El origen de todo mito siempre es oscuridad, mezcla nebulosa, indefinida y en partes desiguales de ficción y realidad. El mito de Hercules & Love Affair no podía ser menos, especialmente porque la génesis de su alma mater, Andy Buttler, tiene la suficiente carga de oscuridad apenas interrumpida por destellos de la bola de espejos. "Entré a un club nocturno y al mundo de las fiestas under ilegales a los 15, y muy rápidamente las drogas fueron parte de mi historia. Cuando tenía 17 años tuve experiencias con casi todo. Estaba muy familiarizado con la metanfetamina de cristal. Pasaba las noches en saunas cuando no tenía edad suficiente para entrar, ni siquiera tenía edad tomar alcohol. Para cuando tuve 21 años me había metido en mil quilombos y fui mandado a rehabilitación. Hubo un par de momentos en la rehabilitación para pacientes ambulatorios que fueron importantes. Uno fue cuando una mujer me preguntó: “¿Podés imaginar tu vida sin drogas y alcohol?”. Lo primero que escuché en mi cabeza, antes de tener un momento para procesar la pregunta, fue: No. De ninguna manera. Imposible. No lo dije en voz alta, pero lo escuché en mi cabeza y eso me dio mucho miedo. Supe que algo estaba mal con mi relación con las sustancias, así que me puse sobrio", declaró hace un par de meses Buttler en una entrevista donde desnuda cada uno de sus excesos, en el mismo plan confesional de su último disco, Omnion, donde sus canciones sacan a bailar todos los fantasmas que lo acompañaron durante su carrera. Sobrio duró algunos años después de las 21, los suficientes como para componer algunas canciones que alguien lo empujó no solo a editar, sino a salir a tocar en vivo. Así empezó Hércules & Love Affair, para lo que Buttler hizo un casting de las voces más queer para desfigurar el glam gay del movimiento disco a fuerza de house y techno que comenzó por convocar a Anohni, de Anthony and The Johnsons, responsable de pronunciar en Blind la letra autobiográfica que hablaba de ser un pibe gay soñando con un cosmos que lo alejara de la violencia de su casa: “Cuando era niño, sabía que las estrellas solo pueden ser más brillantes, que nos acercaríamos, acercarse dejando esta oscuridad detrás”. Presentar estas canciones de su primer disco en vivo para Buttler precipitó volver al infierno de los 15 años en versión globalizada: Hércules & Love Affair fue un éxito que trepó hasta convertirse en número puesto alrededor de festivales y boliches del mundo y la noche se tragó de nuevo a su creador, que después de dos discos más y con la fiebre del house siempre en bandejas, sumó violencia e internaciones por sobredosis a repetición al cóctel de drogas y alcohol. 

En el medio de los recitales, con toda una escena queer arriba del escenario convocada para cantar, el happening bailable generó perlas antológicas al pulso techno, como cuando en 2012 el músico John Grant dijo por primera vez públicamente que vive con VIH al ser invitado en Inglaterra a un recital de Hercules & Love Affair. De un adolescente que se coló como DJ en bares leathers en Denver hasta ser la cara y seca del neodisco mundial, en zigzag de lo más bajo a lo más alto, un movimiento que se imprime en cada track de Omnion, donde tras cuatro años de sobriedad Buttler vuelve para mantener la utopía de que producir música dance para la agitación multitudinaria no debe perder la intimidad sentimental del testimonio individual. Eso se trama en Omnion, cuarto disco de Hercules & Love Affair, intimista a más no poder, con un corazón en forma de balada techno donde el propio Buttler canta para confesar en susurros al cielo su propia boludez, un cielo donde no se ven estrellas como en su primer hit, pero se hace catarsis tormentosa por los días coronados de idiotez. Y además, otras voces cómplices susurran húmedas melodías al oído, como adelanta el dibujo de la tapa del disco. La cantante trans argelina Rouge Mary y el belga gay electropop Gustaph, habituales en discos anteriores, evocan la potencia más hitera y bailable, mientras voces invitadas también suman estocadas de house experimental y ambient: la estadounidense Sharon Van Etten, el inglés punk Faris Badwan y las tres hermanas islandesas Si´sy´ Ey. Así volvió Buttler, sobrio y subiendo escaleras desde una laberíntica oscuridad hacia la superficie, como muestra su último videoclip de Omnion, una elevación que sin drogas ni alcohol igual es flor de trip. 

Hércules & Love Affair se presenta en el Festival BUE, hoy viernes 15 en Tecnópolis.