El arresto de Augusto Pinochet en Londres fue un hecho de relevancia política-jurídica internacional producido entre el 16 de octubre de 1998 y el 2 de marzo de 2000, que comenzó con la orden de detención al dictador chileno por parte del juez de la Audiencia Nacional de España, Baltasar Garzón, por implicación en los delitos de genocidio, terrorismo internacional, torturas y desaparición de personas ocurridos en Chile durante la dictadura militar que oscureció el país trasandino. Durante toda la detención de Pinochet en el extranjero, el primer ministro del Reino Unido, Tony Blair, optó por mantenerse al margen, dejando el caso a la Justicia. El gobierno chileno presionó para que Pinochet fuese extraditado a su país, aduciendo "razones humanitarias" y el hecho de que el senador vitalicio poseía inmunidad diplomática. El ministro del Interior del Reino Unido, Jack Straw, decidió que, por razones de salud, Pinochet no estaba en condiciones de ser juzgado y concretó su posterior liberación.
Tras el aclamado debut de Los colonos (2023), premiado en el Festival de Cannes y seleccionado como representante de Chile a los Premios Oscar, el director chileno Felipe Gálvez está preparando su segundo largometraje, Impunidad, un thriller político sobre el arresto de Pinochet en Londres, basado en el libro Calle Londres 38, del escritor y abogado londinense Philippe Sands, con guión del argentino Mariano Llinás y co-producido por REI Pictures. La película se inspira en ese libro, cuya enorme repercusión coincide con el anuncio de esta adaptación. El libro fue presentado por primera vez en Santiago el pasado 3 de abril, marcando el inicio de una gira por distintas ciudades del país y luego fuera de Chile.
"Impunidad surge desde que estaba terminando Los colonos, mi primera película. Los colonos era una historia como de una página que era borrada de la historia oficial", cuenta Felipe Gálvez en la entrevista con Página/12. "Y me pasaba que había algo que no estaba claro en el proceso del arresto a Pinochet en Londres, de cómo se había desarrollado. Y que era una especie de espejo: Los colonos es una película del comienzo del siglo XX e Impunidad es como del final del siglo XX. Me llamaba la atención tratar de ir a ese otro momento de la historia que, más que estar borrado, pareciera que le habían robado una página", comenta.
Abogado especializado en Derecho internacional, ensayista y reconocido escritor de no ficción, Sands explora en Calle Londres 38 la relación entre Augusto Pinochet y Walther Rauff, oficial de las SS alemanas que, tras abandonar Europa, encontró refugio en Punta Arenas, en el sur de Chile. A raíz del arresto del dictador chileno en Londres en 1998, Sands fue contratado como abogado por Human Rights Watch, y tuvo la oportunidad de participar en uno de los casos penales internacionales más importantes desde los juicios de Núremberg. Años después, mientras se documentaba para un libro, encontró una carta escrita por un antiguo líder nazi llamado Walther Rauff. El autor de la carta, creador de las cámaras de gas ambulantes, ofrecía consejo a su viejo camarada sobre cómo escapar de las autoridades. Perseguido por crímenes contra la humanidad y genocidio, el jerarca nazi había logrado trasladarse a Chile, donde había pasado a administrar una conservera que empaquetaba carne de cangrejo. A Philippe Sands jamás se le ocurrió que pudiera existir alguna conexión entre Rauff y Pinochet, pero las vidas de ambos habían estado profundamente entrelazadas.
Basándose en documentos, archivos, testimonios y conversaciones, Sands trató de arrojar luz a una historia oscura y buscó develar la escalofriante realidad oculta tras las vidas de dos hombres y sus destinos, que convergen en el numero 38 de la calle Londres de Santiago: una doble historia de asesinatos en masa y un inquietante vinculo entre las atrocidades del pasado y las de estos días. Vale recordar que Londres 38 fue un inmueble utilizado por la Dirección de Inteligencia Nacional de Chile (DINA) como lugar de detención y tortura de opositores a la dictadura de Pinochet. El recinto se encuentra en el centro de Santiago.
-¿Cómo tomó Sands la noticia de la idea de hacer una película?
-Bien. Yo ya había empezado a trabajar en este proyecto. Yo sabía que Philippe Sands estaba escribiendo un libro. El justo vio Los colonos y se enteró de que nosotros estábamos haciendo una película. Y, a través de gente que tenemos en común, nos pusimos en contacto. Tuvimos la suerte de conocernos hace un año, y había una sintonía en los temas que a él le gusta investigar. Entonces, nos permitió leer el libro. Al leerlo, se generó un desvío en lo que nosotros veníamos pensando como película. Apareció como una página borrada. De alguna manera, había más claridad de lo que había pasado. Entonces conversamos y le preguntamos si podíamos adaptar su libro. Y él estuvo de acuerdo.
-¿Qué sentiste al leer Calle Londres 38? ¿Cuáles fueron tus impresiones?
