Andy Bell tiene 60 años. ¿Quién diría, no? Algunas de sus canciones como parte de Erasure ciertamente son estandartes de una época -los '80- en la que el vocalista inglés apareció como una figura saltarina y dotada de una garganta única para imbuirle energía e ideas al synth pop. Pero tal vez su estatus de clásicos hacen que "A Little Respect", "Oh L'amour" o "Blue Savannah" parezcan siempre parte de la actualidad. Y, sin embargo, pasaron cuatro décadas desde la irrupción del dúo que completa Vince Clarke.

Entonces, Andy Bell sí tiene 60 años. Pero no fue el número redondo lo que lo llevó a hacer un disco solista, el tercero en tantos años de carrera. "Fue pura casualidad", jura amablemente el cantante a través del Zoom. "Tampoco me di cuenta de que el último álbum solista que había hecho había sido hace veinte años, cuando tenía 40. No tenía ni idea". Lo cierto es que Bell acaba de publicar Ten Crowns, un album de -vaya sorpresa- synth pop con un enfoque algo diferente del que le provee a sus canciones su compinche Clarke. "Este álbum fue resultado de 12 años de composición con Dave Audé, con quien me he estado reuniendo de vez en cuando entre mis trabajos con Erasure", explica Bell.

"Nos conocimos a través de mi pareja actual, Stephen (Moss)", memora Bell. "Fui a uno de sus clubes en Tampa, Florida, y Dave era DJ invitado. Era un gran fan de Erasure. Su canción favorita era 'Blue Savannah', que también es una de mis favoritas, así que decidimos probar cómo era trabajar juntos. Al principio lo hice como un ejercicio, porque quería ver cómo era escribir con otra gente. Así que escribimos con Meghan Trainor, por ejemplo. También canté una canción de Nicole Scherzinger, que es increíble, pero ella nunca la grabó. Hay una versión por ahí con mi voz, pero ella ni lo sabe. Pero además, Dave conoce a tanta gente... Ha hecho todos los remixes para todos y trabaja muchísimo. Todos los días hace un nuevo remix para alguien". En la lista de reversiones del productor figuran artistas tan diferentes como Faith No More, U2, Yoko Ono, Madonna, Jennifer López, Lady Gaga y Beyoncé.

Bell y Audé hicieron tres canciones que salieron a través del sello del productor: "Aftermath (Here We Go)", "True Original" y "Runaway". "Las dos primeras fueron número uno en las listas de dance en Estados Unidos. Entonces decidimos seguir escribiendo", confiesa el cantante. Durante el tiempo que ambos trabajaron en las composiciones de Ten Crowns, el cantante vio cómo crecía la familia del productor. "Él vivía en Los Ángeles, tenía dos niños más grandes y uno que tendría unos 5 años. El estudio tenía una puerta de vidrio. Estábamos en el estudio y el niño pequeño se acercaba y golpeaba la puerta diciendo 'dejame entrar, dejame entrar'. Pero su papá decía 'No, no podés entrar' y el bebé lloraba y se alejaba. Me sentí muy mal, pobrecito".

Pero el niño creció y la familia se mudó a Nashville, mientras papá y el tío inglés Andy seguían componiendo. "Una de las primeras canciones que escribimos fue 'Don’t Cha Know', que terminó en el álbum. Yo tenía un pedazo de papel, él me puso la música y yo pensé: 'Oh, esto es 1990'. Tiene ese aire rave. Así que escribí las letras en ese papel, a lo loco. Hago escritura automática: sólo dejo que salga lo que sea. Puede que no signifique nada y luego lo convierto en un rompecabezas para que cuente una historia. Luego canté la canción dos veces en el micrófono barato... y esa es la parte vocal que quedó en el disco. Y la gente me dice: '¡Oh, tu voz suena tan fresca!'. Claro, ¡porque fue hace doce años! Pero no vamos a decir nada de eso..."

La segunda canción que apareció fue “Lies So Deep”. "Para mí, las estrofas eran como un regreso de Whitney Houston y el estribillo algo tipo Fleetwood Mac", dice Bell. "Siempre que escribo una canción tengo en mente no a qué se parece sino de dónde viene el sabor. Por ejemplo, en 'For Today', la primera estrofa es ''Bajó volando de una colina / Dijo que tenía algo de tiempo para matar / Por supuesto, dije que aceptaba”, lo que me recuerda a 'Crow and a Baby' de The Human League. Esa canción es un sinsentido total, porque un cuervo y un bebé... no sé si pueden tener un bebé juntos. No lo creo, es imposible. Pero en 'For Today' imaginé que Adele podría cantar en el coro".

