Un cartel luminoso gigante recibe ahora a quienes van a tomar el tren a Costitución: Consultá los cronogramas en trenesargentinos.gob.ar y en la App de Trenes Argentinos. Que haya nuevos cronogramas significa que los horarios cambiaron porque hay menos formaciones. Una nueva reducción se efectivizó el 31 de mayo y aunque desde Trenes Argentinos aseguran que "es un impacto mínimo, del 2 por ciento", los trabajadores y sobre todo los pasajeros, describen un cotidiano mucho más grave: demoras de hasta 40 minutos, servicios de fines de semana, nocturnos o de madrugada que directamente ya no corren, ascensos y descensos caóticos por la cantidad de gente que cargan los vagones, y en general un empeoramiento de las condiciones de viaje. El "achique" de los trenes en general, y del Roca en particular, es un proceso que avanza en el último año y medio, mientras que el valor del boleto aumentó en un 500 por ciento. Los técnicos advierten además por la seguridad de los pasajeros: "como el presupuesto es el mismo de 2023 y los insumos son importados, están desarmando coches para sacar repuestos, no siguen las revisiones ni los recambios de los manuales, usan un diésel diferente para abaratar. Esto puede terminar en una tragedia", denuncian. "Viajamos cada vez peor y pagamos cada vez más", resume Mónica, mientras mira resignada el cartel que dice "Programado" y calcula que deberá esperar el tren a Banfield unos 20 minutos.
La línea que toma Mónica, Constitución-Glew-Korn, fue la más afectada en el nuevo recorte: de lunes a viernes se restaron 26 formaciones diarias. Se suman a las que ya se habían sacado el año pasado. Mónica es enfermera en el Hospital Ramos Mejía, cobra casi 800 mil pesos y hace guardias de 48 horas, en su salario pesan los dos colectivos y el tren que toma para cada viaje. El tema de las demoras en las frecuencias ya ha afectado la organización misma de su trabajo: "Mi compañera que llega al reemplazo viene de Ezpeleta, ella también empezó a llegar demorada este mes. Yo no me voy hasta que ella no llegue. Entonces entre una cosa y otra, son casi dos horas que me toma ahora volver a mi casa", lamenta.
Cuestión de números
Según informa Trenes Argentinos, son casi 6 millones 800 mil pasajeros los que traslada mensualmente el Tren Roca de lunes a viernes; 3 millones los fines de semana y feriados. Para la empresa la afectación de este recorte llega solo al 2 por ciento de los trenes eléctricos, alcanzando un 20 por ciento los fines de semana. Detalla que la disminución fue de 636 a 623 trenes eléctricos diarios en días hábiles, y de 158 a 131 en los ramales diésel. Los domingos y feriados bajaron de 386 a 305 los trenes eléctricos y de 113 a 94 los servicios diésel. Los sábados ahora circulan 419 trenes eléctricos y 108 diésel. Justifican la nueva reducción en una serie de obras que se están realizando, también en la "optimización operativa y administrativa de la línea".
Las cuentas de impacto que hacen los trabajadores, mostrando los diagramas del antes y el después, son otras. "Desde que asumió el gobierno de Milei hay una rebaja constante de los servicios, que ya venía de los gobierno anteriores", describe Hugo Testa, trabajador del Roca y referente gremial. "En 2018 teníamos 1.000 servicios diarios en promedio, cuando asumió Milei sacó 180 servicios de una. Con los sucesivos recortes y este de ahora, quedaron menos de 500".
Al comparar el antes y el después de los cronogramas con los sucesivos recortes, se verifica cómo fueron desapareciendo frecuencias sobre todo antes de las 6 y después de las 19 horas de lunes a viernes. Y sobre todo, los fines de semana, por eso muchos de esos trenes ahora circulan llenos como si fuera hora pico. En esas horas de gran demanda en días laborales también se fueron ampliando los tiempos entre tren y tren, provocando aglomeraciones.