-Primero que nada, muy impactante toda la historia de Walther Rauff y las conexiones que va haciendo entre el caso de Pinochet y el caso de Walther Rauff. Y se ve cómo estas historias de impunidad están ligadas con ciertas personas que se van repitiendo en estos dos mundos. Por otro lado, el conocer algo que uno pensaba que podía existir, como una especie de negociación y poder entender quiénes fueron los que llevaron esa negociación, qué fue lo que se negoció. Y, por sobre todo, la sorpresa de encontrar el documento del cual habla Philippe Sands, que es la prueba en la que Pinochet firma la autorización de la Caravana de la muerte. Eso era extremadamente sorprendente: que exista ese documento. Existe ese documento y no sabemos dónde. Eso es muy interesante .
-Teniendo en cuenta que está basada en hechos reales, ¿siempre pensaste la película como una ficción?
-Sí, está inspirada en hechos reales, pero una manera de trabajarlo es desde la ficción. Para el que quiera otra experiencia está el libro. Esto es una relectura de lo sucedido. Para mí, la manera de revisitar estos momentos es la ficción. Es el modo de poder acercarme. Si no, creo que es difícil la distancia con los temas de los cuales vamos a hablar. Se necesita distancia. Y creo que esa distancia te la da la ficción
-¿Cómo vivió la sociedad chilena los acuerdos entre los gobiernos de Tony Blair y Eduardo Frei Ruiz Tagle para la extradición de Pinochet a Chile?
-Bueno, con eso te refieres a cómo lo vivió luego de enterarse del libro de Sands Es algo que se podíia suponer: "Seguramente hubo una negociación", pero antes que este libro fuera publicado nosotros no sabíamos que existió una negociación entre el gobierno de Chile y el gobierno de Tony Blair y quiénes la llevaron a cabo. Esa es información que trae el libro de Philippe Sands y es totalmente nueva. Y lo que es interesante es que también son nuevas maneras contemporáneas de hablar de la impunidad. Por eso, un poco el título de la película, pero estamos hablando de que todos sabemos que Pinochet fue un dictador. Hay pruebas suficientes que muestran que fue un dictador y los crímenes que cometió. Que aparezca, por ejemplo, un documento que puede comprobar nuevamente que Pinochet dio una orden es algo que yo lo encuentro de suma importancia. Una de las cosas que también ha hablado mucho Sands es que, más allá de señalar que haya existido una negociación política, lo más importante es que existe un documento que prueba que Pinochet dio la orden de la Caravana de la Muerte. Y que Pinochet tiene responsabilidad legal, penal. Es un criminal y hay una prueba con respecto a eso. Que esté muerto o no esté muerto no cierra la impunidad, no se acaba ahí porque ahora tenemos en este momento una candidata, Evelyn Matthei, que está ganando en las encuestas para ser presidenta de Chile, y que asevera que en Chile hubo una guerra civil , que los asesinatos y crímenes que se cometieron no eran evitables. Va generando una nueva manera de contar una historia. Es falso. Y eso es una nueva manera también de contribuir a la impunidad. Entonces, hablar de ese documento, cómo se llevó a cabo este proceso del arresto de Pinochet en Londres es importanteo porque al final de cuentas, si solamente hablamos de la negociación y sacamos del centro que hay un documento que prueba que Pinochet daba la orden de matar a las personas es como que uno juega el juego de la impunidad también.
-Pinochet permaneció arrestado durante 503 días hasta que en marzo del 2000 fue liberado en negociaciones secretas, como decías vos. ¿Cómo pensás que se dieron las presiones políticas para que eso sucediera?
-Bueno, lo que plantea el libro es que hubo una presión, una negociación muy grande. Pinochet era una figura de mucho poder en ese momento. En 1998, la democracia era muy frágil en Chile. Llevábamos ocho años en democracia. Había amenazas de perderla, de parte del Ejército. Pinochet acababa de ser nombrado senador vitalicio. Era una situación extremadamente complicadae. Y era una situación, además, única en la historia internacional: que un dictador fuera detenido en un territorio internacional. Generó el interés de todos los dictadores del mundo o de cualquier persona que hubiera tenido un problema. Y generó un revuelo internacional porque justamente presentó el interrogante respecto de qué pasa cuando un país puede juzgar a un criminal de otro país. Y yo creo que, de alguna manera, Pinochet se transformó en algo incómodo para el gobierno británico. También para el gobierno español, que nunca había podido ni se había propuesto juzgar a Franco y estaban tratando de juzgar a un dictador chileno. Entonces, se empezó a generar un problema político para los países que estaban involucrados en esto.
-¿Crees que hay una pérdida de la memoria histórica, a pesar de que el ascenso de la nueva izquierda fue el primer paso de un No de la sociedad chilena a lo que Pinochet encarnó?