-Quien sí canta con vos en "Heart's a Liar" es Debbie Harry. ¿Cómo se dio esa conexión? 

-Esa canción fue escrita por Luciana Caporaso, una cantante y compositora inglesa que tuvo un hit ("I'm Still Hot") con Betty White. Luciana es una gran fan de Debbie Harry, lo cual no sabía. Es tan fan de Blondie como yo. Así que reescribí la estrofa y el puente imaginando cómo le gustaría a Debbie cantarlo, y luego le pregunté si por favor quería grabarlo. Tardó como un año en decir que sí. O quizá estaba ocupada, pero finalmente dijo que sí. Grabamos las voces el Día del Orgullo Gay en Nueva York, cuando actuábamos allá el año pasado. Y pensé: "Eso es tan típico de Debbie, enviarme las voces justo ese día". Además, siempre que me subía a un taxi, sonaba “Heart of Glass”: son esas señales universales que uno ve, ¿no? Así que fue un sueño hecho realidad tenerla en la canción. Cuando Luciana escuchó el tema, lloró al saber que Debbie estaba ahí. Y puedo entenderla. Cuando era adolescente, yo tenía Parallel Lines y todos esos discos. Soñaba con esa mujer. Si alguien me hubiera dicho a los 13 años “Algún día vas a estar en un disco con ella”, le habría respondido "¡Dejate de joder!”. Debbie siempre ha sido muy amable y generosa conmigo. Me devolvió la fe en la humanidad y en la industria de la música.

-En “Thank You”, que cierra Ten Crowns, decís "nos sentimos verdaderamente bendecidos por todo lo que tenemos y por vivir la vida plenamente". ¿Tenés una receta para vivir la vida al máximo?

-Bueno, para mí es la sinceridad, aunque no quiero sonar cursi. Antes era más complaciente. Cuando sos joven y estás en la industria musical, querés complacer a todos. Siempre decís que sí. Vince (Clarke), en cambio, siempre dice que no. Le digo: “¡Vince, no podés decirle que no a la BBC!”. Pero si no quiere hacerlo, no lo hace. A veces siento que eso ha perjudicado nuestra carrera, pero él es así. Si algo le parece ridículo, no lo hace. A mí me costó más tiempo aprender a confiar en mí mismo. No necesitás que todo el mundo te diga que sos buen cantante. Aprendés a estar contento con quien sos. Y no es que pase justo cuando cumplís 60, pero casi. Es como cuando cumplís 50 y perdés la vista: a los 60 dejás de preocuparte por lo que piensan los demás. ¡Y es genial!

-Entonces la edad sí tuvo que ver con el disco.

-Sí, pero podés ver que sigo siendo un eterno adolescente de 17, ¿no? Parte de Ten Crowns trata acerca de construir tu camino en este árbol de la vida, en el que cada lección te lleva a otro punto. Para mí, los celos son una lección difícil. Soy de Tauro y sí me pongo celoso. Antes lo era más con otras personas. Es terrible tener eso, pero también significa que amás. Me pasaba con Vince, con sus novias o con otra gente. A veces sentía celos. Pero no podés ser así. Tenés que aprender a domarte, y al mismo tiempo mostrar tu corazón y valentía al mundo. Es un balance constante. Pero nunca quiero soltar a mi yo salvaje.

-En "Thank You" también hablás de que llega la luz. ¿Te referís a la muerte o a tiempos mejores?

-Para ser honesto, espero que no sea mi canto de cisne. Amo esa canción por la imagen: una diva grandiosa entra al escenario, no necesita efectos, solo un micrófono en su pedestal. Entra sola, con una luz cenital, y canta “Thank You”. Esa es mi canción. Para el mundo. Y si muero mañana, adiós. Muchas canciones, incluso en Erasure, hablan del fin del mundo o del fin de tu existencia. Porque no creo que haya nada después. Cuando morís, morís. Así que lo único que queda es lo que dejás mientras estás vivo. Aunque también pienso que no me importa si la gente me recuerda o no… Pero eso debe ser mentira, porque si no, ¿para qué canto?

-Dijiste que Ten Crowns es alegre y para celebrar, pero algunas letras son bastante oscuras. ¿Querías brindar un contraste?

