En su autobiografía “Palimpsesto. Una memoria” (1995), Gore Vidal relata que después de ver el estreno de “Príncipe y mendigo” (Keighley,1937) protagonizada por los adorables gemelos pelirrojos adolescentes, Bobby y Billy Mauch, experimentó una sensación de placer que posteriormente asimiló a sus primeros deseos eróticos. Manuel Puig construyó una obra monumental que partió en dos a la literatura argentina y que se nutrió de los recuerdos de un niño marica que iba al cine español de General Villegas para escapar a la soledad, a la discriminación pueblerina y que tuvo su primera masturbación evocando a Tyrone Power en “Sangre y arena” (Mamoulián, 1941). Lo propio hizo Terenci Moix en la literatura española: dio cuenta de su despertar sexual a través de las películas de gladiadores del género péplum o “cine de romanos”. A su vez, Vidal, Puig y Moix comparten dos pasiones comunes que, para el universo marica parecen dos caras de la misma manera: una fascinación de igual intensidad por los galanes del séptimo arte y por las divas de Hollywood.
Las experiencias no suelen ser solipsistas. Para generaciones de gays que vivieron sus existencias en tiempos represivos durante el siglo XX, el cine fue un espacio de refugio y de placer, un topoi de descubrimiento de los placeres sexuales con los actores atractivos y de identificación con bellas féminas plenas de glamour (las divas y las estrellas del firmamento del cine de la época de oro) que frecuentemente se mostraban, a un mismo tiempo, empoderadas y frágiles, desdichadas y triunfantes.
Siguiendo esta genealogía, “Diamanti”, la recientemente estrenada película de Ferzán Ozpetek, puede ser leída como una secuela de “Nuovo Olimpo” (2023), el anterior film de director. Sendas obras tienen en común el hecho de estructurarse en torno a reminiscencias autobiográficas de su creador y de erigirse como magistrales homenajes al séptimo arte. Si en “Nuovo Olimpo”, Ozpetek ponía el foco en el cine como lugar clandestino de encuentro gay y se centraba en una historia de amor frustrada entre dos jóvenes, en “Diamanti”, se propone homenajear a las mujeres de su cine y con ellas también a aquellas divas del celuloide italiano a las que supo adorar y se constituyeron en musas inspiradoras de su arte. Así cumple con las dos maneras en que el séptimo arte contribuyó a la construcción de la cultura, las identidades y el deseo LGTBIQ.
“Diamanti” comienza con el propio Ozpetek -por primera vez en escena- reuniendo a todas las actrices que formaron parte de su trayectoria cinematográfica -Luisa Ranieri, Jasmine Trinca, Sara Bosi, Loredana Cannata, Anna Ferzetti, Aurora Giovinazzo, entre otras- para un almuerzo y para la lectura de un guion que es el proyecto de la próxima película de Ozpetek. Mientras una de ellas se permite hacer una ironía sobre un tópico común de varios filmes del director -triángulos amorosos entre dos amantes varones y una esposa mujer que termina enredada afectivamente con al amante de su marido presente en “Hamam, el baño turco” (1997) o “El hada ignorante” (2001), entre otros-, Ozpetek explica que, inéditamente, se trata de un film de mujeres. Con este punto de partida, el “vaginódromo” de dieciocho actrices (tal como lo denomina un Ozpetek que parece haber escuchado a Moria Casán) se pone en acción.
El segundo plano de narración en que se sitúa “Diamanti” es la película que imagina Ozpetek. Ésta versa sobre una sastrería en la Roma de los años setenta liderada por dos hermanas: la implacable Alberta (Luisa Ranieri) que esconde tras sus aparentes dureza y despotismo un gran corazón y una antigua pena de amor y la vulnerable Gabriella (Jazmine Trinca) que carga sobre sus hombros y su corazón el peso del dolor más grande que puede atravesar una mujer. Junto a ellas, el ejército de costureras del taller intenta dar respuesta al difícil encargo de un vestuario que debe realizarse en tiempo récord para una producción cinematográfica ambientada en el siglo XVIII.
Mientras las costureras trabajan incansablemente y desfilan maniquíes, modelos (mujeres empoderadas y varones devenidos en objetos sexuales a contrapelo del cine clásico machirulo), trapos, strass, sedas, brocados, diamantes, volados, escotes, colas, corsets, alfileres y todo tipo de accesorios, se cuentan en pequeños trazos los dramas de estas adorables mujeres. Mujeres a las cuales el poder patriarcal -y otros varones más violentos y menos concupiscentes que los mencionados modelos- pretende -y no puede- dominar e invisibilizar. Mujeres que como aquellas que vestirán los glamorosos vestidos que ellas cosen, crean a su alrededor mundos de ilusión y fantasía que hacen a la vida más vivible y luminosa.
A su vez, estos vestidos evocan las épocas de gloria de diseño del cine italiano que supo vestir a sex symbols y beldades de la talla de Sophia Loren, Ornella Mutti, Gina Lollobrigida, Agostina Belli, entre tantas otras. No casualmente el film está dedicado a Mariangela Melato, Virna Lisi y Mónica Vitti (actrices con las que Ozpetek hubiera deseado trabajar) y se reserva el lujo de mostrar los trajes originales lucidos por Claudia Cardinale en “El Gattopardo” (Visconti, 1963) y Rommy Scheneider en “Ludwig” (Visconti, 1971). A su vez, al evocar esas últimas imágenes, a los cinéfilos irredimibles le viene a la memoria un Alain Delon y un Helmut Herger en las plenitudes de la hermosura física.
Estructurada coralmente -con múltiples intertextualidades que remite a clásicos tales como Boccaccio ’70, Historias extraordinarias y Ocho y ½- y dando una vuelta de tuerca aggiornadamente feminista a tópicos recurrentes del cine italiano, “Diamanti” destaca por la capacidad de conmover intensamente en cada uno de sus breves melodramas. Y a la vez, destaca el espíritu sororo de esas mujeres expresado en el lema “Somos como las hormigas. Parece que no valemos nada, pero todas juntas, todas juntas…”. Más de setenta años después, Ozpetek demuestra que los diamantes no son solamente los mejores amigos de las mujeres, tal como reza la canción popularizada por Marilyn Monroe en "Los caballeros las prefieren rubias" (1953), sino que, lisa y llanamante los diamantes son las mujeres. Y, como reza el título de alguna película de James Bond, los diamantes son eternos.
Diamanti (Italia/2024). Dirección: Ferzan Ozpetek. Con Luisa Ranieri, Jasmine Trinca, Stefano Accorsi, Luca Barbarossa, Sara Bosi, Loredana Cannata, Geppi Cucciari, Anna Ferzetti, Aurora Giovinazzo, Nicole Grimaudo, Milena Mancini, Vinicio Marchioni, Paola Minaccioni, Edoardo Purgatori, Carmine Recano, Elena Sofia Ricci, Lunetta Savino, Vanessa Scalera, Carla Signoris, Kasia Smutniak, Mara Venier, Giselda Volodi y Milena Vukotic. En cines de todo el país.