Una trama de espías rusos en Argentina. Eso fue, en resumen, lo que intentó esgrimir el vocero presidencial Manuel Adorni desde Casa Rosada. El Gobierno argentino denunció la existencia de un supuesto grupo de ciudadanos rusos operando en Buenos Aires para favorecer los intereses geopolíticos de Moscú. La respuesta de la embajada rusa no se hizo esperar: emitieron un mensaje breve, categórico y desmintieron las acusaciones oficiales, además de exigir explicaciones formales por parte de la Cancillería.