En medio del clima de cambios que por estas horas se vive en el Ministerio de Cultura porteño, a raíz del reciente cambio de ministro, un colectivo cultural se manifestará en las puertas de la sede en la que funciona la cartera para visibilizar un reclamo que ésta desoye desde hace casi diez años. Se trata del Movimiento Afrocultural, una asociación civil que se dedica a la difusión de la cultura de matriz afro, y cuya sede en San Telmo el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires acaba de clausurar. Por culpa del cierre, el espacio dejó de funcionar. La convocatoria será hoy a las 12 en Defensa 535; de ahí marcharán hacia el edificio de Avenida de Mayo, donde entregarán una carta a Enrique Avogadro, flamante titular de la cartera, que tendrá así su bautismo como ministro de cultura de la Ciudad. 

   El Movimiento Afrocultural nació como organización en 1988 y se transformó formalmente en asociación civil en 2007. La conforman en su mayoría afrodescendientes, unidos en lucha permanente para “revalorizar una cultura que ha sido tantos años negada y reprimida”. Hasta hace unos años, el espacio funcionaba en Barracas, en el edificio de una vieja fábrica que un grupo de familias tomó ante un problema habitacional. En 2005, sin embargo, apareció un privado y con él un juicio de desalojo, que efectivamente el movimiento perdió, y que se terminó efectuando unos años después, en 2009. Frente a esta situación, los trabajadores y trabajadoras afro efectuaron un amparo al gobierno de la Ciudad para que éste tuviera que entregarles un espacio nuevo para preservar su identidad cultural. Si bien apeló la medida judicial, el gobierno otorgó al Movimiento Afrocultural un espacio ubicado en Defensa 535, donde este mediodía concentrarán, al tiempo que el ministerio de cultura creó bajó su órbita el Programa Afrocultural, que en teoría debería fomentar el desarrollo y despliegue de esa cultura en minoría y que, también en teoría, sería cogestionado entre el estado y los trabajadores del lugar. Nada de esto sucedió. El programa no sólo nunca tuvo presupuesto sino que sobre el centro cultural pesan desde entonces todas las restricciones propias de un edificio del gobierno de la Ciudad, como que no se puede cobrar entrada ni realizar actividades que se puedan comercializar. 

El 16 de noviembre, por faltas que efectivamente existen, la Agencia Gubernamental de Control clausuró el espacio, prohibiendo allí todo tipo de actividad. “Es una situación paradójica, porque tenemos algunas faltas, pero es el propio gobierno el que nos empuja a esa situación de informalidad”, dice a Página|12 Yael Martínez, integrante del Movimiento Afrocultural. “Jamás se hicieron cargo de la limpieza, del mantenimiento, jamás reconocieron a los trabajadores. Tenemos que trabajar a la gorra, pensar formas para sostener el espacio, porque gracias a ellos llegamos a este momento de vulnerabilidad”, sostiene.