La misión técnica del FMI va a desembarcar, a fines de junio, para la primera revisión del programa acordado por la administración “libertaria”. Como es de práctica, los burócratas del Fondo van a monitorear el cumplimiento de las metas comprometidas por la Argentina.

Por ejemplo, el acuerdo plantea alcanzar un superávit fiscal de 1,3 por ciento del PBI este año. En ese punto, el gobierno asegura que cumplirá con holgura esa meta. El viceministro de Economía, José Luis Daza, pronosticó que “vamos a cerrar con 1,6 por ciento”.

El cumplimiento del objetivo de acumulación de reservas internacionales (+4.400 millones de dólares) luce más complicado. El gobierno desaprovechó el período de liquidación de la cosecha gruesa al autoimponerse que no compraría dólares salvo que el tipo de cambio cotizara en el piso de la banda (menos de 1.000 pesos por dólar). Algo que, como se sabe, no ocurrió.

¿Cuál fue/es la lógica gubernamental detrás de ese comportamiento?. La respuesta es sencilla: la compra de dólares en el mercado único de cambios presionaría al alza el tipo de cambio y, por ende, a los precios. En otras palabras, la estrategia oficial es apuntalar una desaceleración inflacionaria a cualquier costo. Esa lógica cortoplacista fue reconocida por uno de los asesores económicos de Javier Milei. En su cuenta de X, el economista Miguel Boggiano sostuvo: "Inflación del 1,5 por ciento en mayo. Para todos los que lloran que el BCRA no acumula reservas! La prioridad es bajar la inflación. Nada de emitir!".

Para lograr ese objetivo, la cotización del dólar debe ser mantenida a raya. La única manera para que funcione este esquema es con un flujo suficiente de divisas provisto por razones “buenas” (exportaciones, inversiones productivas) o “malas” (endeudamiento, capitales especulativos).

Puerta de entrada

Por el momento,“la única puerta de entrada de dólares es el endeudamiento a tasas que, a priori, parecen poco sostenibles. Se están endeudando con un Riego País de 700 puntos”, precisa un informe de la Consultora Vectorial.

En ese contexto, el gobierno eliminó una regla macroprudencial que moderaba el impacto negativo de los capitales especulativos o golondrina. El 15 de abril pasado, el BCRA había dispuesto que los capitales extranjeros tenían que permanecer un mínimo de 180 días en la plaza local. Ahora, la remoción de ese “parking” facilita el ingreso de esas “inversiones” y….su salida. La experiencia macrista es reveladora de las consecuencias negativas que genera una drástica reversión del flujo de capitales.

En síntesis, la eliminación del “parking” podría convertirse en un potencial foco de inestabilidad cambiaria. Ese peligro incluso es advertido por personas que defienden las políticas de Javier Milei.

Por caso, el empresario Eduardo Constantini sostuvo, en una entrevista con Bloomberg Línea, que “uno va acumulando una demanda de dólares potenciales porque el inversor extranjero que compra un bono directamente en pesos vendiendo sus dólares, necesita una puerta de salida. Esa salida es una demanda de dólares futura...(esto) puede producir un exceso de demanda de dólares para pagar esos bonos, porque el inversor extranjero va a querer obtener los dólares nuevamente, más los intereses”.

En la misma línea, el “profe De Pablo” (como denomina con cariño Milei a Juan Carlos de Pablo) también criticó la supresión del parking porque “le mete un ruido innecesario al mercado cambiario”.

La deuda avanza

El atajo elegido para sumar reservas internacionales fue aumentar el endeudamiento por diferentes vías. En primer lugar, el gobierno emitió un bono en pesos (a suscribir en dólares) destinado a inversores internacionales. Esa emisión de los BONTE 2030 por 1.000 millones de dólares fue publicitada como una vuelta a los mercados internacionales, aunque dista de ser así si por “el retorno a los mercados” se entiende un endeudamiento a bajas tasas.

En segundo lugar, el BCRA concretó otra operación de financiamiento por dos mil millones de dólares (al 8,25 por ciento anual) a través de un REPO con siete bancos internacionales. El ingreso de esos fondos permitió que las reservas brutas superaran los 40.000 millones de dólares, por primera vez desde febrero de 2023.

Una cuestión técnica importante, a los fines de la revisión del FMI, es cómo se calculan las reservas netas. A grandes rasgos, las reservas netas son el resultado de restarle a las reservas brutas las obligaciones denominadas en moneda extranjera a corto plazo (menos de 12 meses). Los fondos del REPO aumentan las reservas netas porque implica un endeudamiento a dos años.

Por último, las autoridades anunciaron que el Tesoro incluirá en su cronograma de licitaciones de 2025 la modalidad de suscripción directa en dólares pagaderos en pesos (símil BONTE 2030) incluso para residentes, limitando las emisiones a 1.000 millones de dólares mensuales. La deuda avanza.