Dicen que en el fútbol nada está dicho de entrada. Eso lo vuelve un deporte impredecible, donde todo puede pasar. Este martes River debutó con una victoria contra Urawa Red Diamonds y sumó tres puntos que, con el empate entre Inter y Rayados, lo dejan como puntero en su zona. Pero, ¿cómo sigue el camino de River en el Mundial de Clubes?

River suelto en Hollywood

Uno de los temas más mencionados en la previa fue la dificultad que tuvieron los hinchas para movilizarse hasta Seattle, lo que mostró un estadio medio vacío frente al club japonés.

Sin embargo, se estima que Los Ángeles será una ciudad más amena en distancia y ubicación para recibir a los simpatizantes que viajarán a ver un partido que ya lo puede clasificar a octavos de final.

El sábado a las 22 será el choque contra Monterrey en el Rose Bowl Stadium de Pasadena, con capacidad para más de 90.000 espectadores. Todavía hay entradas a la venta y algunos precios fueron rebajados por la escasa demanda.

El Rose Bowl es un monumento histórico nacional y recibió la final de la Copa del Mundo en 1994. También fue sede olímpica y ha visto definiciones de Super Bowl. El marco será muy diferente al ambiente del debut.

El Inter del “Toro”

El último rival de River en fase de grupos será el Inter de Milán, el miércoles 25 de junio a las 22 hs y este duelo podría tocarle ya con la clasificación asegurada. En esta fecha deberá regresar a Seattle y volver a jugar en el Lumen Field.

El duelo contra el último finalista de Champions será uno de los más atractivos del torneo. También quedan tickets disponibles, con precios desde 70 dólares.

El equipo más corto

La primera fecha, por otro lado, dejó a River sin Sebastián Driussi. El delantero fue titular y, luego de convertir uno de los goles, se retiró del campo de juego por un esguince en el tobillo. Por la lesión, se perderá el resto del torneo y su reemplazante podría ser Adam Bareiro.

En cuanto a sus próximos rivales, Inter y Monterrey debutaron con un empate 1 a 1, con goles de Sergio Ramos y Lautaro Martínez.

Con este panorama, y de manera paciente, River depende de sí mismo para hacer valer su presencia y su título de candidato.