus fans con el tradicional desfile de banderas en “Y qué más”. Pero faltaba una: el "Himno nacional argentino" con armónica.

En un domingo cálido y otoñal, miles de fans de la música argentina y amantes del rock local se dieron cita en el predio de Villa Martelli. Mientras Massacre desataba el pogo en uno de los escenarios principales, Mancha de Rolando reunía a sus seguidores más fieles en el escenario Geiser. Acostumbrados a este tipo de festivales, los músicos de Avellaneda se despacharon con temas como “La planta”, “Calavera”, “Arde la ciudad”, “Chino”, “Cabrón” y “Dónde vamos”. Desde abajo, flameaban banderas de Quilmes, Ituzaingó, Uruguay y hasta una de Fiorito con el rostro del Diego. “Que no nos roben la alegría”, gritó el cantante Manu Quieto antes de retirarse del escenario y después de sorprender a todos con una versión de “El revelde”, de La Renga.

El Plan de la Mariposa. Imagen: Alejandra Morasano

¿Quién hubiera pensado hace veinte años que un grupo de cumbia despertara tanto fervor y aceptación en un festival de rock? Por fortuna, los tiempos han cambiado. En uno de los escenarios centrales del Quilmes Rock, la orquesta de cumbia La Delio Valdez –que este 29 de abril lanzará su nuevo disco- se puso en cuestión de segundos al público en el bolsillo con su combo explosivo de cumbia argentina y colombiana. "Estamos muy honrados de que nos hayan invitado a este festival histórico", dijo el percusionista y cantante Pedro Rodríguez antes de regalar una versión imbatible de “El campanero”, de Aniceto Molina. Un rato antes, habían hecho un recorrido por sus canciones más conocidas, como “Una cancioncita”, “De un tiempo a esta parte”, “Inocente” –en voz de la magnética Ivonne Guzmán-, “Corazón cumbiambero”, “El paso final” y una oportuna versión de “Yo te amo”, de Sandro.

Después de una buena dosis de rock and roll platense con Cruzando el Charco, llegó el turno de El Plan de la Mariposa, una de las bandas argentinas con mayor crecimiento en los últimos años. Oriundo de Necochea, el grupo liderado por los hermanos Andersen desplegó su combo de histrionismo –no paran de bailar y saltar en el escenario-, rock mestizo y psicodélico, y canciones luminosas como “Romance con el desapego” y “El riesgo”. A unos 400 metros de distancia, en el escenario Popart, el patagónico Lisandro Aristimuño mostró su costado más rockero y entregó una lista con sus canciones más potentes, como “Animales”, “How Long”, “Anfibio” y “Pozo”, todas de Mundo anfibio (2012). Admirador de Gustavo Cerati y Spinetta, el cantautor también versionó en clave rockera piezas como “Me hice cargo de tu luz” y “Para vestirte hoy”.

“Es mi primera vez en el Quilmes. Hice covers de muchas de las bandas que tocaron acá. Gracias por bancar la música argentina”, dijo, emocionado, Aristimuño. Durante cuatro fechas, en el Quilmes Rock hubo una idea que se repitió bastante: el orgullo argentino. El orgullo por la cultura, la música, las costumbres y las pasiones. La idiosincrasia y la identidad. En tiempos en los que el sistema político dominante ataca a los referentes de la identidad argentina y debilita la soberanía nacional, la cultura popular parece ir en una dirección contraria. No fue casual que el último tema que se escuchara en esta nueva edición del Quilmes Rock fuera una versión del "Himno nacional argentino". La armónica de Andrés Ciro Martínez, líder de Los Piojos, sintonizó, esta vez, con el pulso de la época.