La Feria Internacional del Libro, que empieza el próximo jueves en Buenos Aires, alojará a la conmovedora estatua de la “Niña de la paz”, un símbolo global de la esclavitud sexual que sufrieron más de 200 mil mujeres asiáticas, la mitad coreanas, enviadas a la fuerza a burdeles para los soldados japoneses a partir de la década de 1930 y hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial. Será la primera vez que la estatua se exhiba al público en el país. Aunque llegó en barco en 2022, quedó guardada desde entonces en un depósito del conurbano. La idea original era colocarla en el predio de la ex ESMA, pero se frustró por presiones del gobierno nipón que se ha negado a reconocer ese sometimiento como un crimen perpetrado sistemáticamente en aquellos años contra tantas mujeres, muchas de ellas secuestradas o captadas bajo engaño cuando todavía eran niñas.

La exhibición de la estatua es parte del extenso programa de actividades que la comunidad coreana llevará adelante durante la Feria del Libro, para conmemorar el 60° aniversario de la llegada de los primeros migrantes de ese país a la Argentina. Fueron trece familias que se instalaron en una zona rural de la localidad rionegrina de Choele Choel, formando lo que hoy se conoce como el pueblo de Lamarque. Este año también se cumplen 80 años de la Independencia de Corea del dominio colonial japonés y el fin de la Guerra del Pacífico. Por ambas celebraciones, Corea tendrá su propio stand en el Pabellón Amarillo y entre las invitadas estrella estará la consagrada historietista surcoreana Keum Suk Gendry-Kim, quien ha triunfado en todo el mundo con su libro Hierba, una novela gráfica que recupera la historia real de una de las mujeres esclavizadas sexualmente por el imperio japonés en territorio chino.

El negacionismo japonés

“La colocación de “La niña de la paz” en la Feria no tiene fines políticos”, dice a Página/12 el empresario Dante Choi, presidente de la Asociación Civil de Coreanos en Argentina, uno de los impulsores de la instalación de la estatua en Argentina junto con otros miembros de la colectividad coreana. “Solo es un recuerdo de los hechos del pasado frente a la negación del gobierno de Japón. No se trata de un reclamo formal. Las mujeres en la guerra han sufrido mucho dolor y no hay que olvidar para evitar que estos hechos se vuelvan a repetir”, agregó Choi. 

Al empresario lo mueve una historia familiar: su padre fue sometido a trabajo esclavo en una mina en Hokkaido, una isla inhóspita y gélida de Japón. El sufrimiento de aquellas mujeres se cruza con otras violaciones de los derechos humanos en ese tiempo. Fue Choi quién hizo las gestiones en 2022 con la intención de que fuera colocada en la Casa por la Identidad de las Abuelas de Plaza de Mayo en el predio de la ExEsma. “Se resolvió entonces colocar la estatua el día 25 de noviembre del año 2022, en la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres y vinieron de Corea los autores de la escultura, que es un matrimonio”, recordó Choi. También viajaron especialmente referentes de la lucha por los derechos humanos de Corea del Sur. Pero el proceso se frenó días antes del evento para no interferir en la declaración como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO del Museo Sitio de Memoria ESMA, donde la decisión de Japón tenía un fuerte peso. El Gobierno nipón hizo llegar su mensaje al entonces presidente Alberto Fernández, de que retiraría el apoyo si se avanzaba con la instalación de la estatua.

Este lunes, después de estar guardada en un depósito por casi tres años, la estatua de “La niña de la paz” será instalada en el predio de la Rural, donde el año pasado estuvo el inflable gigante de la querida Mafalda. Su inauguración formal será el viernes 25 de abril a las 18 hs.

“Los jóvenes argentinos de ascendencia coreana están descubriendo esta historia, están muy conmovidos y movilizados”, cuenta Choi a Página/12.

Entre otras actividades, en el stand de Corea de la Feria se proyectará la premiada película documental “Partió de mí un barco llevándome”, de Cecilia Kang, que acompaña a Melanie Chong, una estudiante de Artes hija de inmigrantes coreanos en una búsqueda de sus raíces, un viaje que se entreteje justamente con la memoria histórica que recupera el drama de las “mujeres de consuelo o confort”, eufemismo usado por el ejército nipón para silenciar este relato del horror durante la Segunda Guerra Mundial. También se lanzará un concurso de cartas “Hablando con el pasado: cartas a las niñas desde el presente” y otro de ensayos, que tendrán como jurado a investigadores de la Asociación Argentina de Estudios Coreanos, que nuclea a siete universidades, entre ellas la UBA, la UNLP, y la Austral.

El significado de la obra

La estatua homenajea a las “mujeres de consuelo” violadas por tropas japonesas. La historia no es tan conocida, aunque en los últimos años empezó a visibilizarse más. Se calcula que fueron entre 200 mil y 450 mil, de más de veinte nacionalidades –la mayoría asiáticas– pero entre ellas también había australianas, holandesas e inglesas. Se estima que la mitad fueron coreanas. Muchas de ellas no pudieron regresar a sus comunidades. Atravesadas por la guerra y la vergüenza, por los traumas de esa tortura y la marginalidad, envejecieron lejos de sus familias, con sus vidas partidas. Y guardaron todo ese dolor en silencio. La mayor parte eran campesinas que fueron entregadas por vecinos, por familiares o directamente raptadas, en algunos casos, engañadas: les decían que iban a darles trabajo y las derivaban a esas “estaciones de confort o consuelo", como las llamaba el imperio japonés.

