Roberto Asorey, detenido en la represión a la marcha de este miércoles, recuperó la libertad tras haber pasado la noche en una celda de la Superintendencia Federal, más conocida como Madariaga. Su arresto tuvo consecuencias penales, ya que le quedó una causa abierta por resistencia a la autoridad. A Asorey, que está por cumplir 70 años, se lo llevaron en medio de los palazos y los gases lacrimógenos, mientras trataba de ayudar a una mujer que se había caído al piso.
Fue en un operativo antiprotestas dispuesto por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, totalmente desmedido: en la esquina de Hipólito Yrigoyen y Entre Ríos, la Prefectura empujó a los jubilados con sus escudos para correrlos de la calle; una mujer cayó y varias personas, entre ellas Asorey, se acercaron para ayudarla. En ese momento lo detuvieron. El padre Paco Oliveira, que estaba a unos pasos, trató de impedirlo, pero fue golpeado y también detenido. Los metieron, a los dos , en un estacionamiento.
Para dar una idea de la violencia del operativo basta con señalar que hubo 58 heridos por la represión. Al padre Paco lo soltaron poco después, pero no a Asorey.
Del Congreso lo llevaron a tomarle las huellas digitales y finalmente al centro de detención de Madariaga. A los familiares y compañeros que se acercaron al lugar no les permitieron verlo, tampoco acercarle un abrigo; solamente pudieron dejarle algo de agua y alimentos. Que -¿a quien puede sorprender?- nunca le llegaron: algún guardia se los comió por el camino.
Quien sí logró hablar con él mientras estuvo detenido fue un integrante de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, que luego acompañó a la familia y a sus compañeros y siguió el proceso hasta que recuperó la libertad.
Quién es Roberto Asorey
Roberto se jubiló como preceptor, trabajaba en una escuela. Una aclaración necesaria es que no es excombatiente de Malvinas, como se publicó ampliamente. La confusión se debió a que en la marcha llevaba puesta una remera de las islas.
Este jueves al mediodía, mientras esperaban que comenzara la audiencia en la que finalmente la justicia dispuso su libertad, su hijo Hernán contó que “como la mayoría de los jubilados él está en una situación económica difícil, pero además tiene a cargo a mi abuelo, que cobra la mínima y está internado en un geriátrico”.
Lo esperaron también en la puerta sus compañeros de la agrupación Flores Solidario y del Peronismo por la Ciudad, que habían armado una red para movilizarse en el caso de que Roberto quedara detenido. Una preocupación lógica después de lo que pasó con los detenidos por protestar contra la Ley Bases.
Recuperó la libertad cerca de las tres de la tarde. “Pasé la noche bastante nervioso, porque me llevaron al subsuelo de la alcaldía, aunque por suerte en la celda había dos detenidos muy amables, que me ayudaron”, contó a Página/12.
-Dijeron que golpeaste a la Prefectura…
-Es una mentira total, todo fue armado. Lo único que hice fue tratar de ayudar a una señora que estaba tirada en el piso. Estaban por pasarle por encima, mientras la ayudaba levanté un brazo para frenar a los escudos. Fue una injusticia.
En la audiencia le indicaron que se deberá presentar cada 30 días para constatar que no se fue del país, porque el proceso sigue. Se había barajado la posibilidad de que le impusieran una restricción de acercarse al Congreso, pero primó la cordura. “El fiscal dijo que, en mi caso, no me lo podía pedir…”
Tras la represión, las agrupaciones de los jubilados, al igual que los partidos, sindicatos y organizaciones sociales que los están acompañando en sus demandas al gobierno de Milei ratificaron que el próximo miércoles volverán a marchar. También Asorey. "Tengo 70 años, mientras estemos en esta situación tenemos que seguir reclamando, no sólo por mí, sino por todos los demás. ¿Sabés cuál era mi preocupación? No era quedar detenido, mi preocupación era que no me dejaran seguir yendo a las marchas del Congreso ".