-Sí. Algunas canciones son tipo... ya sabemos lo que pasa en el mundo. Todos lo sabemos. Y es repugnante. Pero ahora es a escala global. Antes no sabíamos. Ahora estamos conectados, pero aún así nos esconden cosas. Las noticias dicen lo que pueden decir. Vivimos en un laberinto de reglas, según de dónde vengas. Algunos se adhieren a las reglas, otros escriben entre líneas. Esta es la primera vez en la historia que el mundo está conectado por internet, supuestamente libre, que no lo es. Nos ocultan los horrores que infligimos. Y nos venden cosas una y otra vez como si eso fuera a hacernos felices, pero no lo hace. Creo que poco a poco se está levantando ese velo. Pero al mismo tiempo, la gente está siendo aplastada. Así que tenemos que ser felices con lo que somos, con nuestra gente cercana. El mundo siempre ha sido así. Somos animales salvajes. Nunca vamos a domesticarnos. Eso sería una utopía. Y la utopía solo puede venir desde fuera.

-¿Y qué hacer mientras tanto? Porque en “Put your Empathy on Ice” criticás esta falsedad online. ¿Crees que algún día se podrá trascender eso?

-Creo que sí. Y creo que ya lo estamos haciendo. Pero no lo sabemos. Es algo interno, del alma. Estamos empezando a desprendernos de la experiencia humana. De nuestro propio cuerpo. Somos mitad robot, mitad humano. Perdemos… Bueno, yo no pierdo la cabeza, pero otros sí, pagando por su imaginación en juegos de realidad virtual. Estamos trascendiendo, pero no lo sabemos. Solo lo sentís. Cuando estás feliz, lo setís más. Cuando estás triste, también. Podés practicar la espiritualidad, como yo intento hacer, pero al mismo tiempo soy un hipócrita porque me gustan las cosas materiales. No sé, te acercás a la gente que amas y vivís esa experiencia colectiva con todos los que conoces. Por eso amo hacer conciertos.

-En el disco usás la palabra “heaven” (cielo) en varias canciones. Una incluso se titula "Dawn on Heaven’s Gate". ¿Es coincidencia?

-No creo en el cielo ni en el infierno. Creo que lo creamos aquí en la Tierra. Ya estamos aquí. Lo creamos con la imaginación. Para mí, es un lugar que uno construye. Puede ser donde vivas, lo que hagas. A veces la religión es algo hermoso. Hay gente que realmente cuida a los demás. Como dice Belinda Carlisle: “El cielo es un lugar en la Tierra”. Es verdad.

-Y en esa canción, “Dawn of Heaven’s Gate”, cantás una línea y luego alguien recita la traducción al español. ¿Por qué?

-Porque sé que tenemos muchos fans hispanohablantes. Intento aprender y hablar un poco de español. Nuestro ingeniero era de Chile, así que pensé que sería buena idea traducir algunas líneas porque suenan muy bien. Y quiero que nuestros fans en español entiendan de qué hablo.

-¿Creés que las letras de Ten Crowns no podrían haber sido parte de un disco de Erasure?

-Sí, creo que podrían haber estado en un disco de Erasure. Pero Vince me dijo: “No entiendo cómo podés sacar letras así tan pronto después de The Neon (2020)”. Pero es así. A veces tenés que esperar a que tu copa se vacíe y luego, de repente, se vuelve a llenar. Tenés que esperar. A veces no hay nada. Hemos hecho discos de Erasure sin tener nada…

-¿Cuáles?

-A algunos no les gusta World Be Gone porque es muy triste, pero a mí me encanta. Quizá Light at the End of the World. A veces tengo bloqueo del escritor. No se puede evitarlo. Es como si fueras carpintero y tenés que hacer una silla, y otra, y otra. Es tu trabajo. Y veces hacés una silla fea.

-¿Y cómo te sentís cuando te das cuenta de que hiciste una fea?

-Insatisfecho. Intentás quererla… Intentás ver belleza en su fealdad. Pensar: “Bueno, al menos ese sonido estuvo bien”.

-Contaste que con Vince ya arrancaron a trabajar en un nuevo disco de Erasure. ¿En qué anda eso?

-Sí, Vince me mandó unas quince ideas cortitas y yo le devolví algunas ideas melódicas. Luego nos vimos donde vive ahora. Él está pasando por un momento difícil (N. de la R.: su esposa Tracy Hurley falleció a principios de 2024), así que vamos con calma. Volveré a reunirme con él en agosto. Aún es muy temprano.