El diseño de "La niña de la paz” fue realizado por el dúo de artistas coreanos Kim Seo-kyung y Kim Eun-sung. Tiene 1.40 metros de altura sobre una base de granito de 2 x 2 metros. Está representada una niña de aspecto común con la vestimenta que llevaban las mujeres coreanas en la época de la Segunda Guerra. “Tiene los pies desnudos, que simbolizan la vergüenza y la soledad aún luego de haber regresado a sus hogares –muchas no pudieron volver– y el puño cerrado simboliza la determinación de no renunciar hasta conseguir justicia; el pájaro en un hombro de la niña simboliza la paz, la libertad y el vínculo entre los muertos y los vivos”, detalla Choi. La sombra en el piso describe la silueta de una abuela. El aspecto de la abuela simboliza el largo tiempo transcurrido sosteniendo la esperanza y el reclamo por justicia, explica el empresario coreano. En esa figura también se expresa el momento en el que se conoció la verdad: cuando las víctimas se convirtieron en abuelas. Al lado de la niña hay una silla vacía: es una invitación al público a sentarse para sentir empatía por el sufrimiento de esas mujeres.

La reconstrucción de la memoria

Recién el 14 de agosto de 1991, una primera víctima, llamada Hak Soon Kim, se animó a dar testimonio público y contar los horrores vividos. Así empezó a formarse un gran movimiento social que va mucho más allá de Corea, con organizaciones también en China, Taiwán y Filipinas, y una gran afluencia de ONG japonesas que están en contra de la postura de su gobierno. En ese gran movimiento empieza además una serie de políticas para lograr que las mujeres que habían sido víctimas, testimonien y se animen a aparecer. Todo se sabía por algunas investigaciones históricas y periodísticas, pero nunca nadie había encontrado una persona que se animara a dar testimonio público.

Desde 1992, decenas de activistas se manifiestan exigiendo respuesta al gobierno japonés, cada miércoles, frente a la embajada japonesa en Seúl. La primera versión de la estatua se instaló allí en 2011. Ya hay más de 42 réplicas, cuenta Choi, en ciudades como San Francisco, Nueva York, Berlín, Dresde y en localidades de Australia y Canadá. Su instalación ya es un símbolo contra la violencia sexual hacia las mujeres. La última estatua en el exterior se colocó en la isla de Cerdeña, Italia. En Sudamérica será la primera vez que se exhiba. Choi no sabe todavía cuál será el destino de la estatua luego de finalizada la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

La posición de Japón frente al reclamo de justicia

Japón llegó a reconocer –en la década del ’90– que las mujeres fueron llevadas en contra de su voluntad pero no habla de esclavitud sexual y se discute el tema de la sistematización. Esas dos palabras nunca aparecen en el discurso de Japón. Hubo intentos de resarcir económicamente a las víctimas, rechazados en general por organizaciones de sobrevivientes porque los fondos provenían del sector privado –y no del Estado-, o porque no se trataba de acuerdos globales, sino negociaciones bilaterales con algunos países como Taiwán, Corea del Sur y Holanda, pero no con China, donde transcurrió la mayor parte de la guerra y donde se ubicaron la mayor proporción de las “casas de confort”; o porque se exigía silencio.

En estos años se han establecido políticas de reparación hacía las víctimas pero no en Japón; en el caso de Corea del Sur, lograron una pensión hace muchos años y acceso a la salud gratuito. Lo mismo en Taiwán. En otros países hay ayudas de carácter más informal como a veces en China.

En el año 2000 se conformó el Tribunal internacional de crímenes de guerra sobre la esclavitud sexual de la mujer en el Japón, presidido por la jueza argentina Carmen Argibay con reconocidos magistrados de otros países. El Tribunal declaró culpable al emperador Hirohito y responsable al Estado de Japón por delitos de violación y esclavitud sexual como crímenes de lesa humanidad. Pero no fue una resolución vinculante. Sobre el caso también emitieron declaraciones organismos de Naciones Unidas como el Comité de Derechos Humanos. La presencia de la estatua de La niña y la paz será un gran ejercicio de memoria.

Agenda:

* 25 de abril, 18 hs: Inauguración de la estatua La niña y la Paz. Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.

* 25 de abril, 19 hs: Nombrar lo innombrable: La memoria en la obra de Keum Suk Gendry-Kim

Charla entre Gendry-Kim (autora de Hierba, La espera y Mañana será otro día) y María del Pilar Álvarez

Sala Alfonsina Storni, Pabellón Blanco

* 26 de abril, 20:30 hs: Proyección de la película Partió de mí un barco llavándome, de Cecilia Kang

Sala: Alfonsina Storni, Pabellón Blanco

Al finalizar, habrá una charla entre Kang (directora), Melanie Chong (actriz), y Martín Rodríguez Redondo (productor)

30 de abril, 18 hs: Mujeres de consuelo y derechos humanos: Diálogo entre la historietista Keum Suk Gendry-Kim y la autora argentina Claudia Piñeiro

Lugar: Dain Usina Cultural, Nicaragua 4899,

9 de Mayo, 21 hs: Duelo y cuerpo: La obra de Han Kang (Premio Nobel).

Stand 1520, Pabellón Amarillo

Entrevista a Sunme Yoon (Traductora de Han Kang)