-Hay impunidad. La manera de construirla hoy es justamente que nosotros ya sabemos los hechos sucedidos. Hay documentales, hay fotografías de los campos de concentración en Chile, hay fotografías de los muertos, hay testimonios de la gente torturada, existen informes nacionales, existe un documento, como decía, que viene en este libro donde está la firma de Pinochet dando la orden de la Caravana de la muerte. Hay impunidad en decir "Lo sabemos, pero eso no es importante, eso que sucedió no es prioritario". ¿Se entiende? La justicia no es prioridad. Ese es el gran cambio. Somos conscientes de los crímenes y no se busca la justicia.
-¿Un poco lo que apunta la película es proponerle al espectador una reflexión sobre la imposibilidad de hacer justicia?
-Tiene que ver con cómo se construyen los mecanismos de impunidad hoy en día. Por supuesto no hay uno solo. Los colonos tenía también expresaba esta idea de la colonización por distintas personas que la encarnaban. En la impunidad, hay una complicidad de una sociedad, de un país, de varios países, de un sistema político, de varios sistemas políticos. La impunidad que sucedió con Pinochet es más grande que una negociación entre dos personas. También "esas dos personas" es una manera muy fácil de decir: "Ellos son los responsables" y de que otros se puedan lavar las manos y decir "Oh, esto es una sorpresa". Siento que son más decisiones. Y es mostrar nuevamente todos esos momentos que van construyendo esa impunidad.
-Si bien Pinochet no terminó condenado en la cárcel, ¿sentís que estuvo condenado porque murió repudiado y despreciado por buena parte del mundo?
-Es complicado. Su funeral fue bastante masivo y fue un funeral importante en Chile. De hecho, se le hizo un funeral en la Escuela militar. Se le dio un funeral a un dictador. Entonces, a mí me queda un sentimiento amargo. Bastante tiempo hubo para que esta prueba saliera a la luz, justamente para que no tuviera un funeral como el que tuvo, que no fuera puesta la bandera de Chile, que no tuviera homenajes. Internacionalmente es una figura, el mismo presidente de Argentina lo ha citado varias veces en el último tiempo como un modelo a seguir. Es muy amargo y es muy terrible porque el distanciamiento que se generó con él tiene más que ver con las pruebas que se generaron de que fue un ladrón. También eso es algo bastante curioso: el rechazo mayoritario que se genera de su sector es cuando se descubre que robó. Los crímenes de derechos humanos no son un problema, sino sus robos de dinero, los manejos de sus cuentas en Suiza, el caso Riggs, todo eso es lo que lo fue dejando más solo y más repudiado. El dinero, no los derechos humanos. Eso también es bastante decepcionante.
-¿Y cómo observas el compromiso político de la juventud a partir de las multitudinarias marchas estudiantiles de hace unos años?
-Esas marchas tenían que ver con otros motivos, no estaban encadenadas directamente a esto, pero terminaron estando encadenadas en el uso de la fuerza que se dio y en ciertas impunidades que volvieron a suceder en el extremo uso de la violencia, la policía disparando a la altura de los ojos y dejando a mucha gente sin poder ver. Eso nuevamente no tiene un costo, se termina justificando bajo la lógica de la idea de que existen dos bandos. Hay una idea en Chile de que existen dos bandos, de que existe como una especie de enfrentamiento. Y no se asume el poder y la violencia de Estado.
Las repercusiones de un debut
Felipe Gálvez debutó a lo grande como director de cine, luego de una extensa filmografía como montajista, con Los colonos, que tuvo su estreno mundial en la sección oficial en competencia Un certain regard en la 76ª edición del Festival de Cannes, donde ganó el premio FIPRESCI a la mejor película de la sección. Los colonos también fue seleccionada como la candidata chilena a la Mejor Película Internacional en los Premios Oscar 2024. El film, situado en el Chile de 1901, refleja, a través de un western, la brutalidad de los extranjeros contra los pueblos originarios, en este caso los onas. Consultado acerca de cómo vivió todo lo sucedido en la escena internacional con su ópera prima, Gálvez sostiene que no imaginaba tanto. "Fue un proceso muy largo hacer esa película. Lo único que me imaginé fue poder terminarla, poder hacerla. Cuando uno trabaja muchos años duda que le vaya bien a la película. Y para mí que le fuera bien era quizá haber estrenado en Cannes. Y todo lo que vino después fue una sorpresa, fue algo que no esperaba. Y me puso muy contento que sucediera; sobre todo porque generó que la gente la viera en el cine ", comenta Gálvez. "Cada vez que se mostraba, uno podía sentir si esa herida estaba cerrada, si estaba abierta, cómo los temas son universales, qué eco hace esa conversación cuando se muestra en un país colonizador, qué eco abre la película cuando se muestra en un país que fue colonizado o en los países que son ambas cosas. Lo más lindo fue ver todas las discusiones que generó y que se haya visto más de lo que yo me hubiera imaginado", concluye Gálvez.