En los servicios eléctricos a La Plata y Ezeiza se eliminaron 14 formaciones en horas pico en el último año y medio. En el ramal a Alejandro Korn, los servicios diésel directamente se sacaron, afectando seriamente a los usuarios de esa zona. El 5 de abril también dejó de circular el ramal Cañuelas-Lobos del Tren Roca, así como el Merlo-Lobos del Sarmiento; allí hay proyectadas obras que demorarán unos 300 días en el marco de la Emergencia Ferroviaria. Los vecinos de la zona reclaman que al menos se pongan colectivos que cubran el trayecto, como ocurría antes en casos de cierres largos por reparaciones.
Otros, directamente, no creen que el servicio vuelva: "El tren que iba a Bahía Blanca también lo levantaron por obras, y no volvió nunca más. La estación Yrigoyen está cerrada desde diciembre de 2023 por obras, pero no las vimos nunca ni empezar, el tren simplemente no para más ahí", denuncian.
Seguridad
"A eso hay que sumarle las cancelaciones a diario, porque como han dejado de comprar repuestos, de traer hasta filtros de aire para los trenes chinos, el deterioro de las formaciones es constante", suma Testa. "Hay menos formaciones también porque se desmantelan para usarlas de repuesto, y falta mantenimiento para los coches y las vías. Todo esto afecta y mucho la seguridad del pasajero", advierte, y envía cronogramas de distintas etapas, fotos y videos de los talleres. "Hoy nosotros tenemos que denunciar que estamos al borde de una catástrofe, es lamentable pero parece que no aprenden de lo que pasó en el Sarmiento, con 52 muertes".
"Dos meses atrás hubo un accidente en el Vía Quilmes, se desengancharon dos módulos que van enganchados con un acople que se rompió. Para solucionar el problema, ¿se compraron enganches nuevos? No, sacaron los de la trompa, que tienen menos desgaste, y los pusieron en el medio. Pero el manual del fabricante dice que a los diez años, hay que cambiarlos, pase lo que pase. Se está trabajando muy al borde y es muy peligroso", lamenta.
Pelear por viajar
Horacio es uno de los que toman el mismo tren desde hace años, y puede confirmar: el tren tarda cada vez más en llegar. Desde el 31 de agosto, todavía un poco más. Hace ya tiempo que tuvo que dejar un trabajo por los servicios nocturnos que sacaron. Vive en Luis Guillón, tenía que llegar a las 5 de la mañana a Constitución; antes existía un tren que lo traía bien, ahora ya no. "Recién a las 5, 5 y 10, llega el primero a Guillón. La verdad, el Ezeiza se está poniendo cada vez más feo", califica.
Lo dice porque ya lo dejó afuera de un trabajo, lo tiene esperando cada vez más en el andén, pero también por cómo viaja: describe peleas y "situaciones que se dan por la bronca que tiene la gente" cuando viaja. "Antes por ahí te ibas hasta la cabecera para viajar sentado, medio largo pero bueno, era un plan. Ahora ni eso, llegás y ya hay un amontonamiento por toda la gente que se juntó y se pone nerviosa para entrar. A mí me pega mal ver que se pelean por viajar, es re triste. Lo mismo al bajar, pasa cualquier cosa y ya se arma un griterío en la montonera. Y creo que es porque la gente está mal, y viaja mal, y se pone peor", analiza.
También uno de los diez trabajadores de la empresa tercerizada MCM Security SRL en turnos rotativos que la gestión de Milei puso a controlar los molinetes, destaca como primer cambio, además del "gentío" que se forma ahora en cada llegada de tren, "las peleas" y "el enojo" de la gente. "Y, se la agarran con nosotros. Quieren saltar el molinete y sí, los tenés que parar, vos también tenés a otro que te está mirando si hacés tu trabajo. Al que pide bien, se lo deja pasar. Y enseguida te putean. No saben que uno también viaja mal. Yo vengo en el tren de Merlo y también viajo mal en el Sarmiento". El guardia de seguridad privada tiene un contrato de 600 mil pesos mensuales, por un trabajo de 8 horas diarias. Tarda una hora y media para llegar a su casa, y otro tanto para venir a Constitución.
Como fondo de toda esta disminución en la calidad del servicio, no se ignora el dato de que los trenes forman parte de la lista de servicios a privatizar en la Ley Bases. "Esta película ya la vimos, el proceso de achique y vaciamiento. Van armando todo para que la gente pida a gritos una privatización", lamentan los trabajadores.